Mi niño.

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- Willy, ¿Crees que podrías acelerar un poco? llevo el culo plano chaval.-

Hacía media hora que íbamos andando en coche rumbo a algún restaurante para cenar, como recién nos estamos instalando en nuestro nuevo hogar cocinar era algo de lo que preferíamos dejarlo para cuando ya tengamos todo bien ordenado como se debe.

- Mira ese hombre de allí, ¿Pobrecillo no? Es muy tarde para andar caminando solo haciendo autostop..- comentó desviando un poco su vista hacía un sujeto que elevaba el pulgar intentando captar nuestra atención.

- Pues menudas pintas tiene, igual nada más parar te clava una navaja en el cuello ¿Sabes?-

- Vegetta por favor, a lo mejor es buena gente y de camino nos cuenta sus cosas. ¡Imagina que se convierte en un gran amigo y luego emprendemos grandes aventuras los tres!- noté como sus ojos se iluminaban mientras decía aquello, como si pudiera visualizar ese momento feliz junto a ese extraño, solo de hacerme la idea de ver a ese sujeto desconocido se me estrujaban las centraneas y malos pensamientos surgían por mi cabeza. ¡De ninguna manera permitiría que un completo desconocido se relacionase con mi Willy!

- Venga di que si hijo mío, ¿tú crees que todos son buena gente? Eres muy ingenuo Willy, siempre deberías pensar lo peor de una persona así le das lugar a que te sorprenda si es buena gente, y si no lo es pues anda te darías el gustaso de decirle que ya te lo esperabas.- sonreí victorioso al notar como fruncía el ceño pensativo, parecía estar grabando cada palabra en su cabeza.

- ¿Que irónico no? Tener que esperar lo peor de alguien para no desilusionarte, eso es muy lamentable.- soltó de golpe resoplando con un deje de melancolía, me preguntaba que cosas se estarían pasando por su mente en ese momento.

- Yo prefiero confiar en lo conocido y no arriesgarme a ser lastimado.- suspiré intentando cerrar el tema, que con la tontería no lo había notado pero nos encontrabamos en el estacionamiento del restaurante y por alguna razón ninguno se movía de su lugar.

- ¿Confías en mi?- preguntó como si de verdad no supiera la respuesta, es que es tonto.

- ¿Lo dices de verdad?- medio reí, inevitablemente llevé mis manos hasta sus mejillas estrujandolas con cariño- ¿Estamos tontos?, por supuesto que confío en ti, de no ser así no estaría aquí contigo ¿Sabes?, a diferencia de ti yo no me voy a vivir con cualquiera que te crees, que voy por la calle haciendo autostop para conseguir compañero de aventuras y de piso?

- Gracias.- murmuró entre risas tornando sus mejillas en un color carmesí que me daban ganas de chuparle la cara.

- ¿Por qué?-

- Por protegerme, eres como el hermano mayor que nunca tuve- sentí que mi corazón explotaría en cualquier momento, ¿Como se atrevía a decir tal cosa con esa carita?
Sin pensarlo dos veces me abalance encima suyo atrayendolo por la cintura hasta mis piernas logrando una posición un tanto incomoda debido al espacio reducido pero eso no me importó.

- Tú siempre seras mi pequeño Willy ¿Entiendes?, no puedo permitirme dejarte socializar con un desconocido sin pensar lo peor, porque si algo te pasase no me lo perdonaría nunca.- no recuerdo la última vez en la que había hablado más enserio en mi vida, pero sin duda esta era uno de esos momentos. Protegerle era mi obligación.

- Pero si soy súper buena gente por qué me harían daño?-
nunca comprendería como podía conservar esa ingenuidad e inocencia que normalmente solo los niños pequeños tienen hasta que se hacen mayores. Reí ante su pregunta acariciando su cuello con mi nariz provocandole cosquillas.

- Tengan o no buenas intenciones contigo no me interesa, si tuviera que encerrarte en una caja de cristal para que nadie más que solo yo pueda verte lo haría.- murmuré a su oído absorbiendo toda su colonia con mis fosas nasales embriagandome con su rico aroma.

- A veces pienso que me tratas como un niño pequeño.- bufó en un intento fallido por ocultar una sonrisa.

- Porque eres mi niño ya te lo he dicho.

Drabbles WigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora