Capitulo 65: La Captura

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La noticia cayó como una daga en el corazón de Rocadragón. El aire en la sala del consejo se volvió pesado, y los murmullos nerviosos se convirtieron en un silencio cargado de preocupación. Aelyria, la regente de la Casa Graegoris, había sido capturada. La última esperanza de la alianza entre Daenerys y la Casa Graegoris pendía de un hilo. Pero más perturbador aún era el descubrimiento de que Tavina, la mano derecha de Aelyria y su más cercana aliada, había sido asesinada en silencio y suplantada por Arya Stark, la sombra letal que había tejido su red de traiciones desde las sombras.

Daenerys estaba sentada en el trono de Rocadragón, sus ojos fijos en el suelo, su mente claramente ocupada. El impacto de la traición de Arya había llegado como un golpe inesperado. Sus dedos tamborileaban ligeramente en el reposabrazos de dragones de obsidiana, un reflejo de la tormenta que se gestaba en su interior.

Kaelen, el único hermano que quedaba de Aelyria en Rocadragón, estaba de pie a su lado. Su rostro era una mezcla de furia, dolor y determinación. Sabía que su hermana no caería fácilmente, pero la amenaza de Arya Stark era insidiosa. Y ahora Aelyria estaba en manos de los traidores.

— "Aelyria no debería haber ido sola," murmuró Kaelen, rompiendo el silencio. "Esta fue una trampa. Lo sabíamos... lo sentíamos, pero no pudimos actuar a tiempo. Arya Stark ha aprendido demasiado de las sombras."

— "Subestimamos su capacidad para entrar y salir sin ser detectada," intervino Tyrion, mirando al mapa en la mesa del consejo. "Pero no podemos dejarnos llevar por la desesperación. Esto es lo que Jon quiere. Quiere que actuemos con rabia y sin estrategia."

Varys, siempre observando desde las sombras, asintió ligeramente, como si confirmara lo que ya había estado pensando.

— "Jon Snow no solo se apoya en su conocimiento militar, sino también en las viejas magias de los escritos valyrios que hemos descubierto. Si lo que decimos es cierto, está utilizando todo su poder para mantener a Aelyria cautiva en algún lugar al norte. Lo último que podemos hacer es dejarnos llevar por la emoción."

Daenerys levantó la mirada, sus ojos ardían de una mezcla de fuego y hielo. Se puso de pie, su autoridad llenando la sala mientras comenzaba a hablar.

— "Aelyria nos ha servido con lealtad y ha mostrado su valentía en numerosas ocasiones. No podemos dejar que este acto de traición pase desapercibido. Debemos actuar, pero no sin planear cada detalle. Arya Stark ha cometido un gran error al suplantar a Tavina, y Jon Snow ha subestimado la fuerza de esta alianza. Rescataremos a Aelyria y desmantelaremos la red de traiciones que se está tejiendo a nuestro alrededor."

Kaelen, visiblemente afectado por la pérdida de su hermana y el asesinato de Tavina, se adelantó.

— "Dejaré parte de nuestras fuerzas en Rocadragón, pero el resto irá conmigo. No solo rescataremos a Aelyria, sino que llevaremos esta guerra hasta las mismas puertas de Invernalia si es necesario. No más retiradas. No más titubeos."

La determinación en su voz era inquebrantable, pero el consejo sabía que debían proceder con cautela. Tyrion, con su aguda mente táctica, intervino.

— "Si vamos tras Aelyria de forma directa, Jon Snow estará esperando. Pero si hacemos que nuestros movimientos sean menos obvios, podemos distraer su atención mientras preparamos una fuerza más poderosa para golpear donde menos lo espere. Necesitamos un movimiento de distracción."

Varys habló en su tono habitual, calculador y lleno de misterio.

— "El rumor de los 500 barcos provenientes de Asshai y las Islas del Verano Eterno ya está en boca de muchos. Jon seguramente estará al tanto de esto. Debemos jugar con sus expectativas. Hagamos que parezca que nos estamos preparando para un ataque masivo desde el mar, mientras llevamos un pequeño grupo de élite al norte, directamente a Invernalia."

Daenerys asintió, comprendiendo el valor de la estrategia propuesta. Pero no podía evitar la sensación de que algo más profundo estaba en juego. Miró a Kaelen, sabiendo lo mucho que su familia ya había perdido.

— "Kaelen, confío en ti para liderar esta misión. Pero también sé que Aelyria querría que actuáramos con sabiduría, no con venganza. Jon Snow no es un enemigo común. Está jugando un juego peligroso con fuerzas que aún no comprendemos completamente. Necesitaremos más que soldados para vencerlo. Necesitaremos astucia, magia, y sobre todo, paciencia."

Kaelen, con su rostro marcado por el dolor de la pérdida de Tavina y la captura de su hermana, asintió lentamente.

— "Lo haré, por Aelyria. Pero si Arya Stark ha hecho algo a mi hermana... Jon Snow no tendrá lugar donde esconderse."

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Mientras tanto, en algún lugar al norte de las Tierras de los Ríos, Aelyria viajaba encadenada. Su cabeza, aún aturdida por el ataque sorpresa, trataba de recuperar el control de la situación. Sabía que Arya había sido quien la traicionó, suplantando a Tavina con una precisión escalofriante. Su mente luchaba por mantenerse enfocada, pero la oscuridad de su cautiverio pesaba sobre ella.

Los soldados que la custodiaban no eran cualquier tipo de mercenarios. Jon Snow había contratado a algunos de los asesinos más letales del oeste de Essos. Aelyria podía sentir la amenaza constante en cada uno de ellos, pero también conocía sus propias capacidades. Estaba esperando el momento oportuno para actuar, para escapar, para regresar a Rocadragón.

A medida que avanzaban, las temperaturas bajaban, y los paisajes se volvían más fríos y áridos. Sabía que se acercaban a Invernalia, y aunque sus fuerzas eran limitadas, el fuego dentro de ella no había sido apagado. Si Jon Snow creía que podría mantenerla cautiva indefinidamente, estaba gravemente equivocado.

Uno de los guardias, que parecía más dispuesto a hablar que los otros, se acercó a ella una noche mientras acampaban.

— "¿Cómo es que una mujer como tú se deja atrapar tan fácilmente?" preguntó con una sonrisa burlona.

Aelyria, con el orgullo inquebrantable de la Casa Graegoris, simplemente lo miró con desdén.

— "La oscuridad siempre es más densa antes del amanecer," susurró, sus palabras cargadas de una amenaza implícita.

El guardia retrocedió, visiblemente incómodo con la calma imperturbable de Aelyria. Sabía que, aunque estuviera encadenada, su poder no se había apagado. Lo único que quedaba por ver era cuánto tiempo más podría mantenerse en cautiverio antes de que sus aliados llegaran a rescatarla.

Y en Rocadragón, el plan ya estaba en marcha.

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Hijos del Fuego y de la SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora