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CARGAS Y RESPONSABILIDADES
A la mañana siguiente tuvimos que saltarnos las clases para poder ir a la comisaría. En el desayuno debatimos entre los tres y decidimos que lo mejor es dar aviso a la policía, así eso signifique que le notifiquen a nuestra madre. Al llegar, la alguacil Haller, una amable mujer de unos cuarenta y tantos, toma nuestros datos y nos hace un ligero interrogatorio, más que nada para tener los antecedentes de lo que está ocurriendo. Me abstengo de mencionar a Ryden porque no tengo pruebas de nada ni lo conozco de nada cómo para decirle que sospecho de él. Hasta yo misma me replanteo la posibilidad de que se trate de él. Y por supuesto que llamaron a mamá que, al poco rato de salir de la comisaría, me llama. Yo dispuesta a seguir con mi plan de asumir con toda la culpa y responsabilidad, empiezo a contarle a duras penas lo que sucedió porque ella está muy nerviosa, sin embargo, Meg me quita el celular de las manos y se pone a hablar con ella. Al final, no me deja terminar la conversación, es ella quién lo hace y luego cuelga.
—¿Por qué haz hecho eso? —Le reclamo.
Meghan me pasa el celular de vuelta.
—Porque es la verdad —responde y emite un suspiro—. Mamá llegará pasado mañana.
El ambiente en casa está algo tenso. Ninguno sale de las habitaciones, yo sólo lo hago para cocinar y limpiar un poco, pero me la paso mirando por las ventanas, vigilando a todo momento. Luego de cenar con mis hermanos sumergidos en silencio, me retiro a mi cuarto y me siento el alféizar. Saco mi cuaderno de bocetos y me quedo observándolo por cerca de media hora, intentando hallar mis ganas de dibujar... alguna idea... nada. Tengo un ligero bloqueo de inspiración. Supongo que no debiese de sorprenderme dado los eventos de anoche. Aunque deberíamos de poder dormir más tranquilos esta noche, ya que la alguacil ha enviado una patrulla para quedarse afuera de nuestra casa por un par de días durante las noches mayoritariamente.
Mi mirada viaja hacia el cielo nocturno que está pintado en mi ventana. Es un cielo despejado, todas las estrellas se aprecian con facilidad y cuelgan junto a una luna menguante, tan fina como una uña. Y, por algún motivo, recuerdo a mi padre. Mi mente se ve atiborrada de interrogativas que he estado tratando de evadir durante años, algo que, usualmente, logro con facilidad, sin embargo, no es el caso ahora.
¿Dónde está? ¿Estará vivo siquiera? ¿Tiene una familia nueva? ¿Hijos a los cuáles entregarles cariño y protección? ¿Por qué se fue?
Imagino que mis divagaciones son producto de que, inconcientemente, ayer deseé no haber tenido que pasar por aquel tormento. En algún momento de la noche, cuando me fui a dormir, el pensamiento de que, quizás, eso no habría ocurrido si él hubiese estado aquí.
Alguien toca mi puerta.
—¿Mack?
Es Mason.
—Pasa. —Él abre la puerta y entra—. ¿Qué ocurre?
Es reticente a darme una respuesta de inmediato. Lo noto incómodo con las manos dentro del bolsillo de su sudadera. Finalmente, el chico suspira y camina hacia mí para sentarse a mi lado en el alféizar.
—Estaba pensando en... papá —musita.
Me sorprendo un poco ante la coincidencia. Pero supongo que no debía de ser tan extraño, debe ser el mismo sentimiento que me invadió anoche.
—Yo también —admito.
—Al menos..., tú tienes una imagen que recordar —balbucea—. Para mí, él es una figura borrosa en mi memoria. —Hace una pausa y observa hacia afuera por la ventana—. Creo que recuerdo su voz. Pero no puedo estar seguro.
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I. The Calling ©
Hombres LoboPRIMER LIBRO TRILOGÍA LA PREDICCIÓN DE LA VALA Sinopsis. La única preocupación que Mackenzye Nightshade siempre ha tenido, es su familia. Ella es la hermana mayor. Ella es el pilar de su madre desde que su padre se esfumó en el aire cuando tenía nu...