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El aire de Shell Cottage era frío y tranquilo en la mañana, pero tanto Hermione como Fleur sentían la inquietud de lo que se avecinaba. Mientras el mundo dormía pacíficamente, ambas sabían que una tormenta de magia se estaba gestando, y que las advertencias del sueño de Hermione no podían ser ignoradas.

Después de un desayuno rápido, Hermione y Fleur se dirigieron al Ministerio para continuar con la investigación de los Morlais y de los artefactos. Sin embargo, algo había cambiado en la dinámica entre ellas. Había una conexión más profunda, una intimidad que no se podía negar. Cada vez que sus manos se rozaban o sus miradas se encontraban, la tensión entre ellas aumentaba, una tensión que había estado acumulándose desde hacía mucho tiempo.

Mientras caminaban por los pasillos del Ministerio, Fleur hizo una pausa, mirando a Hermione con intensidad.

—Hermione, necesito hablar contigo... —Fleur comenzó, el tono de su voz era serio, pero cargado de emoción.

Hermione se detuvo, mirándola a los ojos, sabiendo que este momento inevitablemente había llegado. Las palabras que tanto habían evitado decir flotaban en el aire.

—Lo sé —dijo Hermione en voz baja, su corazón latiendo más rápido—. No podemos seguir ignorando esto, lo que sentimos.

Fleur asintió lentamente, dando un paso más cerca. Su mirada se suavizó, y sus dedos tocaron la mano de Hermione con delicadeza.

—Desde hace mucho tiempo, hemos sido más que amigas. Lo sabes, ¿verdad? —preguntó Fleur, su voz apenas un susurro.

Hermione tragó saliva, eligiendo sus palabras con cuidado.

—Sí, lo sé. Y he tratado de ignorarlo, de decirme que lo importante ahora es el peligro que enfrentamos, pero... —hizo una pausa, mirando a Fleur con una mezcla de emoción y vulnerabilidad—. No puedo negar lo que siento por ti.

La confesión flotó entre ellas como una revelación largamente esperada. Fleur dio un paso más, acortando la distancia entre sus cuerpos. Sus manos entrelazadas crearon una corriente de electricidad palpable. Los corazones de ambas latían en sincronía, reflejando años de deseo oculto, de amor  confesado.

—No quiero seguir fingiendo que solo somos aliadas en una batalla, Hermione —continuó Fleur, su mirada fija en los ojos marrones de la bruja—. Quiero estar contigo, no solo como compañera en la lucha, sino como... algo más,

Hermione sintió un nudo en la garganta, pero esta vez no era miedo, sino la emoción de escuchar las palabras que tanto había deseado.

—Yo también quiero estar contigo, Fleur —dijo finalmente, sus ojos brillando—. Pero no sé cómo hacerlo sin que todo cambie. Lo que tenemos... lo que somos...

Fleur sonrió con ternura, acariciando la mejilla de Hermione.

—No todo tiene que cambiar, Hermione. Solo tenemos que ser honestas la una con la otra. Y tomar las cosas paso a paso.

Antes de que Hermione pudiera responder, Fleur inclinó suavemente su cabeza hacia ella, y sus labios se encontraron en un beso suave pero lleno de pasión contenida. El mundo alrededor pareció desvanecerse, y por un instante, solo existían ellas dos. Todo el estrés, la incertidumbre y el peligro desaparecieron, reemplazados por el calor de sus cuerpos y el latido acelerado de sus corazones

El Encantó De La Veela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora