Capitulo 54: Noche de Copas

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La atmósfera dentro de la sala del consejo de guerra estaba cargada de tensión. Las antorchas parpadeaban, proyectando sombras que danzaban en las paredes de piedra, mientras los comandantes de Daenerys y los hermanos Graegoris aguardaban expectantes. Aelyria estaba de pie en el centro de la sala, su figura alta e imponente reflejaba la mezcla de poder y confianza que irradiaba naturalmente. A su lado, Tavina, la recién llegada de Essos, observaba a los presentes con ojos calculadores. La promesa de una reunión importante los había convocado a todos, y la curiosidad pesaba en el aire.

Daenerys, sentada en su trono improvisado en Rocadragón, fruncía el ceño mientras sus ojos iban de Tavina a Aelyria, notando la cercanía de ambas. La Reina Dragón había visto a muchos ofrecer lealtad a su causa, pero algo en esta mujer le resultaba distinto. Aunque sus intenciones no estaban claras, la influencia que Tavina tenía sobre Aelyria era innegable.

Finalmente, Tavina rompió el silencio, su voz firme resonando en la sala.

—"Les agradezco que se hayan reunido tan pronto," comenzó, inclinando la cabeza hacia Daenerys y luego hacia los demás. "Vengo en representación de Essos, y más específicamente, vengo en nombre de Aelyria."

Los ojos de todos los presentes se posaron en Aelyria, pero la regente de los Graegoris no se inmutó. Su semblante se mantuvo estoico, mientras sus hermanos intercambiaban miradas entre ellos, como si también compartieran la inquietud de los demás.

—"Debo decirles algo que puede cambiar el curso de esta guerra," continuó Tavina. "El Norte no está solo. Jon Snow, quien ha traicionado a la Reina Daenerys y ha utilizado su posición para levantar enemigos contra ella, ha comenzado a recibir apoyo del Oeste de Essos. He interceptado información que indica que enormes sumas de oro han sido movidas para financiar mercenarios y contratar a otros poderes de la región. Jon no se detendrá ante nada para derrocar a la Madre de Dragones, como él la llama con desdén. De hecho, entre los círculos que lo apoyan, no se refieren a ella como tal, sino como 'la Reina Loca'."

Un murmullo recorrió la sala, y Daenerys entrecerró los ojos. Era consciente de los rumores que la rodeaban, pero saber que Jon estaba manipulando esos cuentos para ganarse aliados en Essos la llenaba de rabia.

Tavina, sin perder la calma, levantó una mano para silenciar las conversaciones.

—"Esos rumores no son ampliamente aceptados en Essos, y aunque muchos no creen en ellos, los Graegoris tienen enemigos que se alinearán con Snow solo por su rencor hacia esta casa. Por eso estoy aquí. No puedo revelar todos los detalles de cómo lo detendré, pero deben saber que estoy de parte de Aelyria, y por ende, de ustedes."

Dicho esto, Tavina sacó un pequeño cuchillo de su cinturón y, sin dudar, se cortó ligeramente la palma de la mano. La sangre comenzó a brotar, y mientras todos observaban con asombro, Tavina extendió la mano hacia Aelyria.

—"Te ofrezco una promesa de sangre, Aelyria. Mi lealtad, mi vida y mi espada están a tu disposición. Si caes, yo caeré. Y si triunfas, lo haré a tu lado."

Aelyria, sin vacilar, tomó la mano ensangrentada de Tavina y apretó, sellando el pacto en silencio. Los presentes observaron la escena con una mezcla de asombro y respeto. Thalion y Kaelen intercambiaron miradas de aprobación, sabiendo lo que este gesto representaba.

—"Gracias, Tavina," dijo Aelyria con una voz firme. "Acepto tu promesa y tu lealtad."

Daenerys observaba la escena con una mezcla de emociones. Aunque apreciaba el nuevo aliado que parecía haberse ganado su causa, algo en la cercanía de Tavina con Aelyria la inquietaba profundamente. No podía evitar sentir una punzada de celos, un sentimiento que no lograba apartar de su mente.

—"¿Y qué propones que hagamos, Tavina?" preguntó Daenerys, rompiendo el silencio que siguió al pacto de sangre.

—"Jon Snow es astuto, pero no invencible," respondió Tavina, limpiando su mano. "Su estrategia se basa en ganar tiempo, en reclutar más aliados de Essos antes de hacer su movimiento contra ti, Daenerys. Debemos anticipar sus movimientos y destruir su red de apoyo. Mi información sugiere que, en cuestión de semanas, los mercenarios cruzarán el Mar Angosto. Debemos interceptarlos antes de que refuercen las líneas de Jon."

El consejo de guerra comenzó a discutir las posibles estrategias para contrarrestar este nuevo frente, pero Aelyria apenas prestaba atención. Aunque era consciente de la gravedad de la situación, algo más ocupaba su mente. Sabía que la noche apenas comenzaba.

Cuando la reunión concluyó, Aelyria y Tavina abandonaron la sala en silencio, sus pasos resonando por los pasillos de piedra. Daenerys observó cómo ambas se marchaban juntas, compartiendo miradas y susurros que ella no lograba descifrar. Su corazón se apretó, y antes de que pudiera detenerse, sintió la furia de la incertidumbre y el deseo de controlar todo lo que ocurría a su alrededor.

Aelyria y Tavina llegaron a los aposentos de la regente de los Graegoris, donde la privacidad y el silencio las acogieron. A medida que la puerta se cerraba detrás de ellas, la tensión de la guerra quedó fuera. Aelyria, sin decir una palabra, sacó dos copas y una botella de vino oscuro que había traído de Asshai.

—"Brindemos," dijo Aelyria con una leve sonrisa mientras servía el vino.

—"¿Por qué?" preguntó Tavina, tomando la copa que le ofrecía.

—"Por la lealtad, por el fuego y la sombra... y por la victoria."

Ambas bebieron en silencio, la tensión entre ellas volviéndose palpable. Pero no todo lo que sucedía entre ellas esa noche tenía que ver con la guerra. El vino fluía, sus manos se entrelazaban, y en esa habitación, lejos del mundo y de los ojos curiosos de los demás, ambas mujeres encontraron un momento de paz y placer que solo ellas podían compartir.

El aire se llenó de susurros, de caricias y de sonrisas que ninguna palabra podía explicar. Y aunque la guerra aún rugía fuera de esas paredes, en ese instante, solo existían ellas. La conexión entre Aelyria y Tavina era profunda, antigua, y aunque Daenerys no podía comprenderla del todo, sabía que algo importante se estaba gestando. Algo que cambiaría el curso de la guerra y, quizás, de sus propias vidas.

Pero esa noche, mientras Aelyria y Tavina se entregaban a sus propios placeres, el futuro aún estaba por decidirse.

Hijos del Fuego y de la SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora