De repente, Fleur se detuvo en seco, su mirada fija en una figura al otro lado de la habitación. Era Callum Morlais, el líder de la familia, rodeado de varios seguidores. Estaban comenzando un ritual, uno que ya estaba causando vibraciones en la estructura misma del edificio.
El hombre rió, con una sonrisa torcida.
—Llego demasiado tarde, Granger. El poder de los elementos será mío, y nadie podrá detenerme.
Antes de que Hermione pudiera reaccionar, Callum levantó las manos y el suelo comenzó a temblar violentamente. Las paredes del edificio se agrietaron y el aire se llenó de energía mágica pura.
Fleur reaccionó instintivamente, lanzando un hechizo de protección sobre Hermione y los aurores. Pero la magia de Callum era increíblemente poderosa. Elementos de fuego y viento comenzaron a desatarse alrededor de ellos, como si la naturaleza misma estuviera en caos.
—Hermione, tenemos que detener el ritual, o esto va a destruir toda la ciudad —gritó Fleur, tratando de mantener el hechizo protector mientras la magia elemental crecía en intensidad.
Hermione asintió, concentrada en lo que debía hacer. Tenía que desactivar los artefactos que Callum había estado usando, pero la cantidad de energía liberada era abrumadora. Mientras tanto, Callum seguía invocando más poder, alimentándose del caos que había desatado.
—¡Sigue protegiéndonos! —le gritó Hermione a Fleur—. Yo intentaré desactivar los artefactos.
Fleur, con el rostro bañado en sudor, se concentró aún más en mantener la barrera mágica. Sabía que el tiempo se estaba agotando, pero también sabía que tenía que confiar en Hermione.
Mientras los elementos se desataban a su alrededor, Hermione corrió hacia los artefactos en el centro del ritual. Había estudiado lo suficiente sobre ellos para saber cómo neutralizarlos, pero el riesgo era enorme. Si cometía un error, podría liberar aún más poder.
—Vamos, Hermione... tú puedes —murmuró para sí misma mientras realizaba los complicados movimientos con su varita.
Con un último movimiento preciso, uno de los artefactos comenzó a perder brillo, su poder disipándose. Pero antes de que pudiera desactivar el segundo, Callum lanzó un hechizo hacia ella, haciendo que cayera al suelo.