En las frías y oscuras criptas de Invernalia, Jon Snow se encontraba solo, meditando en el siguiente movimiento de su plan. La traición era un peso que no cargaba con ligereza, pero sabía que, para salvar los Siete Reinos, debía destruir cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino. Los Graegoris eran ese obstáculo. Su poder, su influencia y su lealtad hacia Daenerys los convertían en una amenaza, y Aelyria, la regente de esa casa, era el pilar más fuerte de todos.
Jon caminaba por el largo salón de piedra, el eco de sus pasos resonando contra las paredes desnudas. En su mente, cada detalle de su plan se iba consolidando. El primer paso había sido desviar a Aelyria de Westeros, enviarla a Asshai, donde una batalla se avecinaba. Con la información que había recibido de sus espías en Essos, sabía que las sombras en ese lugar estaban inquietas. Algo oscuro se gestaba en las profundidades de la ciudad y sus alrededores, y Aelyria, con su deber de proteger a su gente, no tardaría en regresar.
"Si se marcha", pensaba Jon, "la mitad de las fuerzas Graegoris quedarán debilitadas, desorganizadas. Thalion y Kaelen no podrán liderarlas con la misma eficiencia. Y Daemon, aún recuperándose, no será un problema".
Mientras meditaba, la puerta de las criptas se abrió con un crujido, y Varys, el maestro de los susurros, entró con su caminar silencioso. Llevaba un pergamino en las manos, lo cual indicaba que había recibido información crucial.
—Jon, tengo nuevas noticias —dijo Varys en voz baja, acercándose—. Arya ha enviado informes desde Highgarden. Todo está preparado.
Jon asintió, sin mostrar emoción alguna en su rostro. Arya, su hermana, era su mejor asesina y espía. Su posición en Highgarden, infiltrada como parte de la corte de los Tyrell, había sido esencial para obtener información clave sobre los movimientos de los ejércitos y posibles alianzas en Westeros. A través de sus mensajes codificados, había enviado noticias de que los nobles de algunas casas menores en el Dominio estaban considerando una alianza con Daenerys y los Graegoris. Era crucial que Jon actuara antes de que esos lazos se fortalecieran.
—¿Qué más dice Arya? —preguntó Jon, su voz fría.
—Dice que los Tyrell están siendo presionados para apoyar a Daenerys, pero hay disidencia en sus filas. Lord Hightower podría estar dispuesto a traicionar a los Graegoris si se le ofrece el poder adecuado —respondió Varys, desenrollando el pergamino y mostrando los mensajes codificados.
Jon sabía que el apoyo de casas como los Tyrell y los Hightower podría inclinar la balanza. Si lograba debilitar a los Graegoris en Asshai y corromper a los aliados potenciales de Daenerys en Westeros, la Reina Dragón estaría atrapada entre la espada y la pared.
—Aelyria partirá pronto hacia Asshai. Ahí es donde debemos golpear —dijo Jon, mirando a Varys—. Envía a nuestros agentes en Essos. Dile a nuestros contactos en Asshai que se preparen para la llegada de la regente. Cuando llegue, que la embosquen. No debe salir de esa ciudad con vida.
Varys, con una ligera inclinación de cabeza, entendió el plan. Los espías y mercenarios leales a Jon ya estaban activos en Essos, y el caos en Asshai era el escenario perfecto para una emboscada. Sabían que Aelyria, aunque poderosa, no era invulnerable. Si lograban atraparla desprevenida, la asesinarían antes de que pudiera regresar a Westeros.
—¿Y qué haremos con Daenerys mientras tanto? —preguntó Varys—. No podemos permitir que sospeche de nuestras intenciones.
—Daenerys será contenida —respondió Jon, su tono gélido—. Sin Aelyria y sin el respaldo de los Graegoris, perderá gran parte de su fuerza. Podemos convencer a más casas de unirse a nosotros, especialmente cuando sepan que el verdadero poder de Daenerys ha sido debilitado.
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Hijos del Fuego y de la Sombra
FanfictionTras la caída de Valyria, los Targaryen se erigen como los últimos señores de dragones. Sin embargo, en las sombras de la historia, una casa valyria desconocida resurge, reclamando su lugar y su legado. Con dragones olvidados y secretos ancestrales...