Hermione sentía el peso del momento. Sabía que esto era más que una simple misión para desmantelar a los Morlais; era la culminación de semanas de tensión, peligro y dolor. Miró a Fleur, que estaba a su lado con la misma mirada resuelta, y supo que no estaban solas en esto.—Estamos listas —susurró Fleur, tomando la mano de Hermione.
Con un asentimiento de Harry, el grupo comenzó a avanzar en silencio hacia el castillo. Las barreras mágicas se sentían cada vez más fuertes a medida que se acercaban, pero también sabían que tenían el elemento sorpresa de su lado.
Cuando llegaron a la entrada principal, la magia oscura que protegía el lugar comenzó a vibrar violentamente, como si hubiera sentido su presencia. Los aurores comenzaron a lanzar hechizos para desactivar las defensas, mientras Hermione y Fleur se preparaban para el enfrentamiento que sabían que estaba por venir.
De repente, las puertas del castillo se abrieron con un crujido aterrador, y una figura alta y encapuchada apareció en la entrada, rodeada de un aura de magia elemental y oscura.
—Sabía que vendrían —dijo con una voz ronca y siniestra—. Pero es demasiado tarde. El poder de los Morlais no puede ser detenido.
Hermione y Fleur se prepararon para la batalla, sabiendo que este sería el enfrentamiento final.
—No tienes idea de lo que somos capaces —respondió Hermione con voz firme, apuntando su varita hacia la figura oscura
La batalla que siguió fue feroz, llena de explosiones de magia elemental, oscura y defensiva. Pero esta vez, Hermione, Fleur y el equipo de aurores estaban más preparados que nunca. Con habilidad y valentía, lograron desactivar los puntos clave del castillo, debilitando las barreras mágicas y enfrentándose a los Morlais en un último intento de detener su poder.
Después de lo que pareció una eternidad de combates intensos, el líder de los Morlais fue finalmente derrotado, y el castillo quedó en ruinas.
Hermione y Fleur, agotadas pero victoriosas, se abrazaron en medio de la destrucción.
—Lo logramos —murmuró Hermione, sintiendo el alivio inundarla—. Finalmente, lo logramos.
Fleur, con lágrimas de alivio en sus ojos, la besó suavemente.
—Juntas, siempre juntas —susurró.
La amenaza de los Morlais había sido finalmente eliminada. Hermione y Fleur regresaron a su hogar, sabiendo que, aunque el peligro había pasado, la verdadera victoria era el amor y la vida que habían construido juntas