Capítulo 03.

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DOS VERSIONES



—Así que... —Meghan suspira, irritada—. Jera se interesó en ti y te pidió que te unieras a su grupito de amigos... ¿y tú le dijiste que no? —espeta, indignada, sentada en el asiento del copiloto mientras yo conduzco.

—No me interesa ser parte de su grupito —repongo—. Además, ¿quién te dijo que estaba interesado en mí? Quizás sólo buscaba la forma de burlase o conseguir otro nombre para su lista. —Hago una mueca—. No, gracias.

Meghan se gira en su asiento hacia Mason que va en la parte de atrás.

—¿Puedes creer que rechazó al chico más guapo de la escuela? —Le dice, apuntándome, como si hubiese cometido un delito.

—No me sorprende viniendo de Mack —contesta mi hermano.

—¿Y eso qué significa? —farfullo.

—Qué eres cabezota —responden ambos al unísono.

—Son terribles —comento riéndome.

—Pero admite que es guapo.

Ladeo la cabeza, intentando rememorar las facciones del chico.

—Puede.

—Mack...

—Vale. Su rostro no está mal —admito—. Pero cómo te digo, no me fijo sólo en eso. —Oigo a mi hermana suspirar—. ¿Te gusta?

—No, sólo pensaba en que harían buena pareja.

—¿En serio? ¿Pareja? Por favor —refunfuño—. Creo que terminaría matándolo si saliésemos juntos.

Intento cambiar el tema para que Meghan deje de fastidiar, pero una vez que se le mete algo en la cabeza, es difícil de sacárselo. Dejo a mis hermanos en casa para que terminen de ordenar las cosas que aún faltan y yo me aventuro al centro de Beckinsale. Al igual que la escuela, queda algo lejos, ya que nosotros vivimos casi encima de la montaña, así que ir en auto es la mejor opción.

Es bastante sencillo y algo rústico. La calle principal tiene casi todo lo que uno necesita; supermercado, bazares, tiendas de ropa, librerías, entre otros. No hay un centro comercial, lo que hará que a Meghan le dé un ataque, sin embargo, vi unas cuantas tiendas de maquillaje y la ropa se ve bonita. En el centro de la calle principal hay un gran parque con unos árboles muy parecidos a los que se encuentran en el bosque que rodea nuestra casa, pero lo que más llama mi atención es la hermosa glorieta que se encuentra en el centro. Es de estructura redonda, con una cúpula como techo, barandales de madera blancos y bancas. Parece algo vieja, la pintura está desgastada y hay vegetación subiendo por los costados.

Había visto pocas de estas de las grandes ciudades, pero la mayoría estaban en desuso o las cambiaban por algunas otras estructuras más modernas.

No puedo evitarlo. Las palmas de mis manos pican ante las ganas de dibujarlo, aunque sea hacer un boceto a sombras. Suerte que siempre llevo conmigo mi cuaderno y mi estuche, aunque el primero quedó algo manchado por el café que esa chica Sheryl había derramado sobre él, las hojas no se arruinaron por completo. Me siento con las piernas cruzadas en el seco césped frente a la glorieta, a una distancia considerable para poder observarlo por completo y tener una mejor vista de los detalles y proporciones. Busco una página en blanco y saco uno de mis lápices y comienzo a trazar líneas.

Sé que tal vez no deba desperdiciar así el tiempo, pero hay ocasiones en las que no puedo controlarme e ignorar mis ganas de dibujar. Simplemente siento esa necesidad de plasmar algo en mi cuaderno y no hay forma de pararme. Si hay algo que llame mi atención, y tengo un lápiz de cualquier tipo y una hoja o lo que me sirva como una, lo dibujo. Mamá solía llamarme "manchitas" de pequeña, ya que siempre tenía los dedos, manos e incluso brazos manchados con algún tipo de residuo de lápiz o pintura o algún otro material. Sigo manchándome de vez en cuando, aunque ya no es tan frecuente.

I. The Calling ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora