Descansa gatito.

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 "Estoy súper cansado tío" fue lo último que probablemente le oí decir a Willy antes de que cayera rendido sobre el sofá. El realmente tenía problemas con el sueño, dormía más de lo normal estos días. Comenzaba a sospechar que se estaba convirtiendo en un gato, y no me molestaría si así fuese, adoro los gatos, y a Willy, sería la perfecta combinación de cosas que me gustan.

¿Willy gustarme? No, no lo hace. Aunque quizás muy dentro de mi sí que lo hace y mucho, pero no es así.

Y ahí estaba él, acurrucado en forma bolita sobre el sofá completamente dormido y ajeno a mis pensamientos. Ni siquiera noté el momento en que una estúpida sonrisa se formó en mi cara, tampoco podía deshacerme de ella porque cuanto más observaba a Willy dormir plácidamente más se ensanchaba.

Me vi a mi mismo caminando a paso lento hasta quedar frente al sofá y ponerme en cuclillas, estaba comportandome como un verdadero psicópata enfermo obsesivo. Solté una pequeña risa al imaginarme siendo observado por otra persona en esta situación, seguramente lo primero que haría sería llamar a la policía acusandome como violador o pervertido.

Sin embargo allí no había nadie para ver esto, ni siquiera Willy lo veía, pero allí estaba, siempre lo estaba. Siempre estaba para observarlo, probablemente nadie más que yo sabía cada y una de sus cualidades y caracteristicas que lo volvía él. De cierta manera eso hacía volverme tan inseguro y celoso cuando estoy con él, porque no iba a engañarme a mi mismo, Willy es una persona increíble; listo, inteligente, lindo, adorable, frío y al mismo tiempo cálido como un café, pero más dulce, como un algodón de azúcar que se te pega en los dedos pero no te importa porque es delicioso.

Willy era eso y mucho más, me perseguía la angustia el imaginarlo con alguien que no lo merezca hasta el punto de volverme paranoico y alejar a todos de su alrededor.

Inevitablemente sentí celos del sofá porque en este preciso instante lo tenía sobre él, es ridículo pero así me sentía.
Llevé despacio mis manos hasta su cabello y deslicé mi mano por su mejilla, seguido de su hombro hasta llegar a su cintura,

- Eres tan lindo- susurré para mi mismo, aunque dentro de mi mantenía la ligera esperanza de que lo escuchase.

- ¿Qué haces?- murmuró somnoliento intentando enderazarse mientras tallaba sus ojos con sus puños.

- Vine a despertarte porque ya es tarde y aquí hace frío- mentí, en realidad no hacía una pizca de frío pero necesitaba una excusa, no es como si fuera a admitirle que lo estaba observando dormir sin más.- Vale, yo mejor me voy a dormir- dije deprisa intentando huir

- ¡Espera! Estoy tan cansado- conocía ese tono de voz, solo lo usaba para hacer berrinches.

- ¿Qué quieres que haga? Vete a dormir chaval- reí divertido mientras este extendía sus brazos y sonreía en un puchero.

Maldito manipulador.

- ¡Cargame! Anda llevame contigo- a veces pensaba que Willy realmente se aprovechaba demasiado de su adorabilidad. ¿Cómo decirle que no? Es imposible.

Fingí rodear los ojos molesto y en bufido me acerqué hasta donde se encontraba y me puse de espaldas. Willy era una combinación entre un gatito y un mono, quizás por eso le gustaban tanto.
Este soltó una risa de niño pequeño recibiendo regalo de navidad y no dudó en treparse de mi espalda.

Otra razón para querer a Willy: dormir con él es algo que no se compara con nada. Te abraza como si su vida dependiera de ello y es algo mágico ya que las pesadillas y el insomnio nunca aparecen.

 Te abraza como si su vida dependiera de ello y es algo mágico ya que las pesadillas y el insomnio nunca aparecen

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