Drabbles Wigetta

Scared.

Tarde, tarde, tarde. Willy es la definición de tarde.
Es la primera vez que se anima asistir a un club de ayuda contra su fobia, él realmente odia hablar del tema ya que lo considera realmente ridículo a la hora de explicarlo, pero se vuelve muy real cuando alguien está cerca.

¿Qué cual es su fobia? Algo denominado "Hafefobia", miedo a ser tocado. Y esto no siempre fue así, lo desarrolló en plena etapa de su adolescencia, la gente en ese tiempo no se tomaba la homosexualidad como algo normal, y lamentablemente Willy eligió un mal momento para hacerlo publico. Recibió todo tipo de repudio y odio, golpes físicos que terminaron por dañar su mente y todo aquello que él consideraba bueno.

Se convirtió en una persona solitaria y demasiado tímida para ser sano, debido a que su fobia no le permitía socializar en buenas condiciones.
No le gustan los abrazos, los besos, ni siquiera puede soportar un choque de puños o alguna palmada en el hombro.

En cuanto decidió que era momento de dejar de observar la puerta e ingresar al club, nada más ingresar el silencio se hizo presente. Él realmente odiaba recibir atención así que simplemente caminó deprisa a tomar un asiento sin mirar a nadie más que a sus propios pies, nadie dijo nada, exceptuando aquel hombre de barba perfilada y traje estúpidamente limpio. Quizás a ese si lo había notado un poco.

- Veo que tenemos un nuevo integrante.. algo tímido. ¿Qué tal? ¿Puedes decirme tu nombre?- preguntó el anteriormente nombrado recibiendo la atención de Willy, quien lo observó por unos segundos antes de hablar.

- Guillermo, p-pero me gusta que me llamen Willy- dijo casi en un susurro debido a que su ritmo cardíaco estaba acelerando demasiado deprisa como para intentar elevar la voz.

- De acuerdo Willy, mi nombre es Samuel y soy el consejero del grupo. Todos aquí necesitamos ayuda y estamos para apoyarnos mutuamente, nadie te hará daño ni va a juzgarte. Así que eres libre de hablar, pedir consejos y opinar, ¿Está bien?- su voz era realmente agradable para ser suya, definitivamente no pegaba con su cuerpo cupulento y bien trabajado en un gym. Para Willy todo parecía un chiste y comenzaba a preguntarse por qué tenía que estar en ese lugar rodeado de locos cuando él se consideraba una persona normal.

- Está bien- contestó sin muchos ánimos, aunque quizás una sonrisa se formó en sus labios al ver la de Samuel, pero nadie podía probar eso.

- Bien, comencemos. Tú, dinos tu nombre y cuentanos por qué estás aquí- dijo señalando a una muchacha rubia de bajo perfil, claramente ella no quería estar aquí.

- Mi nombre es Olivia, y estoy aquí porque sufro de bullying-

- Un gusto Olivia, dime, ¿hace cuanto que sufres bullying?-

- Hace unos dos años-

- ¿Por qué crees que te molestan?-

- Porque les doy asco, supongo que el que sea lesbiana no les agrada- Olivia hablaba de aquello como si fuera totalmente fácil de contar.

- Pues eso no está bien Olivia, no debes permitir que abusen de ti solo porque crean que tienen derecho porque no lo tienen de ninguna manera. Quiero que apliques la ley de los quince segundos y antes de que se te vengan encima les grites todo lo que sientes, y les preguntes que harían ellos en tu lugar, y luego se lo digas a un superior. Y esto va para todos, nunca permitan que nadie les falte el respeto por ser quienes son, porque una vez que lo permiten absolutamente nadie va a respetarlos nunca. Haganse valer por lo que son, todos somos personas y merecemos gozar de los mismos derechos y el mismo respeto que todo el mundo por el simple hecho de ser persona. Así que Olivia, deja de justificar los malos tratos y ponle un alto, porque si no lo haces tú no lo hará nadie.- Samuel sonaba como un psicólogo experto y Willy se encontraba anonadado ante sus palabras al igual que encantado con la forma de gesticular que este ejercía al hablar.