Monstruos.

661 82 1
                                    


 Eran las 5 a.m y como siempre el insomnio que me acosaba noche tras noche me obligaba a despertar. Sentía mi cuerpo entumecido por el frío y un dolor punzante en mis ojos, el dormir poco comenzaba a afectarme.
 Divagué entre mi ropa por un abrigo y me encaminé a paso lento hasta la cocina, a través de las ventanas podía ver la oscura noche con un toque siniestro que a cualquier persona le daría miedo pero a mi solo lograba llamarme la atención como se movían los arboles gracias al viento formando diversas sombras por el suelo.

 Sonreí imaginando como me sentiría estando dentro de una película de terror, probablemente no tendría miedo pero si ansiedad y muchos nervios, haría lo que nadie hace en caso de emergencias o estar siendo atacado, cogería un cuchillo y correría a casa de algún conocido que me ayude a protegerme, pero claro en las películas eso nunca pasa, los protagonistas prefieren morir y ver al estúpido fantasma antes que salvar sus vidas.

 Estuve a punto de coger un vaso con agua y dirigirme nuevamente a mi habitación cuando el ruido de una botella de vidrio rodando por el suelo se hizo oír podiendome los pelos de punta. Sabía que tal vez se trataba de algún insecto que la movió o quizás una rata, pero aun así mi cabeza recreó las sombras anteriormente vistas por la ventana justo en frente de mi, como si una persona caminase hacía mi con intensiones de asesinarme o algo por el estilo, en seguida sacudí mi cabeza intentando apartar esas ideas pero no, efectivamente había alguien de pie frente de mi ¡Había alguien en frente de mi!
Retrocedí tres pasos hacía atrás conteniendo las ganas de gritar del espanto, aunque tampoco podría hacerlo me encontraba congelado escuchando mi ritmo cardíaco aumentando a la velocidad de la luz ¿Así sería mi muerte? ¿Un extraño me asesinaría o antes de eso me daría un ataque al corazón? ¡No, de eso nada! Cogí aire como pude y solté un puñetazo contra su rostro logrando que soltase un leve quejido y tambalease un poco hasta finalmente caer de rodillas contra el suelo. ¿Eso era todo? ¿El fantasma era tan débil o yo estaba una bestia parda? Opté por la segunda opción, tal vez si fuese Willy quien estuviese en mi lugar el fantasma lo hubiese molido a golpes, es tan miedoso el pobre...

Willy... ¡Ay dios mío! ¡El fantasma! ¡Wily! ¡Como no lo noté seré parguela, que vivo con él como va a colarse un fantasma si no existen!? ¡Willy era el fantasma que acabo de golpear! ¡Acabo de golpear a Willy!

- ¡Willy! ¿Que hacías macho? lo siento, lo siento tanto!- me apresuré a socorrerlo pero este parecía no oírme, mantenía la cabeza agachada y no se movía, comenzaba a asustarme ¿Y si estaba poseído?- ¿Willy me escuchas?- dije más calmado arrodillandome a su lado.

- Sí- respondió a secas, al menos sabía que no estaba poseído.

- ¿Estás bien Chiqui?- me preocupaba el hecho de haberlo dañado tan fuerte que no quisiera hablarme o estuviese muy enfadado, él es la persona más enojona que conozco.

- No lo sé. No quiero hacerte daño ¿Sabes?- balbuseó arrastrandose torpemente contra mi obligandome a apoyar mi espalda contra la pared y sentarme bien sobre el suelo, aunque estaba completamente helado lo soporté solo para oír lo que tenía para decirme.

- ¿Quieres golpearme por lo que te hice?- reí entre dientes observando como este levantaba la mirada mientras se acercaba peligrosamente hacía mi rostro.
Me horrorice al notar que su labio inferior sangraba, todo por mi culpa. Había dañado físicamente sin querer a mi pequeño.

- Sí. No quiero que pienses que estoy enamorado, no quiero que dejes de ser mío m-mi amigo- su aliento olía a alcohol, enseguida comprendí que estaba ebrio y estaba hablando incoherencias, quizás ni siquiera había notado o recordaba que lo había golpeado. No sabía si aliviarme o preocuparme, ¿Por qué había bebido a estas horas hasta embriagarse? No era algo propio de él.

- No pienso eso, ven voy a llevarte a la cama, mañana te curaré eso ¿De acuerdo?-

- ¡No! no quiero irme a ninguna parte, no me dejes- musitó en un hilo de voz, acurrucandose sobre mi pecho entralazando sus piernas sobre mi. Se encontraba al borde del llanto y no lograba entender de que hablaba.

- Está bien solo voy a llevarte a tu habitación, no voy a irme.- intenté consolarlo pero este ya se encontraba derramando lagrimas. Me partía el alma verlo así, jamás creí que vería a mi ángel de esta forma, ¿Acaso Willy sufría por mi culpa y no lo sabía?

- Prometeme que no vas a dejarme nunca, y y-yo prometo que seré mejor para ti-

- ¿De qué hablas niño? No te entiendo.-
Me observó durante unos segundos, sus ojos se encontraban cristalizados y sus mejillas con lagrimas secas, se veía asustado ¿De verdad pensaba que iba a dejarlo? ¿De verdad después de tantas cosas aun tenía miedo a que lo cambiase por otra persona? Realmente si tuviera que pararme frente a un juez y jurar con una mano en el corazón que no había otra persona en el mundo entero que amase más que a Willy lo habría millones de veces sin siquiera dudarlo un segundo.- Tú no tienes ni una idea de cuanto te amo, ¿Por qué tienes miedo de que te deje cuando yo soy el que te protege de todos esos monstruos que hay afuera?

- Lo siento- murmuró mostrando su resplandeciente sonrisa, esa sonrisa que nunca debía ser borrada.

- No, creo que lo siento yo por eso..- medio reí apuntando a su herida en su labio.

- ¿El qué?- murmuró confundido, reí jocoso y aliviado al saber que, efectivamente, su embriagues amortiguó el impacto, tanto que ni siquiera lo notó.

- Mañana vas a matarme.- susurré besando sus labios chupando el sabor metálico de su sangre. 

Drabbles WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora