La celebración en The Arbor estaba en pleno apogeo. La Casa Redwyne se había adornado para la ocasión, llenando sus salones con flores exóticas y cintas de seda que ondeaban en el aire como un recuerdo de un antiguo esplendor. Los cánticos de los bardos resonaban en cada rincón, mientras los nobles y dignatarios de las casas vecinas se reunían para atestiguar la unión entre Thalion Graegoris y Desmera Redwyne.La ceremonia se llevaría a cabo en el jardín del castillo, un lugar donde las plantas y flores florecían con un resplandor casi mágico, creando un ambiente de ensueño. Desmera, vestida con un elegante manto de terciopelo rojo y adornada con joyas que brillaban como estrellas, se sentía como una verdadera princesa. A su lado, Thalion, con una armadura brillante y su insignia de la Casa Graegoris en el pecho, irradiaba un aire de nobleza y determinación.
Los invitados se acomodaron en los bancos dispuestos alrededor del altar, mientras la regente Aelyria ocupaba su lugar en la primera fila, observando cada detalle con atención. Había trabajado arduamente para que esta unión fuera no solo un pacto de amor, sino también una declaración de fuerza para ambas casas. Las palabras del rito de boda resonarían en la memoria de todos como un símbolo de esperanza en tiempos de creciente incertidumbre.
El rito valyrio era antiguo y sagrado. Un sacerdote, vestido con túnicas de colores vibrantes, se adelantó, llevando consigo un incensario que llenó el aire con un aroma dulce y embriagador. Con un gesto majestuoso, comenzó a recitar las antiguas palabras que sellarían la unión entre Thalion y Desmera.
—"Por el fuego y la sangre, ante los dioses de Valyria, yo te elijo a ti, Thalion Graegoris, como mi compañero en la vida y en la muerte. Que nuestras almas se entrelacen como las llamas de un dragón."
Thalion tomó la mano de Desmera, sintiendo la calidez de su piel. Con voz firme, respondió:
—"Por el fuego y la sangre, ante los dioses de Valyria, yo te elijo a ti, Desmera Redwyne, como mi compañera en la vida y en la muerte. Que nuestras fuerzas se unan para enfrentar los desafíos que nos aguardan."
El sacerdote, con una mirada profunda, levantó un recipiente lleno de agua bendita y lo derramó sobre las manos entrelazadas de la pareja, simbolizando la purificación de su unión. Los invitados, con miradas llenas de emoción, aplaudieron mientras el aire se llenaba de murmullos de aprobación.
Una vez sellados los votos, el sacerdote pronunció las palabras finales:
—"Que esta unión traiga honor, fuerza y prosperidad a las casas Graegoris y Redwyne. Que sus descendientes sean tan poderosos como los dragones que volaron sobre Valyria."
Las palmas de los nobles resonaron en el aire, y una risa alegre estalló en el jardín, mientras la felicidad se desbordaba entre los asistentes. Pero, en la penumbra, un aire de tensión se había apoderado de la celebración.
Horas, el hermano de Desmera, había permanecido en las sombras, observando cómo la alegría de la boda se desarrollaba. Desde el principio, había resentido la unión, sintiendo que su hermana se había dejado seducir por el carisma de Thalion y la influencia de Aelyria. Los celos y la ira se habían apoderado de él, y su mente había empezado a urdir un plan oscuro.
En los días previos a la boda, Horas había hecho arreglos para que un grupo de mercenarios atacara la ceremonia, con la intención de matar a Thalion y arruinar la unión. Creía que de esta manera podría recuperar el honor de su familia y demostrar que los Graegoris eran, en el fondo, solo bastardos Targaryen que no merecían ocupar una posición de poder.
Sin embargo, Aelyria había estado atenta a sus movimientos. La regente de la Casa Graegoris había intuido la creciente desesperación de Horas y había tomado medidas para proteger a Thalion y Desmera. En el instante en que el sacerdote pronunció las últimas palabras del rito, Aelyria decidió actuar.
Con una determinación feroz, se levantó y se dirigió hacia Horas, quien había intentado acercarse al altar con una mirada de rabia en sus ojos.
—¿Qué estás haciendo? —le preguntó Aelyria, su voz firme como el acero.
Horas se giró, sorprendido por la intervención.
—Voy a proteger el honor de mi hermana —respondió, su voz llena de desdén—. Estos bastardos no deben ser parte de nuestra casa.
Aelyria no dudó. Con un rápido movimiento, sacó su daga de su cinto y la levantó, amenazando a Horas con un aire de autoridad.
—No permitiré que tu locura arruine este día. No solo traicionarías a tu hermana, sino que también deshonrarías a nuestra casa. Si intentas hacer daño a Thalion, te aseguro que no dudaré en acabar contigo.
Horas, furioso, dio un paso atrás, pero no antes de que un grupo de guardias se acercara para ayudar a Aelyria. El murmullo de los invitados creció, y muchos comenzaron a darse cuenta de la tensión en el aire.
La situación se volvió tensa mientras los asistentes observaban con incredulidad. Horas, sintiendo que estaba perdiendo el control, decidió atacar. Con un grito de rabia, se lanzó hacia Thalion, quien estaba distraído por los acontecimientos.
Pero Aelyria no estaba dispuesta a dejar que eso sucediera. En un movimiento rápido, desarmó a Horas y lo apresó contra una de las columnas del jardín. Los guardias lo rodearon, listos para llevarlo ante la justicia.
—Tu locura ha terminado —dijo Aelyria, sus ojos ardiendo con determinación—. No te permitiré que dañas a aquellos que han sido elegidos para unir nuestras casas.
La mirada de Horas se oscureció. El odio y la rabia brotaban de él.
—No me dejaré deshonrar así. ¡Mataré a Thalion! ¡No permitiré que un bastardo Targaryen se case con mi hermana!
A medida que los guardias lo llevaban, Aelyria lo miró con desdén.
—No habrá más violencia hoy. Te llevarán ante la justicia de nuestra casa. Y si la justicia no es suficiente, será el fuego el que te consuma.
A pesar del intento de asesinato y la traición que se había desvelado, la ceremonia continuó. La música volvió a sonar, y los nobles, aunque aturdidos, intentaron recuperar la alegría del día. La boda de Thalion y Desmera se convirtió en un símbolo de unidad, más fuerte que cualquier intento de sabotaje.
Los recién casados se dirigieron a su banquete, donde los manjares y el vino fluyeron en abundancia. La celebración era un reflejo de la esperanza que todos tenían en que la unión de las casas traería un nuevo amanecer.
Desmera, aunque aún afectada por los eventos recientes, sonreía al lado de Thalion. Era un momento de felicidad y esperanza, un futuro lleno de promesas y un legado que querían construir juntos. Sin embargo, en lo profundo de sus corazones, ambos sabían que la sombra de la traición no se disiparía fácilmente.
Días después de la boda, la noticia de una supuesta emboscada de Daenerys llegó a oídos de Thalion y Desmera. Los rumores hablaban de un ataque planificado por la Reina Dragón, un intento de eliminar a sus enemigos en el Norte.
Aelyria, al enterarse de la noticia, convocó una reunión urgente con los nobles y líderes de The Arbor.
—Hemos recibido informes de que Daenerys ha planeado un ataque —anunció, su voz firme y decidida—. No podemos permitir que esto se lleve a cabo. Debemos unirnos y preparar nuestras defensas.
Thalion, mirando a los rostros preocupados de los asistentes, sintió el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Había prometido proteger a Desmera y a su casa, y ahora debía actuar.
—Debemos enviar emisarios al Norte —dijo, su voz resonando con determinación—. No podemos permitir que la locura de la Reina Dragón desate la guerra. Necesitamos aliados, y debemos advertir a los que están en peligro.
Desmera, a su lado, asintió, sintiendo que la historia de su familia estaba a punto de volverse aún más peligrosa.
A medida que se preparaban para enfrentar la amenaza, sabían que el destino de las casas Graegoris y Redwyne pendía de un hilo. La guerra que se avecinaba podría definir no solo su futuro, sino también el futuro de Westeros entero. Sin embargo, en medio del caos y la incertidumbre, la unión forjada en la boda seguía siendo su mayor fortaleza.
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Hijos del Fuego y de la Sombra
FanficTras la caída de Valyria, los Targaryen se erigen como los últimos señores de dragones. Sin embargo, en las sombras de la historia, una casa valyria desconocida resurge, reclamando su lugar y su legado. Con dragones olvidados y secretos ancestrales...