Jon Snow se encontraba en sus aposentos dentro de las profundidades de Invernalia, absorto en los viejos escritos valyrios que había estado estudiando durante semanas. Desde que había descubierto las antiguas técnicas de magia y venenos escondidos en aquellos textos, no había dejado de pensar en cómo podrían darle una ventaja decisiva en la guerra que libraba contra Daenerys y la Casa Graegoris. Sin embargo, las noticias que estaban a punto de llegarle lo harían abandonar cualquier noción de victoria fácil.El viento helado de Invernalia susurraba afuera cuando un cuervo llegó a sus manos, llevando consigo las novedades que cambiarían el rumbo de la guerra. Jon rompió el sello y leyó el mensaje con calma al principio, pero a medida que avanzaba, sus ojos se ensombrecieron y su mandíbula se tensó. El mensaje contenía varios informes alarmantes.
Primero, estaba la noticia de que Aelyria Graegoris, la regente de aquella misteriosa y poderosa casa, había sido liberada. Las fuerzas de Daenerys y los Graegoris habían logrado una victoria significativa, rescatando a la regente en una batalla feroz. Pero lo que seguía en la carta hizo que Jon respirara hondo. Arya, su propia hermana, había sido herida en la batalla. Los informes decían que le habían cortado una mano.
Jon apretó los puños con fuerza, luchando contra la mezcla de emociones que se arremolinaban en su interior. Arya, la chica que había sido su confidente, su compañera de infancia, su asesina sigilosa, había sido derrotada. ¿Cómo era posible? ¿Qué había salido mal?
Uno de sus capitanes, un hombre robusto con una cicatriz que le cruzaba el rostro, se acercó a la puerta de los aposentos de Jon, observando cómo su líder absorbía la información. — "¿Mi lord? ¿Son noticias de Arya?"
Jon levantó la mirada, sus ojos oscuros y tensos. — "Sí. Fue herida... Le cortaron la mano."
El capitán no respondió de inmediato. La noticia era, en efecto, una sorpresa para todos. Arya había sido una sombra en la guerra, moviéndose entre los enemigos, eliminando objetivos clave con una habilidad letal que la había vuelto legendaria. Sin embargo, había sido derrotada.
Jon dejó la carta en la mesa de madera y se levantó. — "Además, parece que Arya logró envenenar a Aelyria Graegoris antes de ser capturada."
El capitán alzó una ceja. — "¿Envenenarla? ¿Con qué?"
— "Con un veneno antiguo, uno que encontré en estos malditos textos valyrios." Jon empujó los escritos frente a él con disgusto. "Pensé que podríamos usarlo para debilitar a nuestros enemigos, pero parece que Arya fue más rápida que cualquiera de nosotros."
Había una extraña mezcla de orgullo y culpa en la voz de Jon. Había sido él quien había desenterrado el conocimiento de esos venenos oscuros, con la esperanza de inclinar la balanza de poder a su favor. Sin embargo, Arya había actuado por cuenta propia, y el resultado no solo había sido una herida crítica para Aelyria, sino también la mutilación de su propia hermana.
El capitán frunció el ceño, sin saber qué decir. — "¿Qué planea hacer, mi lord?"
Jon cerró los ojos por un momento, sus pensamientos girando. Sabía que Daenerys y los Graegoris no se quedarían de brazos cruzados. Si Aelyria estaba envenenada, harían todo lo posible por encontrar una cura. Asshai, los oráculos, la magia... Lo que fuera necesario. Pero el veneno de Valyria no era algo que se curara fácilmente. Podía ser lento, insidioso, y en última instancia, mortal.
— "El veneno no actuará de inmediato," dijo Jon, su voz más baja, más meditabunda. "Si Arya realmente lo usó correctamente, Aelyria podría estar sufriendo ya, pero el peor daño está por venir. Ese veneno... no tiene cura fácil. Los textos mencionan la posibilidad de contrarrestarlo, pero las probabilidades están en su contra."
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Hijos del Fuego y de la Sombra
FanficTras la caída de Valyria, los Targaryen se erigen como los últimos señores de dragones. Sin embargo, en las sombras de la historia, una casa valyria desconocida resurge, reclamando su lugar y su legado. Con dragones olvidados y secretos ancestrales...