Merry Christmas.

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Navidad. Día y época del año donde todo el mundo finge estar feliz, y no por el día en si, sino por la comida y regalos, seamos sinceros si de verdad les gustase navidad por pasar la cena en familia entonces deberían estar así de "felices" todos los días, que más da, cada uno le busca el sentido que quiere.

Quizás había perdido mi espíritu navideño cuando dejaron de hacerme regalos, o cuando me encontré con mi madre situando mis regalos bajo el árbol de Navidad cuando era un inocente niño que creía plenamente que un hombre barbudo y obeso entregaba regalos a todos los niños del mundo en una sola noche.

Adoraba a mi familia pero de pasarmela bien no la estaba pasando. Todos se encontraban a su bola hablando y riendo de sus cosas, temas que a mi no me incumbían ni tenía ganas de ser participe, que va ni siquiera estaba escuchando de que hablaban, tal vez porque toda mi atención estaba centrada en aquella extensa conversación que mantenía con Samuel a través de mensajes.

"¿Que tal la estas pasando, compañero?" nuevamente mi movil vibró sobre mi mano.
"Del culo sería decir poco macho.. me aburro!!! :(" Me apresuré a responder.

"Joe Willy pero si es navidad! ¿Acaso perdiste tu espíritu navideño?" Podía imaginarme su sonrisa divertida en mi cabeza al leer el mensaje.

"Si tio, desde que ya no recibo más regalos no es lo mismo" No pude evitar hacer un puchero mientras escribía aquello, ni siquiera me había puesto a pensar que tan ridículo y extraño me vería ante los ojos de quien me estuviese viendo... tampoco es que me importase demasiado.

"Venga, no digas más. Sal afuera Santagetta tiene algo para ti"Enseguida salté de mi asiento con la mirada confusa leyendo una y otra vez su mensaje ¿De verdad el prigao estaba aquí o era un trolleo?

- Guille cariño, ¿que sucede?- preguntó preocupada mi madre desde la mesa.

- Estoy bien, saldré un rato afuera.- sonreí y ella asintió dibujando una sonrisa más relajada en su rostro continuando con su charla con mis tíos.

Me dirigí apresurado hasta la salida, podía sentir la ansiedad apoderarse de mi ser ¡Venga ya cálmate! me grité a mi mismo justo antes abrir la puerta y quedarme petrificado ante la figura que se encontraba a unos pasos de mi.

- ¡Feliz Navidad!- le oí gritar efusivo con su típico tono de voz agudo. Extendió sus brazos sin decir nada más, claramente esperaba un abrazo de mi parte. No tarde mucho en correr hacía sus brazos cual cachorro viendo a su amo al volver de su empleo.

- No esperaba que de verdad vinieras... lo volviste a hacer.- aun con palabras atoradas en mi garganta sonreí más feliz que nunca recordando la navidad anterior donde Samuel se apareció de la misma forma en mi casa.

- Santagetta no te fallaría.- dijo divertido apartandose de mi.- Ven, vamos a dar una vuelta.- asentí sin más sintiendo como tomaba de mi mano guiandome hasta "su coche", quizás era uno alquilado o el de su madre, de todas formas no era momentos para interrogatorios de ese estilo.

- ¿Donde vamos?- pregunté abrazandome a mi mismo, hacía un frío que te cagas.

-No muy lejos.-
Fue lo último que dijo después de llevar largo rato andando por quien sabe donde. ¿Que era no muy lejos para este hombre? Madre mía, de todas formas no reclamé nada, prefería conservar el momento de silencio y calma mientras me dedicaba a observar discretamente su rostro relajado y concentrado al frente.

- Aquí.- susurró en un tono casi inaudible. Aparcó el coche en frente de un no muy gran lago, el lugar se encontraba completamente desierto.

- Es muy bonito pero hace demasiado frío como para salir del coche ¿no?- no quería ser borde pero no quería salir.

- No vamos a salir tonto.- dijo entre risas encendiendo su movil dejando sonar una canción, bastante agradable. Aun seguía sin entender que hacíamos de nuestras vidas alejados de todos escuchando música en un auto sin hacer nada más. Le miré extrañado buscando alguna explicación o razón lógica al momento, al parecer Samuel notó esto y se echó a reír.

- ¿De que te ríes pringao?- reclamé contagiandome de su risa, parecíamos tontos.

- Me hace gracia.. me gusta esa cara que pones cuando no entiendes que pasa.- volvió a reír sin dejar de mirar mi rostro. ¿Y éste tonto de que iba? inflé las mejillas rodeando los ojos.- Ven aquí Willy.- señalo sus piernas calmando su risa.

- ¿Que quieres?- bufé molesto.

- ¡Que vengas cabezón!- insistió en un tono demandante sin dejarme con más remedio que acercarme hacía su asiento situandome en sus piernas, la situación era cuanto menos rara pero no desagradable.

- ¿Feliz?- me cruce de brazos desviando la vista de sus ojos, mis mejillas no tardaron en comenzar a arder.

- Encima que te hago un favor chaval.. estabas temblando.- sentía su mirada postrada en mi cosa que no hacía más que ponerme nervioso si eso era posible.

- ¿Un favor? tú fuiste el que no trajo hasta aquí, además podrías haber encendido la calefacción!

- La calefacción no sirve.- se excusó entre risas, claramente mentía, lo conocía.

- Claro, claro..- dije con ironía, aun no entendía que hacía que no me apartaba de su lado y le exigía que nos largaramos.. aunque dentro de mi sabía muy bien la razón, además mentiría si dijese que no estaba disfrutando de su cálida compañía, nunca antes mejor dicho. Reí para mis adentros abofeteandome mentalmente por pensar tanta tontería.- ¡Hala mira! está nevando!- exclamé como un niño desviando mi atención hacía los copos de nieve que chocaban contra el parabrisas.

- Ostras que Disney es todo esto ¿no? ¡Que chulada!-
Ambos permanecimos en silencio observando los copos de nieve caer con tanta ilusión que me sentía como aquel niño que solía disfrutar como nunca la Navidad.

- En casa deje tu regalo, de verdad espero que te guste.- rompió el silencio captando mi mirada.- Lo verás cuando vayas, Santagetta te lo debía.- apretó mis mejillas con ternura, sonreí por inercia al escucharle decir "en casa", extrañaba que lo dijese.

- No tengo regalo para ti.- musité con el corazón en puño, me parecía un lindo gesto lo suyo pero no lo había imaginado, de ser así habría hecho lo mismo por él. Me sentía terrible.

- ¿Que dices? Mi regalo es este.- dijo con tanta dulzura en su tono de voz que sentí que mi corazón explotaría, me quedé mudo ante sus palabras.
Sabía que no había forma de igualar su cariño, le salía del alma ser así, amoroso dulce y capaz de robarte el corazón con una simple frase como esa.

- Tonto..- susurré en un hilo de voz tomando de su nuca uniendo lento y sin prisas nuestros labios, con la única intensión de transmitir el mismo cariño pero a labios cerrados.

Definitivamente no me importaría si cada Navidad se apareciese de la nada, su compañía me devolvía aquello que me hacía sentir vivo y sobretodo me devolvía mi niño interior. 

Drabbles WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora