Esa noche, Céleste no pudo dormir. Las palabras del profesor Flitwick resonaban en su mente, pero, sobre todo, la preocupación de lastimar a alguien más la atormentaba. No podía seguir así. Si no encontraba una manera de controlar su magia, temía lo peor.Decidida a encontrar respuestas, Céleste salió de la cama en silencio y se escabulló por los pasillos de Hogwarts, dirigiéndose a la biblioteca. Sabía que allí había libros antiguos sobre criaturas mágicas, y aunque no le gustaba la idea de verse a sí misma como una criatura, necesitaba entender su herencia veela mejor para poder dominarla
La biblioteca estaba en penumbra, pero la tenue luz de las lámparas mágicas le permitía moverse con sigilo. Recorrió los estantes hasta llegar a la sección de Criaturas Mágicas y empezó a buscar libros sobre las veelas. Finalmente, encontró uno: "Veelas: Orígenes y Magia Secreta."
Se sentó en una mesa apartada y comenzó a leer. El libro describía la historia de las veelas, su magia poderosa y su capacidad para encantar, pero también mencionaba algo que Céleste no había conocido antes: un arte antiguo que solo pocas veelas practicaban. Se trataba de una forma de magia en la que las veelas canalizaban sus emociones para crear poderosos hechizos, pero era peligroso si no se controlaba con precisión. Esa podría ser la clave para lo que le estaba sucediendo.
Mientras leía, Céleste sintió una presencia cercana. Levantó la vista y vio a alguien entrando en la biblioteca: su hermana, Eléa.
-Sabía que te encontraría aquí -dijo Eléa con una sonrisa suave, sentándose junto a ella-. ¿Qué estás buscando?
Céleste dudó por un momento, pero finalmente le mostró el libro.
-Estoy buscando respuestas -admitió-. Mi magia es demasiado fuerte, y no sé cómo controlarla. Hoy casi lastimo a Ethan en un duelo...
Eléa frunció el ceño con preocupación, pero no la interrumpió, dejándola continuar.
-Creo que es mi herencia veela. El libro dice que algunas veelas pueden canalizar sus emociones en su magia, pero también que es peligroso si no lo controlan.
-Eso suena... complicado -respondió Eléa, pensativa-. Pero si alguien puede aprender a controlar esa magia, eres tú. No eres peligrosa, Céleste, solo necesitas entenderte mejor.
Céleste la miró agradecida, pero aún con dudas.
-No sé si soy lo suficientemente fuerte para hacerlo.
Eléa sonrió y le tomó la mano.
-Siempre has sido fuerte, Céleste. Y no estás sola. Vamos a descubrirlo juntas
Con el apoyo de su hermana, Céleste decidió que seguiría buscando respuestas y aprendería a dominar su magia, sin importar lo que le tomara.