Amigos con derecho.

1.2K 121 0
                                    

 Narra Willy

¿Esa sensación de que estas haciendo algo malo pero se siente de puta maravilla? pues eso era justo lo que sentía cada vez que estaba con Samuel. ¿Pero porque seria algo malo estar con él si es mi mejor amigo? la respuesta es fácil, pero la explicación es más compleja. Digamos que accedí a ser su amigo con ciertos "derechos" ¿como sucedió esto? bueno, para eso tendríamos que volver hasta hace unas semanas atrás.

---------

Levantarme temprano para ir a la universidad era toda rutina, una rutina que por cierto odiaba es decir poco. Camine a paso lento hasta bajar por las escaleras y prepararme el desayuno. Un par de medialunas más una taza de café eran más que suficiente.
Nuevamente me encamine hasta mi habitación, me vestí casual como de costumbre y me dirigí rumbo a la Universidad.
Despedirme de mis padres no era necesario ya que desde hace un año y medio vivo felizmente solo en un amplio departamento cerca del centro.

Nada más entrar a clases me reencontré con Luzu, Alex, Frank y Samuel.
Pasamos el resto del día bromeando y charlando sobre nuestras cosas, como siempre. A la hora de despedirnos sus novias los esperaban fuera, exceptuando Samuel, al igual que yo. De alguna manera eso nos hizo ser muy unidos, ya que a la hora de salir y esas cosas los demás iban a su bola con sus novias mientras que nosotros eramos como uña y carne, inseparables.
Había llegado un punto en el varias personas nos paraban a preguntar si eramos pareja, a lo que nunca negamos ni confirmamos, nos divertía ver como la gente se confundía o se hacía la cabeza con raras historias entre nosotros. No necesitabamos darle explicaciones a nadie. La confianza que teníamos iba a otro nivel, uno que ningún par de amigos podría igualar ¿Por qué? pues porque lo nuestro era especial, todos podían darse cuenta de ello con tan solo vernos hablar. Como esas parejas que ves hablando y no se te daría jamas por intentar meterte en la conversación porque simplemente te sentaría mal interrumpir.

- Dime, ¿que pasaría si un chico se te declara?.- preguntó divertido colocando su cabeza sobre mis piernas, mientras que yo me dedicaba a jugar con su cabello.
Estamos solos en mi departamento, para ser exactos, en mi habitación tumbados sobre mi cama viendo una película. Como era habitual, Samuel prácticamente vivía conmigo, no sería la primera vez que se quedaba a dormir en casa y en la misma cama.

- Pues no sé, depende.- reí rodeando los ojos intentando buscar una respuesta heterosexual a la cosa.

- Que aburrido eres. Anda que te conozco, dime la verdad. Si fuese no sé... un amigo, tu mejor amigo, ¿que le dirías?- conocía demasiado a Samuel como para no pillar la semejante indirecta, pero quería seguirle la tontería.

- Le diría que no, imagina que es Frank. Esta bueno y es muy buena persona, pero le diría que no porque si algo sale mal en la "relación" nuestra amistad se iría por donde yo me sé. ¿Sabes? no me arriesgaría a perder a un mejor amigo por un bobeo de, a lo mejor, una semana.- confesé honesto notando como este se quedaba tildado observando la pared en silencio sin moverse del lugar.

- Entiendo.- agregó luego de varios segundos en silencio.

- Pero si fuese, no sé, un mejor amigo que yo le tenga muchísima confianza aceptaría a un besuqueo por simple bobeo.- comenté intentado de alguna manera hacerle entender que con el las cosas eran diferentes.

- O sea que si yo... te ofrezco a ser mi amigo con derecho a roce ¿aceptarías?- pregunto con una gran sonrisa socarrona poniendose de rodillas mirandome fijamente. No evite soltar una leve risa mientras acariciaba torpemente mi nuca. Nunca me había puesto nervioso con Samuel. La semejante propuesta que me había hecho me había dejado estupefacto, como si me acabase de desmayar y estuviese recuperando la conciencia.- Vamos Willy, nada va a cambiar entre nosotros, lo prometo. Y nadie se va a enterar podemos jurarlo si quieres. No puedes negarme que no quieres esto.- susurró abalanzandose sobre mi colocando ambas piernas a cada lado de mi cadera tomando con fuerza mis muñecas sobre mi cabeza. Me tenía por completo a su merced, no sabía como reaccionar, quería sacarlo de encima pero a la vez no, así que me mantuve estático notando como mi temperatura corporal se elevaba a la misma velocidad que mis pulsaciones y respiración.

- Samuel ¿quieres quitarte de encima?- dije en un hilo de voz, hasta tuve que apartar la mirada para poder hablar que sino ni podía formular bien una palabra. Nunca en vida había sonado tan nervioso, parecía estar drogado o algo, mi cuerpo no me respondía, ni siquiera podía hacer el mínimo intento de quitarlo de encima.

Aspire hondo soltando un gran suspiro observando como sus ojos se iluminaban sobre los míos, él lo deseaba y yo también.
- Al diablo, tío, no sabes cuanto te odio.- reclame molesto liberandome de su agarre tomando con fuerza de su nuca atrayendolo hacía mi uniendo nuestros labios de una forma violenta, tan fuerte había sido el impacto que hasta le había hecho daño, podía sentir el sabor metálico de su sangre sobre sus labios.
Tan pronto había unido nuestros labios él me correspondió, no tardo mucho en introducir su lengua explorando cada parte de mi cabida bucal haciendome soltar fuertes jadeos.
El beso continuó cada vez más salvaje y húmedo, ninguno era capaz de separarse del otro y darle fin a esta locura, simplemente optamos por dejarnos llevar. Tal vez luego me arrepienta pero en estos momentos solo podía concentrarme en corresponder desesperado a sus besos.

Continuó con un camino imaginario por mi cuello mordisqueando a su antojo logrando arrancarme un leve gemido, ambos nos separamos de golpe como si nos hubiesen tirado un balde de agua helada encima. Caímos en cuenta de lo que estaba sucediendo y de lo mucho que la situación se nos había ido de las manos. Podía escuchar su respiración acelerada y mi corazón palpitar velozmente.

- Y-yo no.. n-no...- intentaba formular alguna frase que tuviera sentido pero mi mente se encontraba en blanco.
- Al diablo tío.- dijo subiendose sobre mi nuevamente causando un roce entre nuestros miembros, aun sobre la tela de nuestros pantalones, logrando hacernos estremecer y reír a la vez.
Nos dedicamos un par de miradas cómplice para luego volver a unir nuestros labios.

---------

Sabía que esta tontería de ser amigos con "derecho a roce" era enfermizo y mal visto para muchos, pero la satisfacción que se sentía al recibir placer sin compromiso, y que mejor que con alguien de mucha confianza, se sentía de puta madre.

Drabbles WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora