Una tarde, mientras las niñas jugaban en el jardín, una visita inesperada llegó a la puerta. Era Gabrielle, la hermana menor de Fleur, que siempre había sido una presencia constante y alegre en la vida de la familia. Había pasado un tiempo desde su última visita, y Fleur se sintió aliviada al ver una cara familiar y querida.—¡Gabrielle! —exclamó Fleur con una sonrisa, abrazando a su hermana con fuerza—. ¡Qué sorpresa tan maravillosa! No esperaba verte.
Gabrielle sonrió, devolviendo el abrazo con igual entusiasmo.
—Pensé que sería buen momento para pasar a visitarte. Además, he escuchado algunos rumores en la comunidad veela sobre los poderes de tu pequeña Céleste, y quería asegurarme de que todo estuviera bien.
Fleur asintió, invitando a su hermana a entrar. Mientras Gabrielle se sentaba en la sala de estar, Fleur le sirvió una taza de té y comenzó a contarle lo que había sucedido en los últimos días.
—Es algo que nunca había visto en alguien tan joven —admitió Fleur—. Sé que la magia veela puede ser difícil de manejar, pero Céleste parece tener una conexión especialmente fuerte con ella. Hermione y yo hemos estado tratando de ayudarla, pero me preocupa lo que pueda suceder si esto continúa.
Gabrielle escuchó con atención, asintiendo de vez en cuando.
—Es cierto que nuestra magia veela es diferente, pero recuerda que tú también pasaste por algo similar cuando eras pequeña. Quizás no lo recuerdes bien, pero mamá me contó que tenías episodios en los que no podías controlar tus poderes, especialmente cuando estabas emocionada o asustada. Con el tiempo, aprendiste a canalizar esa energía, y estoy segura de que Céleste también lo hará.
Fleur reflexionó sobre las palabras de su hermana. Era cierto, había experimentado algo similar cuando era niña, aunque nunca había sido tan intenso como lo que veía en Céleste. Sin embargo, eso le dio una pequeña chispa de esperanza.
—Tienes razón, Gabrielle. Tal vez estoy exagerando un poco las cosas. Pero no puedo evitar preocuparme —dijo Fleur—. Todo es diferente ahora que soy madre. Quiero protegerlas a las dos, pero a veces siento que no sé cómo.
Gabrielle sonrió y tomó la mano de su hermana.
—Eres una madre increíble, Fleur. Y Hermione también lo es. Juntas, encontrarán la manera de manejar esto. Además, siempre estoy aquí para ayudarte cuando lo necesites.
Fleur sonrió, sintiéndose un poco más tranquila.
—Gracias, Gabrielle. Tu apoyo significa mucho para mí
Con la visita de Gabrielle, los días en la casa se volvieron más ligeros. Gabrielle jugaba con las niñas, ayudando a Fleur a distraerse de sus preocupaciones, y poco a poco, la situación con Céleste comenzó a estabilizarse. Aunque seguía mostrando una magia impresionante, los episodios descontrolados se volvieron menos frecuentes, gracias en parte a la guía y la paciencia de Fleur