I. The Calling ©

Capítulo 50.

50

ANTES DE TI, ANTES DE MÍ

—Jera era demasiado pequeño, demasiado ingenuo para lo que se le había destinado y la muerte de nuestra madre lo afectó mucho. Jera era... —alarga— ...era esa clase de niño que tu mirabas y tenías que proteger. Siempre estaba tratando de cuidar del resto cuando no podía ni cuidarse así mismo aún. Su bondad era una debilidad —agrega—. Cuando pasó por el cambio y recibió las memorias de Asger, sabíamos lo que eso significaba y temíamos que si no hacíamos algo respecto a su personalidad... no sobreviviría. No tendría ni la oportunidad de decidir sobre su vida.

—¿Le dieron siquiera la oportunidad de hacer eso? —refunfuño.

La mirada de Aidan cayó.

—Confieso que no tuvo tanta libertad como la estás teniendo tú —replica—. Ya te lo dije, somos criados desde pequeños con el pensamiento de que el deber va por sobretodo. Y debido a eso, decidimos que lo mejor era alejarlo de nosotros. Así que usé como excusa la pelea por el puesto de alfa para poder tomar distancia de él y con mi padre ascendiendo al puesto de Primero, él lo usó para dejar de lado su rol de figura paterna y ocupar uno de más autoridad.

—¿Y con qué fin? —exclamo—. ¿Apagar su amabilidad? ¿Endurecer su carácter? —sopeso—. ¿Envés de disfrutar los años que les quedaban con él? ¿Pasar sus últimos días normales como una familia?

—Prevenir el dolor —repone—. Acostumbrarnos a una vida dónde él ya no esté y dónde él no se vea tentado a dejar de lado su deber por el amor de una familia rota. —La voz de Aidan titubea un poco—. Hasta que llegaste y lo hiciste cambiar. Ríe más, habla más, ha retomado el contacto que tenía con sus amistades... ha tratado de acercarse a nosotros otra vez. Quizás influenciado por el vínculo que ve que tienes con tu familia. —Niega con la cabeza—. No podía soportar el haber mantenido a mi hermano alejado durante tantos años fuese en vano. Creí que lo habías hecho retroceder. Volvía a ver a un chico que sueña con tener un futuro. Por ti, se hizo esperanzas otra vez.

Siento que me pongo roja, pero aclaro mi garganta.

—¿Y eso es motivo para que me lances dagas? —farfullo.

El alfa suelta una pequeña risa. Creo que es la primera vez que lo oigo reírse y el parecido con su hermano salta a la vista, tienen los mismos hoyuelos y sus ojos también se empequeñecen cuando se ríe.

—Eso es entrenamiento —repone—. Tenía que enseñarte algo de control. Eres impulsiva y sentimental, es peligroso, solo ibas a hacer que te mataran y arrastrarías a Jera contigo.

—Sí, soy impulsiva, pero tú también me buscas las cosquillas —bufo.

—Es divertido fastidiarte —dice y se encoge de hombros—. Tampoco me agradaba la idea de que estabas echando a perder lo que forjé durante años.

Pongo los ojos en blanco.

—No es excusa —señalo—. Además... —Suelto un suspiro—, ¿realmente ibas a creer que haciendo todo eso, Jera iba a dejar de quererlos? ¿No conoces a tu hermano, Aidan? Son la única familia que le queda. Habrá tenido malos momentos con ustedes, pero los buenos permanecen también. Olvidarse del amor que alguna vez te han dado, es difícil —murmuro.

Mi padre se marchó hace mucho tiempo, cuando tenía nueve años y jamás he podido odiarlo por ello. Porque a pesar de todo el dolor que nos hizo pasar, él nos amó en algún momento, lo demostró todos los días a cada segundo durante esos nueve años y eso no lo puedo olvidar. Su cariño está grabado a fuego en mis recuerdos y eso es lo que me impide guardarle rencor, pero también lo que hace que la herida que dejó no pueda cerrar. La incertidumbre, la culpa de pensar que, quizás, algo hicimos mal para que se marchara, el no saber el motivo por el cuál se fue... ese es el verdadero dolor.