Capítulo 23.

7.7K 742 92
                                    

23

LA CAÍDA DE LAS HOJAS



—Hola, Mase. —Saludo a mi hermano una vez que sube a la parte de atrás del auto de Jera—. ¿Qué tal ha ido tu tarde?

—Estuvo bien. —Me sonríe—. Einar tiene muchos libros interesantes y le gustan los mismos cómics que a mí. Dijo que empezará a ir a la misma escuela a la que asisto, aunque es un grado mayor.

No puedo evitar sonreír al escuchar la emoción tiñéndole la voz.

—Eso es genial, Mase.

Estoy feliz de verlo adaptarse al pueblo. Ya es hora de que él también se sintiese más a gusto acá. Aunque... no puedo evitar pensar en lo que Astrid me ha comentado antes, sobre Einar y lo que le espera. Sólo espero que el chico pudiese disfrutar los momentos que tiene en el presente, sin importar lo que sucederá en el mañana.

Al llegar a casa, Mason le agradece a Jera por traernos y se baja para correr rápidamente a la entrada. Sigue causándome gracia que él y Meghan piensen que necesito estar a solas con él, todavía se imaginan cosas. Pero, bueno, sacarles una idea de la cabeza es casi imposible.

—Gracias por traernos —musito mientras me quito el cinturón—. Te veo... ¿en la escuela? —tanteo.

No sé muy bien si la llegada de su hermano amerite que se ausente un par de días. Viendo lo autoritario que es, no me sorprendería que privase a Jera de ir a clases por sus caprichos.

—No lo sé —responde—. Lo que ha pasado con Kelly... —Suspira—, hace más complicadas las cosas.

—Entiendo... —alargo—. Sabes...

—Mira. —Me interrumpe.

Está mirando por el retrovisor. Mis ojos siguen los suyos, el espejo refleja el bosque que está detrás del auto. Entre la penumbra y los gruesos troncos de los árboles, logro ver movimiento. No tengo la súper vista de Jera, así que tuve que hacer un esfuerzo para poder notarlo. En efecto, puedo ver el brillo de unos pares de ojos y el reluciente pelaje de los lobos camuflándose entre la naturaleza.

—¿Son los que van a reemplazarte esta noche? —pregunto y desvío mi mirada hacia el chico.

Esboza una pequeña sonrisa de lado.

—Nadie puede reemplazarme, Caperucita —agrega con picardía.

Me hace rodar los ojos. Ahí está el Jera que conozco.

—Veo que te sientes mejor —bufo.

—Bueno, el mérito es todo tuyo.

—No ha sido intencional —replico.

Se ríe suavemente y luego estira el brazo. Su gran mano se posa sobre mi cabeza y me revuelve suavemente el cabello.

—Gracias, lo digo en serio —musita.

De repente, el espacio dentro del auto me parece que se ha encogido. Y yo me siento, de la nada, algo cohibida. Ha sido un día movido, tanto él como yo hemos pasado por una montaña rusa de emociones con todas las noticias que han llegado de golpe —sobretodo Jera—. Quiero creer que es el cansancio lo que hace que me sienta de esa forma.

—No es nada —farfullo—. Estoy cansada, así que, nos vemos.

Abro la puerta.

—Espera, Mack...

I. The Calling ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora