Capitulo 58: Confronta y Venceras

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El aire en Rocadragón estaba denso con una tensión que no se disipaba desde la propuesta de Lord Renford. Daenerys había permanecido en silencio durante la reunión, observando el intercambio entre Tavina y Aelyria. Las palabras en alto valyrio de Tavina, cargadas de una promesa y de algo más profundo, no habían pasado desapercibidas para la Madre de Dragones. Desde entonces, una incomodidad creciente la invadía, un malestar que no podía ignorar.

Mientras la noche avanzaba, Daenerys se encontró a sí misma caminando por los oscuros pasillos de la fortaleza, rumbo a los aposentos de Aelyria. Había demasiadas preguntas sin respuesta, y la necesidad de confrontar a la regente Graegoris la impulsaba. No podía sacarse de la mente lo que había presenciado, y, por encima de todo, la naturaleza de sus propios sentimientos, que empezaban a entrelazarse con una confusión inquietante.

Cuando llegó a la puerta de Aelyria, la empujó suavemente, sin esperar respuesta. Encontró a la regente sentada frente al fuego, su silueta iluminada por las llamas titilantes. Aelyria, notando su presencia, no se sobresaltó. Simplemente levantó la mirada, sus ojos oscuros y profundos reflejando una calma que no era común en los tiempos de guerra.

—"¿Daenerys?"— preguntó, su tono suave pero curioso.

Daenerys cerró la puerta detrás de ella, cruzando los brazos sobre el pecho mientras la miraba con intensidad.

—"Necesitamos hablar," dijo, sin rodeos.

Aelyria asintió, como si hubiese estado esperando este momento.

—"Lo sé. Has estado callada desde lo que ocurrió en el consejo. Me imaginaba que algo te rondaba la mente."

Daenerys avanzó unos pasos, plantándose frente a ella, el fuego entre ambas proyectando sombras alargadas sobre el suelo de piedra.

—"No puedo ignorar lo que Tavina dijo hoy," empezó Daenerys, su tono firme, aunque debajo de la superficie había algo más, algo que ni ella misma podía definir del todo. "Es claro que ella tiene sentimientos profundos por ti. Lo ha dejado claro ante todos."

Aelyria no rompió la mirada, escuchando en silencio mientras Daenerys continuaba.

—"Y tú... no la negaste. De hecho, tus palabras sugirieron lo contrario. ¿Acaso ella es con quien piensas casarte? ¿Es a Tavina a quien planeas entregar tu corazón?"

Por un momento, Aelyria no respondió. Simplemente estudió a Daenerys, como si estuviera considerando cada palabra con cautela. Luego, con un suspiro, desvió la mirada hacia el fuego, sus dedos jugando distraídamente con la copa de vino que descansaba sobre la mesa a su lado.

—"Tavina es leal," dijo finalmente, su voz baja pero clara. "Es feroz en su lealtad hacia mí y hacia la casa Graegoris. Hemos compartido muchas cosas, eso no lo niego."

Los ojos de Daenerys se estrecharon al escuchar aquello, una chispa de algo que se parecía mucho a celos encendiéndose en su pecho.

—"¿Eso es todo lo que ella es para ti? ¿Lealtad?"

Aelyria sonrió con una melancolía apenas perceptible, como si estuviera recordando algo lejano.

—"Tavina y yo... hemos compartido cama en más de una ocasión," confesó, con una sinceridad que no parecía tener intención de herir. "Ella es mi amiga, mi hermana de armas. La amo, sí, pero no de la manera en que tú piensas. No la amo como ella me ama a mí."

Las palabras cayeron como un peso en el aire. Daenerys sintió un nudo en su estómago, una mezcla de alivio y confusión. No podía entender por qué esto le afectaba tanto, por qué el simple pensamiento de Aelyria y Tavina juntas provocaba ese torbellino en su interior.

—"Entonces, ¿por qué no la rechazas?" preguntó, su voz más baja ahora, casi un susurro.

Aelyria se giró completamente hacia ella, sus ojos encontrando los de Daenerys, fijándolos con una intensidad que casi la hizo retroceder.

—"Porque no es tan sencillo," respondió. "Tavina es más que una amante ocasional o una amiga cercana. Es parte de mi vida, de mi historia. Le debo mucho, pero eso no significa que mis sentimientos hacia ella sean los mismos que los suyos hacia mí."

Daenerys frunció el ceño, la inquietud aún presente.

—"Entonces, ¿con quién planeas casarte? Si no es con Tavina... ¿quién ocupa tu corazón?"

El silencio que siguió fue largo y denso, como si cada segundo que pasaba estuviera cargado de significado. Aelyria la observó durante un momento que pareció eterno, sus ojos buscando algo en los de Daenerys, una respuesta que aún no había articulado.

Finalmente, Aelyria se levantó, cerrando la distancia entre ellas en un solo paso. Se quedó frente a Daenerys, su proximidad haciéndola más consciente de la electricidad en el aire entre ambas. Y entonces, con una suavidad que sorprendió a la reina, Aelyria habló.

—"Mi corazón pertenece a alguien más," dijo en voz baja, apenas un murmullo, pero lo suficientemente fuerte para que Daenerys lo escuchara. "Alguien que probablemente no lo sabe aún."

El corazón de Daenerys se aceleró sin que pudiera evitarlo, una sensación de anticipación tomando el control de sus pensamientos. Pero antes de que pudiera preguntar más, Aelyria dio un paso atrás, apartando la mirada y devolviéndola al fuego.

—"Tavina es parte de mi vida, Daenerys," continuó, como si no hubiera dejado caer una bomba emocional hace solo unos segundos. "La amo como a una hermana, y siempre lo haré. Pero mi futuro, mi destino, está ligado a alguien más. No puedo ofrecerle a Tavina lo que ella quiere de mí."

Daenerys respiró profundamente, tratando de controlar el tumulto de emociones que se agitaba en su interior. Algo en las palabras de Aelyria, en la forma en que la había mirado, sugería más de lo que estaba dispuesta a decir. Había algo no dicho, una verdad escondida entre líneas, pero Daenerys no estaba lista para enfrentarla. No aún.

—"Y esa persona," dijo Daenerys lentamente, "¿es alguien de tu pasado?"

Aelyria volvió a mirarla, pero esta vez su expresión era insondable.

—"No," respondió. "Es alguien de mi presente. Y hasta que llegue el momento adecuado, no diré más."

El silencio cayó entre ellas una vez más, pero esta vez fue diferente. No era un silencio incómodo, sino uno cargado de significado. Daenerys, aunque no completamente satisfecha con las respuestas que había recibido, sintió que algo había cambiado entre ellas. Algo que, con el tiempo, se revelaría por completo.

Aelyria, consciente de que la conversación estaba llegando a su fin, inclinó ligeramente la cabeza hacia Daenerys.

—"No tengo planes de casarme con Tavina, ni con nadie más, por ahora," dijo con firmeza. "Pero hay cosas que aún deben resolverse. Y te prometo que cuando sea el momento, sabrás lo que hay en mi corazón."

Daenerys asintió lentamente, sus pensamientos aún enredados. No sabía qué esperar del futuro, pero una cosa estaba clara: Aelyria era mucho más de lo que aparentaba, y lo que sentía hacia ella era mucho más profundo de lo que estaba dispuesta a admitir.

Sin decir más, Daenerys se dio la vuelta y salió de los aposentos, dejando a Aelyria sola frente al fuego, perdida en sus propios pensamientos.

Hijos del Fuego y de la SombraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora