XXIX

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Tatiana

- deberías dejar de decir que somos novios - el me miró ofendido - no lo somos, estamos saliendo si y nada más - me arrope y el se metió y me pegó a el, era deliciosa la forma en como me abrazo.

- no quiero, me gusta que sepan que eres mia - comenzó a besar mi cuello, esa era mi debilidad.

- a dormir, mañana temprano voy al hospital, y luego vengo y nos vamos al aeropuerto - voltee a verlo.

- yo te quiero acompañar, nos levantamos temprano, nos damos una ducha caliente - negué riendo - y del hospital nos vamos al aeropuerto - me dió un beso.

- bueno - dije tranquila - César te puedo pedir algo - me miró con atención.

- que quieres chula - acaricio mi mejilla

- has lo posible para no lastimarme, yo sé que voy a salir herida de todo esto, pero es mi culpa - el se puso serio y negó - si lo es, Pero no contribuyas a eso, no me engañes, como te lo dije al principio si te cansas de mi, dímelo, no te metas con otra estando conmigo - la cara de cesar estaba tensa y muy serio.

- tu piensas que siempre te voy hacer daño - me dejó de abrazar, no era mi intención lastimarlo.

- no, de verdad creo que eres una persona maravillosa César, cuando sonríes y dejas de ser un gruñón eres alguien completamente distinto, Pero a mí me gustas gruñón y en todos tus estados de ánimo - puse mis manos en su nuca y comencé a rascale suavemente.

- eres la única que piensa eso - se acercó .

- no pongas barreras entre tu y tu familia, ellos te aman, y Carlos no era perfecto, no lo conocí Pero lo que he hablado con Lillian, también se equivocaba, tu estás aprendiendo cosas nuevas, y te toco por las malas, Pero el siempre ser a tu gemelo, ese con el jugabas y reías - le di un beso.

Me acosté en su pecho, y nos dormimos.

César es todo lo que una vez soñé, no es un hombre perfecto, Pero a mí me gusta, me gusta más que cuando lo tenía de súper estrella famosa, ahora veo lo humano que es, y me gusta.

•••

Estaba conduciendo con César, en un camino conocido. De repente, un auto se cruzó en nuestra trayectoria y no pude evitar el impacto. El sonido del choque fue ensordecedor y todo pareció ralentizarse.

Cuando recuperé la conciencia, me encontré un poco aturdida pero sin heridas graves. Sin embargo, mi corazón comenzó a latir con fuerza al darme cuenta de que César no estaba a mi lado.

Salí del auto y busqué desesperadamente a mi alrededor, gritando su nombre:

- ¡César! ¡César! - Pero no hubo respuesta. El silencio era aterrador.

Corrí hacia los alrededores, buscando cualquier señal de él, pero no había rastro. La oscuridad y el miedo me consumían. Sentí que mi mundo se derrumbaba sin él.

De repente, me desperté jadeando y con el corazón acelerado. Estaba en nuestra cama, y César dormía tranquilamente a mi lado. Me sentí aliviada y abrumada por la emoción.

Me acerqué a él y lo abracé con fuerza, sintiendo su calor y su presencia. Era solo un sueño, una pesadilla, pero la sensación de miedo y pérdida había sido tan real.

Me quedé un rato despierta, acunada por su respiración y su calor, agradecida de que estuviera a salvo a mi lado.

•••

solo en sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora