XXXIX

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Cesar

Decidí que era momento de contarle a mi familia. Bajé a desayunar, y cuando me vieron con una sonrisa, Cristhian no tardó en empezar a molestar.

- Ya se reconciliaron, ¿no? - dijo con su tono burlón de siempre.

- Cállate - le respondí con una risa ligera, sin ánimos de discutir. Sabía que sus bromas eran su forma de intentar aligerar el ambiente.

Me dirigí a mi mamá, quien siempre tiene esa mirada de preocupación oculta detrás de su calma.

- Ama, hablé con Tatiana, y creo que voy a ir a Colombia. Nos vamos todos.

Ella se quedó en silencio por un momento, procesando lo que le estaba diciendo, pero antes de que pudiera decir algo, mi papá intervino.

- Con todo lo que está pasando, no suena como una mala idea, hijo - Lo dijo con la serenidad de alguien que ha vivido mucho y sabe que a veces cambiar de aire es necesario. Además, añadió - El cambio del dólar está alto allá, con los ingresos bajos que hemos tenido sería bueno ahorrar algo.

Sonreí, aliviado por su apoyo. Le comenté a Cristhian que hablara con Vanessa, su novia, para que se sumara al plan. Lillian, por su parte, aceptó al momento, aunque planteó una preocupación legítima.

- El único problema es el pasaporte de Dylan - dijo, pensativa - Si se filtra que es un Parra Griego, que es hijo de Carlos y mío, los medios van a decir cuánta babosada se les ocurra.

Todos sabíamos lo que significaba eso: más presión, más acoso, más cámaras. Pero decidimos que ya era hora de enfrentar todo. No íbamos a escondernos más, o al menos, quería intentarlo.

Mientras todos comenzaban a prepararse para el viaje, Lillian fue a hablar con su mamá y sus hermanas para asegurarse de que todo estuviera en orden. Por mi parte, tenía prácticamente todo listo. Terminé de hacer mis maletas rápidamente, pero sentía que algo me faltaba.

Carlos.

No podía irme sin visitarlo una vez más. Así que, antes de cualquier cosa, decidí ir al cementerio.

Al llegar, lo primero que noté fue la gente alrededor de su lápida. Como siempre. Pero esta vez, no me fui. No iba a huir de la situación, ni de los recuerdos. Me acerqué con calma, con determinación. Algunas personas me miraron sorprendidas, pero no les presté atención. Solo quería estar con mi hermano, aunque fuera por unos minutos.

Me incliné para quitar las flores marchitas que había en su tumba y dejé las nuevas que había traído. Todo lo hacía con cuidado, como si de alguna manera, ese gesto mantuviera viva su memoria de una forma más íntima, lejos de los ojos del público.

- Hola, hermano - murmuré, sintiendo un nudo en la garganta, pero sin dejar que las emociones me dominaran por completo.

Abrí la cajuela de mi auto y saqué un bidón de agua que siempre llevo conmigo para estos momentos. Riego las flores con paciencia, observando cómo el agua cae sobre la tierra que cubre su cuerpo. Es un pequeño acto de cuidado, de cercanía.

Después de unos minutos, me levanté, miré a las personas que estaban alrededor, y me despedí.

- Adiós - dije en voz baja, no solo a mi hermano, sino también a la gente. No les debía explicaciones. No hoy.

Volví al coche y me fui, dejando el cementerio atrás. Sentí algo de alivio, como si cerrar ese ciclo me ayudara a prepararme para lo que venía. Sabía que me habrían grabado. Era inevitable. Seguro aparecerían videos en TikTok o Instagram en unas horas, pero ya no me importaba tanto como antes. Que piensen lo que quieran.

Lo único que me preocupaba ahora era lo que venía. El viaje, la posibilidad de empezar de nuevo, y Tatiana.

•••

Tatiana

- Hay ve mami, usted no pierde el tiempo - reacciono Kelly a lo que le contamos.

- amor ella bien santa que se veía - dijo juan y lo mire mal.

- parezco pero no soy - me defendí

- amor y eso que no sabes lo último de lo último - se rió zai y lo mire mal

- ¿que pasó?, está boba está embarazada - casi me atragantó con la limonada que estaba bebiendo

- no ve, como se les ocurre, me llamó eso es todo, hablamos y parece que va viajar con su familia, no me ha dicho nada - juan me miraba divertido.

- se nos enamora Tatiana amor - mencionó a la negra

- jum, no se lo tengo que ver con mis propios ojos - dudo está.

Continuamos hablando era agradable sentirme en casa.

Recibí el mensaje de César confirmando lo que ya había estado esperando, viajaría pasado mañana. Estábamos a 24 de noviembre, y en solo dos días, el 26, estaría aquí, en Cali. Me invadía una mezcla de nervios y alegría. El teléfono vibró en mis manos, y al abrir la conversación, me encontré con palabras que, por un momento, me hicieron olvidar todo lo complicado que había sido llegar hasta aquí.

- Amor, ya es seguro. Estaré en Cali el 26. No puedo esperar para verte - leí con una sonrisa tonta en el rostro.

Mi corazón latía un poco más rápido. Le respondí de inmediato, tratando de no sonar tan emocionada, aunque estaba segura de que no lo lograría.

- Me alegra mucho que vengas. Estaré esperándote - Escribí, aunque mi mente ya estaba planeando los detalles, dónde lo recibiría, qué haríamos.

César siguió escribiéndome mensajes cargados de cariño, y en cada uno de ellos se sentía más relajado, más ilusionado por el viaje. Me preguntó cosas sencillas, pero en su tono sentí un toque más dulce de lo habitual.

- ¿Qué ropa debo llevar? ¿Hace frío allá? - me preguntó en un mensaje.

- No te preocupes tanto, pero trae algo ligero. Cali no es tan frío, pero en las noches refresca un poco.

- Lo único que sé es que voy a llevar mis mejores camisas para impresionarte - respondió con ese tono de broma, pero a la vez sincero, como si realmente le importara cómo lo vería.

No pude evitar reírme.

- Con que llegues, ya es suficiente para mí - Le escribí, intentando mantener las cosas simples, aunque por dentro todo era un torbellino de emociones.

César me preguntó más detalles sobre qué debía traer, si había algo especial que quisiera que comprara antes del viaje, pero mi mente ya no estaba en lo material.

- Solo tráete a ti - le respondí, sintiendo que ya nada más importaba. El hecho de que él decidiera venir, después de todo lo que había pasado, ya lo era todo.

- Entonces no se diga más. Te veo pronto, amor - fue su respuesta final, y en ese momento, me quedé mirando la pantalla, con una sonrisa que no podía borrar.

El 26 no podía llegar lo suficientemente rápido.



🤍✨💯

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