Frío.

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  Apenas se puede caminar por la calle, todo el mundo parece tener prisa, como si de verdad alguien los estuviese esperando o tuvieran una cita que olvidaron.

 Camino a paso lento ocultando mi cabeza dentro de mi capucha y reprimo mis ganas de soltar un insulto al ser chocado por una señora con mil bolsas en sus manos, puedo ver que en un suspiro agobiado se disculpa y sigue con lo suyo. Casi pude sentir el estrés en su mirada y de pronto me pregunto qué es lo que la tiene así. 

 Posiblemente tiene hijos y en esas bolsas lleva regalos para ellos, o quizás lleva comida para alimentar a sus mascotas ya que tiene perros de enormes cantidades, o quizás lleva cocaína empaquetada. 

 De todas formas reprimo mis ganas de preguntar.

 Navidad se siente en el ambiente.

 Decoración y más decoración en un intento desesperado por intentar tapar lo comercial que esto se ha vuelto.

 Intento no pensar demasiado en ello aunque me veo fallando en esa misión ya que me encuentro perdidamente encantado en las luces por todos lados, le doy una última calada a mi cigarrillo y lo apago sobre la zuela de mi zapatilla recibiendo una mirada desde dentro de una librería, o al menos en mi cabeza algo así sucedió, de todas formas le resto importancia porque me encuentro bajo los efectos de la marihuana. 

 ¿Debería dejar esta mierda?

No, está buena. Estoy bien así.  

 Pronto me veo de pie frente a la librería y me siento más relajado. Es tarde pero podía darme el lujo de quedarme una hora leyendo un libro ¿No es así? 

 Suelto un chillido de satisfacción al sentir la calefacción dentro, realmente no me importaría pasar la noche aquí dentro si me lo permitiesen.

¿Por qué no existen bibliotecas abiertas 24 horas al día? 

 Puedo sentir de inmediato como me rodean las miradas, y sonrío con arrogancia porque me agrada ser observado. 

 Sé que el grupo de adolescentes que se encuentra leyendo a un costado han olvidado que existe la palabra disimular y me observan fijamente buscando mi mirada. Maldito montón de hormonas. 

Me apresuro a caminar hacía los estantes y divagar entre el montón de libros. Y aunque no me encuentro con ganas de leer ahora tomo uno al azar y me oculto al final de todas las estanterías, simplemente a disfrutar el silencio y el rico aroma a limpio del ambiente. 

 Puro y nuevo. 

 Lo que alguna vez llegó a ser mi esencia. 

"Maldición siempre es mi culpa ¿No es así? Vete a la mierda, estoy harto.. adiós, suerte."

 Sabía que escuchar conversaciones ajenas estaba mal, pero joder, no podía ignorar el dolor en esas palabras. 

 Probablemente se trataba de alguien rompiendo con su pareja, nadie más que yo sabía lo jodido que eso era. 

 No lo hagas.

 No lo hagas.

 No lo hagas.

 Me repetía una y otra vez, pero como siempre, ignoré a mi cabeza comenzando a buscar el responsable de esas palabras.

 Y allí estaba, un joven de unos cuantos años mayor que yo, de rodillas sobre el suelo cubriendo su rostro entre sus brazos. Y en mucho tiempo, nunca sentí tantas ganas de abrazar a alguien. 

"Eh.. hum hola" murmuré inclinandome a su lado intentando no invadir su espacio personal. 

 ¿Qué demonios haces hablando con un desconocido Willy? 

Drabbles WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora