Better than words.

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 Londres, el lugar perfecto donde estar si eres un amante del frío y la lluvia. El clima se encontraba estable, fácil de soportar si llevabas contigo un abrigo. Corría una ligera briza que te calaba los huesos, pero aun así el paisaje era simplemente digno de sentarse y admirar durante un largo rato.

La nieve cubría las calles y cualquier parte por donde se mirase; la gente iba y venía completamente lejanos e indiferentes a nosotros, de cierta manera aquello me gustaba.

- ¿Les parece bien si regreso al hotel? Hace un frío que te cagas no creo poder seguir soportandolo mucho más- se quejó Alex mientras frotaba sus pequeñas manos en busca de algo de calor.

- Vale, que sensible eres compañero- me burlé jocoso recibiendo una mirada fulminante de su parte.- ¿Te vas con él Willy o te quedas conmigo?- pregunté volteando a verle, mentiría si no dijese que prácticamente lo había obligado con la mirada a quedarse.

- N- no. Hombre ¿Que somos, leones o huevones? Soporto bien el frío, quiero seguir paseando por aquí.

- ¿Por qué le preguntas? Obviamente siempre va elegir estar contigo, pringa'os, yo me voy paso de vosotros- bufó molesto desapareciendo de nuestras vistas. Me resultaba divertido los arranques de celos sin sentido que solía tener Alex, se comportaba como el hermano menor que intentaba mantener alejada a su hermana del "odioso" chico que la pretende.

- Vale. ¿Que quieres hacer ahora?-

- ¿Te parece bien si no hacemos nada?-

- ¿Que dices?- reímos al unisono, sin saber de que rayos nos reíamos. Parecíamos adolescentes.

- ¿No sabes como no hacer nada?- dijo divertido sin quitar una gran sonrisa de su cara, dejando apreciar las arruguitas a los costados de sus ojos rasgados, me preguntaba cuando dejaría de verse adorable.

- Define no hacer nada, es decir, ahora estamos haciendo algo sabes. Reír y bobear cuenta como algo, además de respirar-

- Eres tonto- suspiró agachando la mirada y creí haber sentido mi estomago estrujarse al verlo de esa manera, tan aniñado y ruborizado ligeramente, sin saber porqué sentí unas inmensas ganas de besar su mejilla. Y así lo hice. Me aproximé a la velocidad de la luz hasta su rostro depositando un sonoro beso sobre su fría piel de porcelana.


- ¿Y eso?- preguntó riendo escandalosamente sin quitar la mirada del suelo

- ¿El qué?-

- ¿Por qué me besaste?-

- Oh. Porque puedo y porque quiero- contesté sin más observando como su semblante cambiaba de tímido a curioso, sabía que pensaba en algo pero no se atrevía a decirlo en voz alta. Me preguntaba si mis arrebatos de cariño le incomodaban o simplemente no le agradaban.

Un extraño silencio se hizo presente y muchas voces comenzaban a gritar fuerte en mi cabeza de que la había cagado.
Caminamos sin rumbo alguno contemplando como la noche caía y la gente poco a poco comenzaba a desaparecer, no era un mito aquello de que durante los días de frío oscurecía más deprisa.

- Dime, alguna vez pensaste vivir aquí?- habló despacio frotando sus manos detontando ansiedad, se encontraba incomodo.

- Ehh, no lo sé. Es lindo. Pero no viviría solo.

- ¿Por qué no?

- Porque hace frío, querría tener a alguien a quien abrazar, alguien con quien tomar un café en la mañana y esas cosas.

- Te compras una estufa hombre- dijo entre risas devolviendome la calidez de su estado normal.

- Abrazar a alguien es mejor que el calor artificial de una maquina chaval, ¿Acaso nunca tuviste pareja?-

- B- bueno.. No se me da bien eso de "andar con alguien"- titubeó y en ese momento comprendí el porqué de todo, Willy jamás había estado en algo serio y ese era el principal detonante de su falta de confianza.

- Bueno, tampoco es cosa del otro mundo. Es como.. ser amigos, compañeros, un equipo más bien. Respaldarse mutuamente y sobretodo depositar toda tu confianza en esa persona. Y quererla claro está.

- ¿Tu me quieres?- preguntó como si no fuera nada, se veía calmado aunque ansioso por mi respuesta, como si de verdad no la supiera.

- ¿Estás tonto? Claro que si hombre, te quiero del uno al diez mmh un siete.

- ¿Solo un siete? Hala, que poco me quieres ¿no?- bufó desilusionado apartandose indignado de mi lado logrando que una carcajada se escapara de mi boca.

- Donde vas tonto, ¡ven aquí!- reí como un desquiciado corriendo en cámara lenta hasta su posición- ¡Willy! No te vayas que sin ti no soy nada- este me observaba desde unos metros conteniendo la risa- Sin ti no soy nada, una gota de lluvia mojando mi cara- comencé a cantar sin parar de reír, por alguna razón no podía dejar de hacerlo. Simplemente al ver la expresión de diversión en el rostro de Willy sentía que estaba haciendo algo bien, no solo por él. Me hacía sentir bien conmigo mismo hacerlo sonreír.

- Vegetta por favor- masculló entre risas retrocediendo unos pasos al verme prácticamente arrastrandome hacía él.

- Mi mundo es pequeño, y mi corazón pedacitos de hielo. ¡Solía pensar que el amor no es real! Una ilusión que siempre se acaba y ahora sin ti no soy nada sin ti niño malo- tararee en voz alta tirandome encima suyo logrando que perdiera el equilibrio y terminasemos sobre la fría nieve.

- ¡Eres tonto del culo macho!- exclamó entre carcajadas y me uní a él sin reprimirme de sentir nada. En ese momento solo quería besarlo.

- ¿Willy?- musité calmando mi risa observando sus orbes oscuras como la noche y tan brillante como una estrella.

- Dime- susurró en un tono aniñado, actuando como si estuviese por escuchar el secreto más asombroso de todos.

- ¿Puedo besarte?- pregunté casi en un susurro, este se mantuvo en silencio haciendome dudar de si lo había pensado o realmente lo había dicho.
Las voces en mi cabeza no tardaron en aparecer repitiendo nuevamente que la había cagado. Un pánico abrumador se apodero de mi cuerpo haciendome desear morir de una forma rápida y eficaz en ese preciso instante.

- Bueno, sí.- murmuró finalmente relamiendo sus labios reprimiendo una sonrisa. Su rostro no tardó en tomar un color carmesí.
Las voces callaron y solo pude sentir mi pulso acelerarse tan fuerte que mis manos temblequeaban, y no precisamente por el frío.

Dicen que la felicidad es aquello que sientes cada vez que completas todas tus metas, tienes una familia y ese trabajo de en sueño. Pero para mi, la felicidad es algo momentaneo, como un interruptor de la luz, aquel que solo tú tienes el poder de encender y apagar las veces que quieras.
Y ese interruptor se encendió solo al momento de sentir sus labios siendo sellados por los míos.

Si me diesen la oportunidad de elegir ver el momento más feliz de mi vida antes de morir estaba seguro de que reviviría este.

Drabbles WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora