[Esta es una segunda parte, lee la sinopsis at your own risk]
Lo único de lo que se habla en la ciudad es del Gran Incendio. Tadeo es la cara del caos, sin importar cuánto lo niegue, y Cherry no está nada contenta con el asunto.
Mientras tanto, Wal...
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—Diecisiete, escúchame —Valentino pronunció cada palabra con lentitud—; no puedes hacer nada, acéptalo. ¿Qué planeas? ¿Tirarte del helicóptero? Lamento que sea tu amigo. De verdad. Si pudiera hacer algo, lo haría, pero la única persona a la que escucha papá últimamente es a Cher.
Apreté el mando, impotente. La mano derecha no alcanzó a completar el gesto.
«Le di en la mano al objetivo».
Ahuyenté la imagen de Tadeo herido de la cabeza. Seguí rondando por encima de ellos, impaciente. Hasta que se corrieran no podría descender, y en los demás edificios tampoco había espacio para hacerlo. La calle quedaba descartada como opción.
Solo quedaba rezar por tener un hueco en el que no corriera el riesgo de herirlos.
—Intentaré contactar a Sierra-Dos de nuevo. Fuera.
Corté la transmisión de radio con Valentino y volví a intentarlo con Diana, pero era inútil.
Alessandro debería haber subido tras Charlotte y neutralizado a Tadeo. Una parte de mí se había aliviado de no verlo en el panorama, pero eso se disipó ante la alternativa: una orden de Lorenzo Pierre y ahora no solo todos sus soldados se enfocaron en localizar al hijo perdido, sino que Diana ahora tenía una misión personal.
Sacar a Charlotte.
Matar a Tadeo.
—¡Diana, respóndeme, por favor! —supliqué, con la voz quebrada.
Nada.
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Había procurado no mirar abajo desde que comencé, pero estaba casi en el último piso ya, los músculos me temblaban por el esfuerzo y el vértigo era inevitable. Entrecerré los ojos para evitar el viento que me daba de lleno en los ojos y sacudía las hebras cortas de mi cabello suelto.
La imagen de tantos pisos por debajo de mí —perdí la cuenta, nunca llevé la cuenta—, burlándose de lo sencillo que resultaría dejarme caer, que mis extremidades exhaustas cedieran o se equivocaran o que algo, cualquier cosa, me hiciera caer en una muerte segura era familiar.