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Después de aquel beso, las cosas entre Fleur y Hermione cambiaron radicalmente. La tensión que había estado burbujeando entre ellas se había liberado, pero con eso surgieron nuevas complicaciones. Durante los días siguientes en la Madriguera, ambas intentaron mantener una apariencia de normalidad, pero la electricidad entre ellas era imposible de ignorar.

Una tarde, mientras Hermione estaba sola en el estudio, sumergida en un libro, sintió la presencia de Fleur antes de que esta dijera una palabra. Levantó la vista y allí estaba ella, apoyada en el marco de la puerta, observándola con esa misma intensidad que la hacía sentir un hormigueo en la piel.

—Hermione —comenzó Fleur, su voz como un suave susurro—. No podemos seguir así.

Hermione cerró el libro, sintiendo el peso de las palabras de Fleur. Sabía que tenían que hablar, que no podían continuar escondiéndose detrás de miradas furtivas y encuentros a escondidas.

—Tienes razón —respondió Hermione, suspirando profundamente—. Esto... lo que está pasando entre nosotras... es complicado.

Fleur se acercó, sus ojos fijos en los de Hermione.

—No tiene por qué serlo. Pero debes saber que mi naturaleza veela complica las emociones. Cuando siento algo tan fuerte como esto, se vuelve... incontrolable. Y eso puede ser peligroso —advirtió Fleur, su mirada seria.

Hermione frunció el ceño, sin poder evitar una sensación de preocupación. Había oído sobre el lado más oscuro de las veelas, cómo su pasión podía volverse destructiva si no se controlaba. Pero al mismo tiempo, sabía que lo que sentía por Fleur no era algo que quisiera reprimir.

—¿Me estás diciendo que... esto es solo una reacción a tu naturaleza veela? —preguntó Hermione, insegura de si lo que sentía Fleur era genuino o simplemente una consecuencia de su herencia mágica.

Fleur negó con la cabeza rápidamente.

—No. Lo que siento por ti es real, Hermione. Pero debo admitir que mis emociones, mis deseos, se intensifican de una manera que es difícil de manejar. Y cuando te veo cerca de otros... esos celos que te mencioné se vuelven aún más fuertes.

Hermione se quedó en silencio por un momento, procesando lo que Fleur había dicho. Luego, se levantó de su silla y se acercó a ella, tomando su mano con suavidad.

—Fleur, no tienes que preocuparte por los demás. Yo... no estoy interesada en nadie más. No sé qué pasará con nosotras, pero sé que quiero intentarlo. No importa lo que cueste.

Los ojos de Fleur brillaron con un toque de alivio, y antes de que Hermione pudiera reaccionar, Fleur la envolvió en un abrazo cálido y apretado. La cercanía de sus cuerpos, el calor que emanaba de Fleur, era embriagador. Hermione sintió cómo el control se deslizaba de sus manos, y por un momento, no le importó en absoluto.

—No sabes lo que significa oírte decir eso —susurró Fleur contra el cuello de Hermione.

Se quedaron así durante lo que pareció una eternidad, simplemente disfrutando de la cercanía. Pero Hermione sabía que esto no sería fácil. Los celos de Fleur, su naturaleza veela, eran una parte de ella que no podían ignorar, y tendría que aprender a manejarlo si querían que esto funcionara

El Encantó De La Veela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora