Solo tú y yo.

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 Esta mañana había despertado feliz, había dejado todo preparado para que absolutamente nada lo estropease. El fin de semana había llegado tan pronto que de no ser porque caía en una fecha especial no lo habría notado, ¿Especial? especial porque era nada más ni menos que el día de los enamorados, por muy cursi y penoso que sonase me hacía ilusión, algo bastante irónico ya que hace apenas unos años solía burlarme de los tontos en pareja que se la pasaban agobiados por hacer de ese día uno "inolvidable" para esa persona especial mientras que yo me la pasaba de lujo jugando videojuegos o viendo películas solo.

Era sábado y habíamos dedicado el día simplemente para pasarlo juntos, almorzamos, salimos a caminar, compramos chuches, vimos una película. Nada fuera de lo normal, aunque no necesitabamos nada para que el momento fuera especial Samuel insistió en que quería llevarme a un lugar para pasar allí el famoso día de San Valentín. No hubo peros de mi parte, asentí efusivo y le dediqué de mis mejores sonrisas, me intrigaba saber a donde iríamos.
Largos minutos de viaje en auto se hicieron presente, pero aun así no me atrevía a preguntar cuanto faltaba o hacía donde narices me estaba llevando, sabía de sobra que no había respuesta lógica de su parte, lo más probable y seguro conociendole comenzaría a hacer sus juegos de palabras hasta sacarme de quicio.

- ¿En qué piensas?- rompió el silencio sin dejar de observar hacía el frente

- ¿En qué piensas tú?- sonreí divertido evandiendo su pregunta

- Bueno.. pienso en algo que lleva tiempo, es muy hermoso tanto que me da miedo-

- ¿Me vas a decir qué es?- sabía de que hablaba pero me gustaba oírlo.

- Te daré una pista, no es algo que pueda verse a simple vista como a un objeto, y solo los ojos que saben apreciar lo verdadero pueden verlo- a veces pensaba que Samuel reprimía a un gran poeta.

- ¿Ah si? ¿Y tú crees que yo puedo verlo?

- Dime una cosa, ¿Qué ves cuando me miras?- su pregunta me había tomado completamente desprevenido, ¿como se respondía a eso?

- Pues.. veo a un pringa'o bastante aniñado, y dulce, pero más allá de eso veo como una luz en un vacío oscuro.. También me veo a mi mismo, conectando contigo, nuestras almas.
Veo constelaciones, y te veo a ti otra vez, porque eres transparente como las aguas cristalinas de hawaii, a veces siento que vas a escurrirte por mis manos como tal- reí por inercia, me sentía un idiota, pocas veces solía decir exactamente lo que sentía quizás Samuel era la única persona que lograba que dijese cursilerias en voz alta.

- ¡Ay mi Willy! es que te chupaba la cara- notaba un ligero rubor en su rostro, me resultaba divertido ser el responsable de eso.

- ¿Entonces puedo verlo o no?-

- ¿Eres tonto? A ver, ¿tu me amas?- reí sin poder evitarlo quizás se trataba de mi nerviosismo, aun me resultaba difícil contestar a eso sin sentir que estallaría en algún momento.

- Ya lo sabes..

- Vale, ¿es real?

- Claro que lo es pringa'o

- ¡Pues hale! ahí lo tienes.- "no es algo que pueda verse a simple vista como a un objeto, y solo los ojos que saben apreciar lo verdadero pueden verlo" entonces comprendí a que se refería.

El silencio nuevamente se hizo presente, mantuve mi mirada contemplando la nada sintiendo el viento entrar por la ventanilla del coche logrando relajarme hasta hacer que mis parpados se cerrasen.
No sabía cuanto tiempo había dormido, ni en donde me encontraba. Entre en pánico al no encontrar a Samuel a mi lado, en seguida salí del coche aun adormilado y me detuve unos momentos para apreciar el lugar en que me encontraba; un lago enorme rodeaba el lugar y a unos metros se encontraba una cabaña, aunque el lugar se veía completamente vacío no daba mal fario sino todo lo contrario, era precioso!

- ¿Hola?- grité a la nada mientras me dirigía a la cabaña esperando dar con la presencia de mi compañero.- ¿S-samuel?- musité adentrandome en la cabaña, las luces estaban encendidas, era pequeña pero encantadora y bastante moderna.

- ¡Hombre al fin te despiertas bella durmiente!- me exalté de sobre manera al oírle salir de quién sabe donde abrazandome por la espalda.

- ¡Tu tío! ¡Que susto macho!- sus carcajadas no se hicieron esperar- A mi no me hace ninguna gracia eh.

- Ven aquí- murmuró divertido depositando pequeños besos por mi cuello provocandome cosquillas.- Eres precioso- suspiró cerca de mi oído y una corriente eléctrica recorrió mi espina dorsal.

Sonreí ante sus caricias y voltee sobre mis talones para poder besarlo, Samuel acarició mis labios con los suyos con delicadeza, nunca antes me había besado de esa forma, se sentía bien, estaba siendo demasiado dulce. Poco a poco comenzó a adentrar su lengua y a danzar junto a la mía, sentí como cada vez hacía más presión con sus brazos sobre mi cadera logrando que nos rozaramos provocando un envío de cargas eléctricas a cada célula de mi cuerpo.

Samuel se deshizo de mi camiseta sin ningún esfuerzo, no hice el intento por detenerlo, quería esto.
Sus caricias se hicieron presentes y mi cuerpo comenzaba a reaccionar ante estas, no podía retener algunos ruidos extraños escapar de mi boca. Este se separó un momento y me tomó de las mejillas, entonces nos observamos a los ojos como nunca antes, sus pupilas brillaban más que cualquier estrella que haya visto, simplemente era hermoso.

- Willy..- murmuró suavemente- Déjame hacerte el amor- sentí que mi corazón se me escapaba por la boca, anteriormente lo habíamos hecho pero él siempre me lo pedía, amaba su forma de tratarme, con tanta delicadeza como si fuese la primera vez.

- Hazlo- susurré con suavidad, solo podía escuchar los latidos de mi corazón golpeando con fuerza contra mi pecho, mis mejillas y orejas ardían tanto que me quemaban.

- No sabes cuanto te amo- murmuró adueñandose nuevamente de mis labios, y entre besos nos encaminamos hasta caer de espaldas contra el suave colchón.

Pronto nos deshicimos de nuestra ropa hasta quedar completamente desnudos, me sentía expuesto pero seguro a la vez, su cuerpo parecía esculpido por un dios griego. Me preguntaba que lo hacía ser tan inseguro si estaba para ser un ángel de Victoria's Secret, pero aunque se lo repetía siempre nunca dejaba de preocuparse por su peso.

- Esto te va a doler- masculló divertido colocandose bien entre mis piernas

- No sería la primera vez..-

- Tranquilo chiqui, nunca te haría daño.- lentamente se fue adentrando con sumo cuidado, como si fuese de porcelana y al mínimo movimiento brusco fuera a romperme. Cerré mis ojos con fuerza al sentirlo completamente dentro, dolía pero no tanto como la primera vez.

Samuel no paraba de acariciar mi cabello y besar cada parte de mi cuello, nos quedamos así un largo rato hasta que finalmente mi cuerpo se acostumbró a la sensación, me removí un poco para hacerle saber que estaba bien y este lo comprendió de inmediato. Este comenzó un calmado vaivén mientras devolvía su mirada hacía la mía, entonces nuestros ojos se conectaron y supe que no había nadie más en el mundo con quisiera compartir el resto de mi vida que no fuese él.

- Sam..- suspiré ahogando un gemido

- ¿Te gusta chiqui?- gimió a mi oído, me limité a asentir un par de veces recibiendo una gran sonrisa de su parte.

Pronto sus embestidas comenzaron a ganar velocidad y profundidad, y ya no podía reprimir mis gemidos, simplemente salían por si solos. Me sentía como en el cielo, la misma sensación que cuando me tiré de paracaídas solo que a diferencia de eso no sentía miedo a caer, porque él estaba ahí para atraparme.

- T- te amo- espeté entre jadeos y luego de un par de embestidas más ambos llegamos al orgasmo.

Aquella noche solo las estrellas fueron testigos de lo que había sucedido, solo ellas eran testigos de nuestra forma de prefesarnos amor, y me gustaba que así fuese, solo él y yo y nadie más. 

Drabbles WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora