La sala de Rocadragón estaba en un tenso silencio mientras Daenerys, Aelyria y su consejo aguardaban la llegada del gran lord de Poniente. Las noticias de la guerra se esparcían rápidamente, y aunque las alianzas se inclinaban hacia Jon Snow, había quienes todavía buscaban otra salida, una oportunidad de unirse a la reina dragón y la Casa Graegoris.
Cuando las puertas de la sala se abrieron, entró Lord Renford Rowan, un hombre de mediana edad, con el porte altivo de un noble de larga tradición. Su casa, los Rowan, eran vasallos de los Tyrell, pero mantenían una influencia considerable en el Dominio. Caminó con paso firme, su mirada evaluando cada rincón del salón, antes de hacer una reverencia ante Daenerys y Aelyria.
—"Mi reina, mi señora," dijo con voz respetuosa, inclinando la cabeza. "Vengo en nombre de mi casa y de otras en el Dominio que no desean unirse a la causa de Jon Snow. Sabemos que este conflicto está lejos de resolverse y queremos asegurar que cuando llegue el momento, estemos del lado correcto de la historia."
Daenerys lo observó con frialdad, consciente de que las palabras de lealtad a menudo eran seguidas de peticiones. Sin embargo, permaneció en silencio, permitiendo que Lord Renford continuara.
—"Mi propuesta es simple," dijo, mirando tanto a Daenerys como a Aelyria. "Sabemos que las alianzas se fortalecen a través del matrimonio. Aunque la Reina Daenerys no tiene descendencia, existe una posibilidad para asegurar la unión entre nuestras casas y la suya, Lady Graegoris. A uno de sus hermanos, quizás el único que queda ahora, Kaelen, le proponemos que se case con una de mis hijas."
El salón se quedó en silencio. La propuesta no era inesperada, pero la frialdad con la que Lord Renford la había planteado fue evidente. Aelyria, aún recuperándose de las heridas de su lucha en Essos, se mantuvo en silencio por un momento, pero su mirada endurecida dejó claro que no aceptaba fácilmente aquella oferta.
—"Mi hermano Kaelen no es una pieza de negociación," dijo con tono firme, su voz resonando en el salón. "No lo obligaré a casarse por motivos políticos, ni por alianzas que aún no han demostrado su valor."
Lord Renford, sorprendido por la reacción inmediata de Aelyria, trató de recobrar su compostura.
—"Entiendo, mi señora, pero estas son las formas en que nuestras casas han asegurado alianzas por generaciones. No es un sacrificio, sino una oportunidad para fortalecer ambos lados."
—"No lo llamaré sacrificio, Lord Rowan," interrumpió Aelyria, su tono cortante, "pero no lo haré a costa de la libertad de mi familia."
La tensión en el aire era palpable. Daenerys observaba con atención, sabiendo que la situación podía explotar en cualquier momento. Pero lo que vino después fue completamente inesperado.
Aelyria se giró hacia su hermano Kaelen, quien había permanecido en silencio durante toda la conversación, y le habló en alto valyrio, una lengua tan antigua como el linaje de ambas familias. Sus palabras resonaron con una mezcla de autoridad y dolor.
—"Se si nuha jorrāelagon tolī hae kostā. Gīda mazverdagon īlva gevie iā ñuha āeksio," dijo, sus ojos ardiendo con una determinación feroz. "Ñuha gevie riña, se māzis ēza ao va míeragon. Si debo sacrificarme por la casa Graegoris y su futuro, entonces lo haré yo misma."
La sala quedó en silencio, los susurros de los asistentes se desvanecieron cuando todos intentaban entender lo que Aelyria acababa de proponer. Estaba dispuesta a sacrificarse por su casa, a ofrecerse en matrimonio si eso significaba asegurar el futuro de su linaje.
Lord Renford, aunque no entendía el alto valyrio, captó el sentido general de la conversación. Sin embargo, antes de que pudiera intervenir, Daenerys habló por primera vez desde que comenzó la reunión.
—"No," dijo con firmeza. "No aceptaré que sacrifiques tu vida o tu libertad de esa manera, Aelyria. Esto no es lo que buscamos."
El salón volvió a quedarse en silencio. Aelyria, aunque respetaba a Daenerys, sabía que no había muchas opciones. La guerra estaba en una etapa crítica, y alianzas como esta podrían ser lo que las mantuviera en pie. Sin embargo, antes de que pudiera responder, otra voz resonó en la sala.
Tavina, que había permanecido en silencio hasta ese momento, dio un paso al frente. Su mirada se encontró con la de Aelyria, y en alto valyrio, como si fuera una advertencia y una declaración de amor, dijo:
—"Iāksio se ģior. Daor kostā ao sagon lenton iā gevie rȳ issa gevie jaelagon," sus palabras eran firmes, pero estaban llenas de emoción. "Se gevie iā gevie gīda kesīr jorrāelagon tolī hae kostā."
El significado detrás de sus palabras fue claro para Aelyria. Tavina estaba afirmando, en frente de todos, que si Aelyria iba a casarse, lo haría con ella, no con algún desconocido por razones políticas. Tavina, siempre leal, siempre a su lado, estaba dispuesta a arriesgarlo todo, incluso su lugar en el consejo, por defender ese vínculo.
Lord Renford, completamente desconcertado, observó el intercambio con creciente preocupación. No había esperado una respuesta tan vehemente y personal. Pero antes de que pudiera hablar, Aelyria respondió a Tavina, sus ojos suavizándose por primera vez desde que comenzó la conversación.
—"Nyke jaelagon ao tolī hae gevie naejot istan," susurró, pero en ese susurro había una promesa.
Daenerys, por su parte, permaneció en silencio, observando la escena con una mezcla de sorpresa y comprensión. Aunque Tavina no formaba parte de su consejo principal, era evidente que tenía un vínculo profundo con Aelyria. Daenerys no podía evitar sentir algo que rozaba los celos, pero también sabía que esta era una situación delicada. Forzar a Aelyria o a cualquiera de los Graegoris a un matrimonio político podría fracturar la alianza que con tanto esfuerzo había construido.
Lord Renford, sintiendo que su propuesta estaba siendo rechazada, intentó una vez más hablar.
—"Mi señora, no quise ofender. Sólo deseaba asegurar el futuro de ambas casas..."
Aelyria lo interrumpió suavemente, pero con autoridad.
—"Aprecio su lealtad y su oferta, Lord Renford," dijo. "Pero la Casa Graegoris no puede ser obligada a uniones que no estén alineadas con nuestros propios deseos y principios. Si desea una alianza, deberá ser en términos que no sacrifiquen la libertad de mis hermanos o de mí misma."
Lord Renford asintió, claramente desconcertado pero sin opciones. Sabía que no podía presionar más.
Daenerys, viendo que la situación estaba al borde del colapso, intervino suavemente.
—"Lord Renford, agradecemos su oferta y su lealtad. Aún hay muchas formas en las que podemos fortalecer nuestra alianza sin necesidad de matrimonios forzados. Confío en que encontraremos un camino que beneficie a ambas casas."
Con esas palabras, la reunión terminó, y Lord Renford salió, aún pensando en las implicaciones de lo que acababa de suceder.
Cuando la sala quedó vacía, Aelyria se acercó a Tavina, sus miradas conectando en silencio. Las palabras de Tavina seguían resonando en su mente, y aunque sabía que no era el momento para discutir aquello, agradecía profundamente su lealtad.
La guerra seguía acercándose, pero en ese momento, lo único que importaba era que Aelyria tenía aliados a su lado que nunca la dejarían caer.
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Hijos del Fuego y de la Sombra
FanfictionTras la caída de Valyria, los Targaryen se erigen como los últimos señores de dragones. Sin embargo, en las sombras de la historia, una casa valyria desconocida resurge, reclamando su lugar y su legado. Con dragones olvidados y secretos ancestrales...