Esa noche, mientras dormían abrazadas en la pequeña habitación de Shell Cottage, Hermione tuvo un sueño inquietante. Estaba en medio de un vasto bosque, rodeada por árboles antiguos y enormes. La tierra bajo sus pies temblaba con una fuerza invisible. Podía sentir el poder de la magia elemental a su alrededor, vibrando en cada hoja, en cada ráfaga de vientoFrente a ella, apareció una figura encapuchada, diferente a Callum, pero con una energía aún más aterradora. La figura extendió una mano hacia Hermione, y en su palma, un símbolo antiguo brillaba intensamente. Era el mismo símbolo que habían encontrado en los artefactos robados.
—El poder no puede ser contenido —susurró la figura—. El equilibrio será restaurado, aunque el precio sea la destrucción.
Hermione despertó de golpe, con el corazón latiendo rápidamente. Se sentó en la cama, respirando con dificultad, mientras trataba de calmar su mente. Sabía que aquello no era solo un sueño. Era una advertencia.
—¿Qué ocurre? —preguntó Fleur suavemente, medio dormida.
Hermione tomó un momento antes de responder, aún procesando el significado del sueño.
—Creo que hay algo más en todo esto, Fleur. Algo más profundo que simplemente un grupo de magos oscuros queriendo poder. Siento que estamos lidiando con una fuerza que va más allá de lo que podemos comprender.
Fleur se enderezó, con el rostro serio.
—Entonces no podemos detenernos ahora. Si es una advertencia, tenemos que tomarla en serio.
Hermione asintió lentamente, pero una sensación de incertidumbre aún la invadía. Sabía que lo que venía sería aún más peligroso que lo que habían enfrentado hasta ahora.
—Lo haremos juntas, como siempre —dijo Hermione, entrelazando su mano con la de Fleur.
Fleur la miró, sus ojos llenos de amor y determinación.
—Siempre juntas.
Y mientras el amanecer comenzaba a teñir el cielo de colores suaves, ambas supieron que, aunque el camino por delante sería duro, lo enfrentarían con la misma fuerza y unidad que las había llevado hasta allí