Tatiana
Salí temprano de mi departamento, la verdad no vi la hora, solo quería llegar a un lugar.
- hola - dije sentándome - hay Carlitos no tengo ni idea si estoy loca, o de verdad me hablas en sueños, pero aquí estoy, quiero hacer las cosas bien, quiero hablar con el, pero como, cesar siempre toma todo personal y mal - respire frustrada.
- se que no me vas a responder pero .... No caería mal una señal - solté jugando con el césped, aún no había amanecido, y de pronto llego una paloma, y jamás me había fijado pero baila igual a Carlos - muy bien creo que esto es una señal, ¿No?
- gracias por estar cuidando de todos Carlitos - me despedí.
Camine a la tumba de belén, aunque recupere la memoria, su herida sigue abierta, pensar en.... Que pudiera estar aquí si no fuera por esa maldita enfermedad.
Estuve un buen rato ahí, hablando con ella, desahogando me, era lo único que me faltaba.
Mi teléfono sonó, lo vi y era mi alarma para despertar, reí irónica, son las 8:30 am.
No sé desde que hora había llegado aquí, pero cuando me iba a ir cesar estaba ahí, en la tumba de Carlos, creo que está es otra señal de resolver las cosas de una vez y no esperar.
A medida que me acercaba lo podía oír más claro, trate hacer el menor ruido posible.
•••
Cesar
Eran las ocho y media de la mañana cuando salí de casa, y sentía que el aire frío golpeaba mi cara como un recordatorio de todo lo que estaba pasando. Nadie me cree. Nadie entiende lo que estoy viviendo. Piensan que estoy loco, que lo de Carlos es solo un producto de mi mente. "Una manera de lidiar con el duelo", dicen. Pero yo sé la verdad. Él viene a verme, a darme señales, a recordarme que no estoy solo.
Antes de llegar al cementerio, hice una parada en la tienda de la esquina y compré una botella de Don Julio. No había desayunado, ni siquiera había dormido bien, pero eso no me importaba. Necesitaba sentir que estaba cerca de Carlos. Necesitaba hablar con él, aunque nadie más entendiera.
Al llegar al cementerio, todo estaba en silencio. La niebla se posaba sobre el lugar, dándole un aire pesado y solitario. Me dirigí a su tumba con la botella en la mano, sintiendo que cada paso que daba me acercaba un poco más a esa tranquilidad que solo él sabía darme. Me senté junto a la lápida y me recargué en la fría piedra, con la botella en la mano.
- Aquí estamos de nuevo, carnal - murmuré, abriendo la botella y tomando un trago largo. Sentí el calor del tequila bajando por mi garganta y el ardor reconfortante que me hacía sentir vivo por un momento.
Miré la lápida, esa piedra impersonal que llevaba su nombre y una fecha. No decía nada sobre el verdadero Carlos, sobre el hermano, que apesar de tener todo lo que pedimos, pero nada de lo que había sido mi otro yo, mi mejor amigo, el que siempre estaba ahí, incluso cuando las cosas iban mal. Le di un golpecito a la botella, como si él pudiera recibirlo del otro lado, y comencé a hablar.
- ¿Sabes, güey? Nadie me cree… piensan que estoy loco. Les digo que has estado aquí conmigo, que me das señales, que no me dejas, pero… no sé, creen que solo estoy inventando. Yo sé que estás aquí, cabrón. Yo sé que vienes a verme. Porque tú no me dejarías solo, ¿verdad?
Suspiré y tomé otro trago, sintiendo cómo se me llenaban los ojos de lágrimas.
- Es como si todo el mundo se hubiera dado por vencido. Tatiana… ella ya ni siquiera quiere saber de mí. No sé qué pasó, carnal, antes nos teníamos, nos buscábamos, pero ahora… ella parece haber seguido adelante, olvidándome. Y Lillian… ya ni siquiera sé cómo acercarme a ella sin que me vea como un extraño o como tú.
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solo en sueños
Fanfictionde tu boca podría esperar cualquier cosa, pero jamás pensé que tus caricias me mintieran