Lucharemos por esto.

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- Hey, ¿Que tienes planeado hacer ahora?- preguntó inocente mi compañero de piso, quien irrumpía mi pequeña siesta en el sofá.
- Nada.- masculle entre dientes
- Me aburro tío, no me mude contigo para no hacer "nada" menudo compañero de piso más aburrido macho.- dijo simulando estar molesto, sabia que lo decía para provocarme.
- A ver, a ver, a ver. De aburrido nada, ¿tú sabes con quien estas hablando?- me incorpore de inmediato poniéndome de pie apróximandome hacia la nevera simulando estar buscando algo.
- Si, con el rey de los aburridos. Perdone majestad.- continuó tomando asiento sobre el sofá mirándome de reojo con una socarrona que no se la quitaba ni dios.
- Mira Willy...- suspire haciéndole reír
- Vale, vale. Ven aquí juguemos algo.
Asentí resignado tomando asiento a su lado.
- A ver niño, ¿Que quieres jugar?- ahí vamos, cayendo una vez más en los extraños juegos del Tito Willy.
- Bien. Nos tenemos que mirar fijamente y el primero que ría pierde.
- ¿Solo eso? tss súper cutre tu juego chaval.- reí con ademán de hacerle enfadar. Este frunció el ceño desviando la mirada hasta que una brillante idea se le ocurrió.
- ¡Ya sé! No vale ser una cagao' eh. El que pierde se quita una prenda y hace una confesión.

Haber subestimado a Willy me había pillado por donde menos me lo esperaba. Ahora estaba asustado. ¿Por qué? Porque soy un maldito pringao' que se enamora de su mejor amigo.
- Por mi está bien.- tragué saliva observado como en sus labios se formaba una sonrisa maliciosa.

Nos posicionamos el uno frente al otro y contamos hasta tres. Una vez hecho la cuenta nos quedamos en silencio mirándonos fijamente a los ojos. A los diez segundos Willy estalló en carcajadas.
- Buena compañero! Vamos confiesa.- dije entusiasmado notando como este protestaba como un niño hasta que finalmente se resigno a lo que le tocaba.
- Confieso que... me molesta cuando tú... bueno, eh, cuando algunas mujeres te intentan ligar o lanzan miraditas.- terminó por decir llevando sus manos a su cara, se encontraba completamente sonrojado. Solté una leve risa intentando no ponerlo más nervioso aun, se veía malditamente adorable aun así me mantuve al margen de la situación.

Realmente no era ninguna sorpresa para mi, Willy era de esas personas expresivas en exceso, que si algo le molesta o disgusta, se le nota por completo en la cara o forma de hablar.

- Madre mía, Willy el celosillo le llamaban, anda ahora la prenda.- reí divertido haciéndole reír. Cuidadosamente y sin prisa se quitó la remera dejandome boquiabierta. Mentiría si digo que eso me había alterado por completo mis pulsaciones, tome una bocanada de aire intentando no darle mucha importancia y continuamos el juego. Nuevamente contamos hasta tres y, tal vez por los nervios de verle así, reí terminando por estallar en carcajadas.
-Mierda.- masculle mientras este hacia gestos para que cumpliera con lo que me tocaba. Comencé con la prenda, me quite rápidamente la camisa observando como este reía nervioso desviando la mirada.

No pude evitar entrar en un transe al observar sus pequeños ojos rasgados, sentía que dentro de ese vacío color café y sus pupilas oscuras como el más negro infinito podía observar su alma, y como si no fuese capaz de controlar lo que decía hable dejandome llevar por lo que sentía...
- Confieso que, tú... me gustas. Me gustas tanto que duele y no puedo soportarlo. No soporto verte todos los días y no poder abrazarte cuando se me antoje, no soporto estar aquí mirándote a los ojos jugando a un absurdo juego en vez de estar comiendote la boca a besos.- había soltado tanta información junta que Willy parecía estar en shock intentando procesar todo. La había cagado eso es un hecho, pero si lo preguntan, no me arrepentía.
Largos segundos en silencio se hicieron presente hasta que al fin se dignó a hablar.

- Samuel...- susurró agachando la mirada. Nuevamente el silencio se hizo presente, era evidente que no sabía que decir, lo había tomado por sorpresa. Tal vez no era momento y realmente la había cagado épicamente.
- No Willy, no quiero que te disculpes, tampoco quiero compasión ni lágrimas, esta todo bien si? yo te prometo que voy a olvidarte y que todo va a ser igual que siempre solo no te alejes de mi, por favor.- dije con un nudo en la garganta con lágrimas que veía venir.
- ¡No! - intente apartar la mirada pero este en un movimiento brusco y rápido me tomo por los hombros y estampó sus labios con los míos, no entendía que sucedía simplemente estaba pasando. Tantas veces lo había añorado que parecía irreal, tanto que sentía que en cualquier momento iba a desfallecer o explotar, y así fue, pequeñas lágrimas rodaron por mis mejillas, una tras otra sin cesar siendo incapaz de poder controlarlas.
- Esto no tendría que estar pasando.- susurró separándose apenas unos centímetros de mis labios quedando a escasos centimetros de mi.
- No entiendo.- musité acariciando sus mejillas
- Entiende que para que esto funcione habría que dejarlo todo, y no me permitía que dejes lo que más quieres por mi, no puedo.- musitó en un hilo de voz derramando un par de lágrimas, enseguida supe que esto significaba mucho para él, yo le importaba y eso era todo lo que necesitaba para mandar al diablo todo.- Sé lo mucho que has luchado por lo que tienes, tirarlo todo abajo... no es justo.- termino por decir lanzándose sobre mi escondiendo su cara en mi cuello. Lo rodee con delicadeza entre mis brazos sintiendo su delicada piel pegada a la mía. Sabía que todo lo que decía era cierto, lamentablemente hay personas que no aceptan este tipo de relaciones, las etiquetan como "pecado" ¿Amar era un pecado? menuda estupidez más enfermiza.. y no es que nos importe lo que piensen los demás, pero si nuestros suscriptores.
- Todo lo que tengo no vale nada si no estas conmigo.- acaricie su cabello mientras este rodeaba con sus piernas mi cintura. Podría estar en esta posición toda mi vida, me sentía completo. Seguro.
- ¿Que vamos a hacer?- susurró sin moverse del lugar.
- Lucharemos por esto.

Drabbles WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora