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En una soleada tarde de verano, Fleur y Hermione estaban en el jardín de su hogar, observando con ternura cómo sus nietos jugaban bajo los árboles. El pequeño Louis, el hijo de Eléa, correteaba con energía mientras intentaba atrapar a su hermana mayor, Aurore, la hija de Céleste. Ambos niños compartían la alegría natural de la infancia, ajenos a las complicaciones del mundo.

—Mira a esos dos —dijo Hermione con una sonrisa mientras tomaba un sorbo de té—. Me recuerdan tanto a Céleste y Eléa cuando eran pequeñas.

Fleur, sentada a su lado, asintió con nostalgia, sus ojos brillando con amor mientras observaba a sus nietos.

—Es cierto. Louis tiene la misma energía imparable que siempre tuvo Eléa, y Aurore... —Fleur sonrió suavemente—, ella tiene la misma calma y determinación que Céleste, aunque también hereda algo de mi sangre veela.

Aurore, con su cabello rubio platinado y sus ojos azules brillantes, era una mezcla perfecta de su madre y su abuela. Aunque aún era pequeña, ya se podía ver que tenía un aire de elegancia y magnetismo, características propias de la línea veela de Fleur.

Louis, en cambio, era todo dinamismo. Sus rizos castaños oscuros y sus ojos traviesos reflejaban la personalidad extrovertida de Eléa. Siempre estaba en movimiento, riendo y haciendo bromas, recordando a todos la energía contagiosa de su madre.

—A veces me pregunto qué aventuras les esperarán en el futuro —comentó Hermione mientras observaba cómo Louis intentaba subirse a un árbol y Aurore lo miraba con una sonrisa indulgente—. Ambos tienen un potencial increíble, especialmente con la mezcla de magia y herencia veela que llevan.

Fleur asintió, aunque su expresión se tornó un poco más seria por un momento.

—Es cierto. Aurore ya ha mostrado señales de que hereda el encanto veela. De vez en cuando, noto cómo los niños de su edad quedan fascinados por ella, incluso cuando no lo intenta. Eso me preocupa un poco, pero... —se giró hacia Hermione con una sonrisa tranquila—, sé que tendrá a su familia para guiarla, al igual que yo tuve a mi madre y a ti.

Hermione le devolvió la sonrisa, tomando la mano de Fleur.

—Así como hemos estado para nuestras hijas, estaremos para ellos también. Aurore y Louis tienen un gran camino por delante, pero no lo recorrerán solos.

El sonido de una carcajada de Louis interrumpió la conversación cuando finalmente se dejó caer del árbol, fingiendo una caída dramática. Aurore lo ayudó a levantarse, sonriendo, mientras él hacía una broma sobre cómo había "caído con estilo".

—Louis, ¿alguna vez dejarás de ser un payaso? —preguntó Aurore con una sonrisa afectuosa, sacudiendo la cabeza.

—Nunca —respondió él con una risa—. Ser divertido es mi especialidad.

Fleur y Hermione intercambiaron una mirada cómplice. Sus nietos eran un reflejo de todo lo que habían aprendido y vivido juntas, y sabían que cada uno de ellos traía consigo la promesa de un futuro brillante y lleno de posibilidades.

Con el sol comenzando a ponerse, Céleste y Eléa llegaron al jardín, sonriendo al ver a sus hijos jugar con tanta alegría.

—Veo que Louis sigue siendo el pequeño aventurero de siempre —dijo Eléa con una risa mientras se acercaba a su hijo para alborotar su cabello.

—Y Aurore sigue siendo la tranquila observadora, como siempre —añadió Céleste, abrazando a su hija con orgullo.

Las dos hermanas se sentaron junto a sus madres, disfrutando del momento familiar. Había algo especial en ver a las generaciones reunidas, en saber que, a pesar de todos los desafíos y aventuras que habían enfrentado, su familia seguía creciendo, llena de amor y magia.

—Es asombroso, ¿verdad? —dijo Céleste, mirando a su hija y su sobrino—. Ver cómo la vida sigue adelante, cómo nuestros hijos ahora viven sus propias historias.

Eléa asintió, con una sonrisa suave.

—Y, como siempre, estamos aquí para apoyarlos en cada paso del camino.

Hermione y Fleur, rodeadas por su familia, intercambiaron una mirada llena de amor y complicidad. Sabían que habían construido una vida hermosa, llena de desafíos, pero también de triunfos. Y mientras observaban a sus nietos jugar bajo el cielo del atardecer, sabían que esa vida seguiría floreciendo en la nueva generación.

El futuro de Aurore y Louis estaba lleno de promesas, y con sus madres y abuelas a su lado, no había duda de que estarían preparados para cualquier aventura que se les presentara.

El Encantó De La Veela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora