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Cuando Hermione regresó esa tarde, estaba agotada pero feliz. La reunión había sido un éxito, y sentía que todo en su vida iba en la dirección correcta. Sin embargo, al entrar en la Madriguera, sintió una ligera tensión en el ambiente. Fleur estaba en la cocina, cortando verduras para la cena, pero había una frialdad en su postura que no pasó desapercibida para Hermione.

—Hola, ¿cómo fue tu día? —preguntó Hermione con una sonrisa, acercándose para darle un beso en la mejilla.

Fleur apenas le devolvió la sonrisa.

—Estuvo bien —respondió simplemente, sin mirarla a los ojos.

Hermione frunció el ceño. Podía sentir que algo andaba mal.

—¿Pasa algo?

Fleur dejó el cuchillo sobre la tabla de cortar y se giró para enfrentar a Hermione, sus ojos brillando con una mezcla de frustración y dolor.

—Es solo que... no puedo evitar sentirme así. Sé que confías en mí y sé que no hay nada entre tú y Ron, pero cuando estás lejos, esos pensamientos vuelven. Mi naturaleza no me deja en paz —admitió con un susurro tenso.

Hermione dio un paso hacia Fleur, acariciando su brazo suavemente.

—Fleur, me doy cuenta de lo difícil que esto es para ti. Pero tienes que entender que no estoy con nadie más, ni quiero estarlo. Estás luchando con algo que no tiene fundamento, porque nunca te daría razones para dudar de mí.

Fleur se frotó las sienes, frustrada consigo misma.

—Lo sé, Hermione. Sé que soy irracional. Pero es como si dentro de mí hubiera una tormenta que no puedo calmar. Siento tanto, tan intensamente... —Fleur dejó caer las manos y miró a Hermione con una mezcla de desesperación y arrepentimiento—. No quiero que esto nos destruya.

Hermione la miró con amor y paciencia, entendiendo lo complicado que debía ser para Fleur lidiar con esa parte de su herencia mágica.

—No va a destruirnos. Te amo, Fleur. Te amo con todo lo que eres, incluso con los celos, porque sé que eso viene de cuánto te importa. Pero también sé que podemos superar esto juntas —dijo Hermione, tomando las manos de Fleur entre las suyas.

Fleur la miró durante un largo momento, sus ojos brillando con lágrimas contenidas.

—Yo también te amo, Hermione. Y prometo que seguiré intentando controlar esto. No quiero perderte.

Hermione sonrió, tirando suavemente de Fleur hacia ella para abrazarla.

—No me vas a perder. Estoy aquí, siempre —le susurró al oído mientras la sostenía con fuerza.

Esa noche, mientras descansaban juntas, Fleur se permitió sentir algo que había intentado evitar durante mucho tiempo: la confianza plena en Hermione. Sabía que el camino no sería fácil, pero con cada paso que daban, se sentía más segura de que, pase lo que pase, estarían juntas

El Encantó De La Veela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora