I. The Calling ©

Capítulo 18.

18

OCHO KILOS DE PURO PELO

—Mackenzye, ¿verdad? ¿Cómo estás? —insiste.

—Sí... Rydell, ¿verdad? —balbuceo.

—Me sorprende que no me confundieras con mi hermano.

Hace un ademán con la cabeza, señalando hacia mi espalda. Ryden está a unos cuantos pasos más atrás, apoyado en un árbol, cerca del perímetro del estacionamiento, vigilando a todos los estudiantes... o sólo a nosotros. Un escalofrío me recorre toda la columna y mi mano se cierra sobre la muñeca de Meg sutilmente.

—Creo que eres el más hablador de los dos, ¿no? —farfullo.

Detrás de él, a un par de metros solamente, está mi auto. Si pudiese entretenerlo lo suficiente para llegar allí y encerrar a Meghan dentro.

Rydell sonríe.

—Sí, es verdad. —Sus ojos se dirigen a mi hermana, poniéndome aún más tensa—. Y ella se parece a ti, ¿tienen algún parentesco?

Es la primera vez que oigo eso. Mason y Meghan se parecen más entre ellos, y al mismo tiempo, se parecen a mamá. Yo siempre he recibido comentarios de que soy más cómo mi padre, a excepción de la boca y los ojos.

—Soy su hermana —responde Meg, dando un paso adelante para quedar a mi lado. No he podido detenerla o habría sido muy obvio que estoy tratando de mantenerla fuera de su alcance—. ¿Eres amigo de mi hermana?

—Gusto en conocerte, Meghan —dice él con una sonrisa que podría decírsele encantadora, si no fuese porque envés de dientes blancos, por debajo, imagino los colmillos de un lobo—. Soy Rydell y el de allá atrás es mi hermano Ryden. —Meg gira el cuello hacia el mencionado—. Perdón, es algo tímido. Y bueno, a penas me he topado con tu hermana una sola vez.

—¿Van en otro instituto? No recuerdo haberlos visto por aquí.

Mi hermana parece demasiado interesada en ellos y no me ayuda para tratar de avanzar hacia el auto. Mis ojos escanean rápidamente el estacionamiento. ¿Dónde está Jera?

—Oh, no. Nosotros nos graduamos hace un par de años —responde—. Pero nacimos y crecimos aquí, volvemos con frecuencia a ver a nuestra familia. —La mirada de hielo regresa a mí—. Es importante mantenernos cerca de la familia, ¿verdad, Mackenzye?

No me ha gustado su tono de voz. Está insinuando algo y hace que se me disparen las alarmas aún más, cómo si hubiese una amenaza por debajo de esa frase y, probablemente, así sea. Al diablo si es muy obvio. Alargo mi brazo y le vuelvo a agarrar la mano a Meghan para intentar salir corriendo hacia el auto.

—Aunque este pueblo ya no los recibe muy bien, Rydell.

Jamás he estado tan feliz de escuchar la voz de Jera. La expresión de Rydell cambia por completo al oírlo, se le ha borrado la sonrisa del rostro para cuando lo tiene en la mira. Meg y yo nos hemos girado, Jera ha salido de un costado, cerca de su propio jeep y se acerca a nosotros.

—Jera —sisea Ryden, que aparece por detrás de nosotras y me obliga a retroceder un poco junto con mi hermana.

Jera se mete entre ellos y nosotras.

—Ha pasado tiempo, Jera —dice Rydell, demasiado sereno, mientras le hace una sutil seña a su hermano para que se detenga.

—Sólo lo diré una vez: no quiero volver a verlos por aquí a ustedes dos —gruñe el chico y da un par de pasos hacia ellos—. Déjenla en paz.