solo en sueños

XX

Tatiana

- a veces.... Ya no sé qué hacer, todos siguen con sus vidas - se limpió la nariz - y yo... Tengo que seguir por mi hijo, pero....

- lillian está bien que te sientas así - me miró mientras se limpiaba unas lágrimas - a veces sentimos que estamos traicionando a las personas que queremos y ya no estan por seguir adelante, porque creemos que ellos deberían estar aquí, a mí me pasa mucho.

- pero tus familiares fueron por enfermedades, ¿No? - pregunto y verifique - de algún modo sabías que pasaría, pero Carlos....teníamos planes.

- aunque lo sepas no lo asimilas, solo piensas que es una broma de mal gusto, además que son personas que no lo merecen, no tanto como yo - baje la mirada.

- ¿porque lo dices? - levantó mi cabeza - eres una excelente persona has logrado que salga seguido de mi departamento, cesar está volviendo a sonreír, eso no es una acción de una mala persona.

- lillian hay cosas que no puedo cambiar, y se de todo su sufrimiento, lo último que podría hacer es causar más, pero a veces no me siento suficiente, para mis amigos, para mí familia, sin embargo me rodeo de una actitud prepotente, egoísta muchas veces y arrogante, también orgullosa, y si te soy sincera me gusta cesar....mucho, pero yo no soy mujer para el - ella negó con la cabeza

- no digas eso, jamás en mi vida, desde que conozco a los parras lo había visto así con una mujer, te hace caso, ya no pelea por todo, son muchas cosas - me sonrió - yo creo que se merecen los dos.

- bueno no creo que cesar piense eso, el ahora necesita alguien que lo saque del hueco en el que está, y si Dios me puso en Phoenix para eso, no me voy a ir, cuando se canse de mi y este bien, me iré, solo seré un recuerdo bonito - lillian me miraba con algo de pena.

- pues yo creo que cesar se está enamorando - yo reí y negue.

- yo creo que ya terminó, ¿Vamos? - pregunte levantándome de la cama

- si - salimos y los vimos en el sofá jugando - me gustaría que fuera Carlos - yo solo la abrace y nos dirigimos a los chicos.

- ¿quieren postre? - pregunto lillian

- siiiii - exclamó el pequeño

- pues vamos a la neveria - propuso cesar

- yo no puedo, tengo que estudiar - recordé.

- okey, después vengo - se acercó y me dio un beso - te llamo cuando llegue - se levantó y me guiño el ojo.

- adiós precioso - me despedí del pequeño un beso en la mejilla - hablamos - le dije a lillian en un abrazo

- si, gracias por todo - sonreí y salieron de mi departamento.

Estaba dispuesta a estudiar para mí trabajo, sobre la eficiencia en infraestructura, pero recibí una llamada.

- ¡Hola, querido! ¿Cómo estás? ¿Qué tal la guardia?

- Hola, amor. Estoy bien, aunque un poco agotado. ¿Y tú? ¿Qué pasa? No hemos hablado en siglos

- Lo sé, lo sé. Perdón. He estado muy ocupada y tú igual, Pero necesito hablar contigo.

- ¿Qué pasa? ¿Estás bien? ¿Aún no aceptas que estas enamorada de César? - pregunta

- Sí... creo que sí. Pero no sé si quiero aceptarlo - suspiro fuerte

- ¿Y qué te da miedo? Ya sabes que César es un buen tipo, además le gustas - niego con la cabeza y el me mira mal.

- No sé si siente lo mismo. Y si lo hace... no sé si estoy lista - juego un poco con las palabras

- Amor, sabes que siempre te apoyo. Pero debes ser honesta contigo misma. ¿Qué sientes realmente por César? - me cuestionó

- Creo... que estoy enamorada. Pero tengo miedo de que me rechace.

- Entiendo. Pero no puedes dejar que el miedo te impida vivir. ¿Qué es lo peor que podría pasar? - responde con paciencia

- Que me rechace... - resoplé, al pensar en eso.

- Y ¿qué es lo mejor que podría pasar? - dice sonriendo

- Que me corresponda... - sonrió de solo pensarlo

- Exacto, amor. Debes arriesgarte. Habla con César y clarifica tus sentimientos - dice tiernamente

- Tienes razón. Gracias, Zai. Significa mucho para mí - le doy la razón

- Siempre, amor. Recuerda que eres valiente y mereces la felicidad. Ahora, déjame volver a mi guardia - dice de forma cariñosa

- Claro, descansa - risas

-  Un beso. Y no te olvides de ser honesta contigo misma - se despide

(Fin de la llamada)

•••

Cesar

Pase un 2 horas jugando con Dylan y cuando me canse, me senté con lillian en la banca, y el siguió corriendo.

- chingada madre ¿de donde saca tanta energía el morro? - la miró y ríe

- ya estás viejo - responde y la miró mal

- respeta que tú eres mayor - me mira con los ojos entrecerrados.

Reímos un rato, y al poco tiempo cuando ya recupere el aire, era hora de hablar.

- lillian porque omar estaba ahí - pregunte serio

- te dije que había visto una sombra - evadió el tema

- ¿hace cuánto te busca? - le pregunto

- cesar... No sé porque lo hacen, no es el único, me llegan mensajes de Thiago, Henry y otros, que decían ser amigos de mí neno - agachó la cabeza.

- puta madre, me los voy a madrear - me levanté enojado

- por eso no te dije, calmate - me pidió - yo no quiero nada con ellos se lo eh dejado claro, y lo voy a seguir haciendo.

- yo se, y siento que es egoísta pedirte eso lillian, me encabrona porque es la memoria de mi hermano, el te amo hasta el ultimo minuto de su vida, pero si en algún momento quieres rehacer tu vida - respire - estás en tu derecho, eres joven, y... Tú corazón merece consuelo - es cierto todo esto es sincero de mi parte, ella hizo feliz a mi hermano hasta el ultimo minuto, ella merece ser feliz, aunque los demás no piensen lo mismo.

- gracias - me abrazo - pero no creo que pase, yo ya conocí el amor, y fue el más bonito, pero ahora tengo un príncipe - miró a mi sobrino.

- bueno, no hace falta decir que conmigo cuentan siempre cabrona - le sonreí

- oi - me llama el pequeño - Tatiana es tu novia - lo miró raro y luego a lillian, es un bebé no entiendo mucho de lo que habla.

- que si Tatiana es tu novia, no entiendes nada mijo - se ríe y yo igual, pero que le digo.

- no Chaparro, es una amiga, ¿ Te cae bien? - uno nada más pregunta pa saber

- si, me da dulces y juega conmigo- se expresa con su voz hermosa de bebe

- lo voy a tener en cuenta - el sigue jugando y lillian tiene una sonrisa pícara, se a donde va está conversación.

- ¿lo vas a tener en cuenta? - sonríe - porque le propones matrimonio y ya - los dos reímos.

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Siento que te amo, pero mi mente me dice que ¡NO!.

Att: T.v

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