Capítulo 20.

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SOLITARIO



Busco a Meghan durante el receso. Aunque no tengo que hacer mucho ya que ella también me estaba buscando. Quiere permiso para ir a dormir a la casa de una de sus amigas, con todo esto que está pasando sobre La Caída de las Hojas, quieren ir de compras hoy y estar temprano mañana en el evento. Me entra un poco el pánico. No me gusta la idea de dejarla en una casa dónde no sé si es un blanco fácil. No sé de lo que estas personas son capaces, pero ya amenazaron una vez la seguridad de mis hermanos. Estoy inclinada a decirle que no. Sin embargo, ¿con qué justificación? ¿Qué le digo cómo motivo por el cuál no la estoy dejando? Y Meghan querrá una razón y va a pelear porque esa razón sea justa.

Termino diciéndole que sí, pero que, por favor, me llame ante cualquier cosa extraña. Y ella se marcha feliz, está entusiasmada por estar con sus nuevas amigas y todo lo que este pueblo puede ofrecer. Hace tres semanas, cuando llegamos aquí, no habría creído que escucharía esas palabras.

El resto de las clases pasan lentas. Con los exámenes acercándose el ambiente está tenso. Y yo necesito aclarar mi cabeza de estos cuentos de hadas. Mis calificaciones deben subir este año si quiero ir a una buena universidad y optar a becas. Incluso si aún no tengo ni la menor idea de lo que quiero hacer con mi vida.

A la salida, Jera se detiene a mi lado en el casillero.

—Mándame un mensaje si decides ir para pasar por ti.

Yo asiento y me alejo para dirigirme al estacionamiento. Paso por Mason y le explico el panaroma de hoy. Le he dado una excusa lamentable sobre por qué no estaré en la casa y por qué necesito que se quede en otro sitio. Me sorprende oír que lo acepta, no quiero meterme más, preguntarle el motivo, si no, es capaz de retractarse.

Llegamos a casa y me ayuda a preparar la cena. Comemos en un ameno ambiento, mi hermano parece estar de buen humor. Tampoco le pregunto el por qué. Terminamos de limpiar la cocina y yo subo a darme una ducha para luego cambiarme. El clima está cada vez más frío. Así que me visto con capas de ropa y un abrigo encima. Le he mandado un mensaje temprano a Jera para que pasara por nosotros cuando pudiera. He echado el libro que el chico me trajo al bolso.

—Mack, creo que Jera está afuera.

Mason aparece en la puerta de mi habitación. Me asomo a la ventana de mi cuarto y desde ahí es visible el jeep.

—Toma tu abrigo que hace frío afuera.

Salimos de casa y me aseguro de que la puerta esté bien cerrada. Nos subimos al auto de Jera, éste saluda a mi hermano y a mí antes de poner en marcha el auto. Hay silencio hasta que nos detenemos en un semáforo, Jera se estira y abre la guantera que hay delante de mi asiento, de ahí saca una bolsa, cierra la guantera y le tiende la bolsa a mi hermano.

—Toma, Mase —dice mientras le echa una mirada por el retrovisor.

Mi hermano lo mira confundido, pero agarra la bolsa. Yo también lo observo con atención. Mason saca lo que sea que haya dentro y se le escapa un sonido de sorpresa. Me volteo en el asiento para mirarlo. Está sosteniendo una caja con un logo que conozco bien.

—Estos son... —balbucea Mase—... son cómics de ediciones limitadas. —Levanta la cabeza para mirar a Jera—. ¿Dónde los has conseguido?

Jera esboza una sonrisa.

—Tengo algunos contactos —responde—. Es tuyo. Puedes quedártelos.

Los azules ojos de mi hermano se vuelven el doble de grande.

I. The Calling ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora