28
CUENTA LA LEYENDA
Jera me observa unos instantes. La intensidad de su mirada es la suficiente como para sentir que me quema la piel, pero yo no aparto la mía tampoco.
El chico se levanta del alféizar y aunque quiso disimularlo, pude ver que le ha costado debido a la herida que tiene en la pierna. Da un par de pasos y ya está frente a mí a unos centímetros de que su pecho choque con el mío en cada respiración. Sus ojos son marrones, pero destellan como si fuera acero ardiendo en las brasas.
—Es cierto que hay cosas que tuve que hacer porque era mi responsabilidad, mi deber —replica—. Pero, Mackenzye, nada de lo que salió de mi boca fue por otro motivo más que lo que sentía —recalca—. Creo que me he ganado tu confianza hasta ahora o, al menos, la tuve en un momento, no sé si aún es así... —alarga—, pero te pido que confíes cuando te digo que jamás te vi como una carga, como si fueras mi deber, como si sólo fueras sólo una reencarnación más. —Eleva una de sus manos y hace el ademán de ir a tocarme la mejilla, pero se detiene antes de tocarme y me mira inquisitivamente, cómo si estuviese preguntándome si está bien tocarme en esos momentos. Le hago entender que sí, así que acuna el borde de mi mandíbula y parte de mi cuello en su gran mano. A pesar de tener la piel sensible, el calor que desprende es reconfortante—. Entiendo que todo sea confuso ahora; para mí también lo fue en un inicio. Sin embargo, para mí, sigues siendo Mackenzye y nunca te vi de otra forma.
La preocupación que siento en el estómago se arremolina y sube hasta mi pecho. Es eso: la confusión. No sólo con respecto a Jera, si no que toda la situación es confusa, es apabullante. Y cómo si fuera poco... no logro diferenciar bien lo que este chico me hace sentir; ¿es sólo agradecimiento por todo lo que ha hecho por mí y mi familia? ¿Hemos llegado a un punto dónde lo puedo considerar un amigo? ¿O... es algo más?
La última incógnita me espanta y me hace despegar los ojos de los de Jera, y los muevo automáticamente hacia la fotografía enmarcada que yace sobre mi escritorio. Esa persona y yo, sonrientes; esa sonrisa y ese fantasma...
No. No hay nada más. Sólo es mi constante estado de agradecimiento hacia Jera y la confianza que me ha dado lo que me hace imaginarme cosas.
Doy un paso hacia atrás y me alejo del toque del muchacho.
—Gracias por aclararlo —farfullo. Su rostro adapta una expresión que no le he visto antes, pero la cambia rápidamente—. Tienes razón, es confuso todo esto y mi cabeza está hecha un lío. Necesito descansar.
Él asiente con la cabeza.
—Por supuesto... —musita.
—Me iré a bañar... —Le doy otra mirada panorámica al chico—. ¿Vas a quedarte hoy?
—Si así lo quieres... —Señala con el dedo hacia la ventana—. Puedo hacerlo desde afuera si necesitas privacidad.
—Está bien que te quedes aquí dentro —respondo.
Jera vuelve a asentir y yo salgo de mi cuarto para correr de la incomodidad que de repente se ha instalado y refugiarme en el baño. Una vez allí, respiro profundamente para calmar un poco mis nervios. Abro la llave del agua caliente, me deshago de la ropa prestada que traigo y meto bajo el chorro de agua. Me permito relajarme y también llorar, porque sé que el sonido de la ducha es lo bastantemente fuerte como para amortiguar mis sollozos. Estoy aterrada. Yo, que siempre he tenido mi vida en control, estoy acostumbrada a la monotonía, a la simpleza y hasta a lo aburrido. Mi mundo, mi realidad, mi vida y mis emociones están de cabeza. Hay tanto que no entiendo, tanto que desconozco. Existe un límite de cuánto puedo cargar y empiezo a sobrepasarlo. Necesito descargar todas mis angustias de alguna forma y el llanto es lo primero que ha ocurrido.
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I. The Calling ©
WerewolfPRIMER LIBRO TRILOGÍA LA PREDICCIÓN DE LA VALA Sinopsis. La única preocupación que Mackenzye Nightshade siempre ha tenido, es su familia. Ella es la hermana mayor. Ella es el pilar de su madre desde que su padre se esfumó en el aire cuando tenía nu...