Capítulo 55.

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BLOD HEX


—Cassian es mi antepasado. Es parte de nuestro linaje. —Astrid empieza a explicar—. ¿Recuerdas que te dije que cuando los hombres nacen con el don del Seid tienden a enloquecer hasta el punto de la muerte? —pregunta. Yo asiento—. Cassian fue uno de los primeros y pocos hombres dentro de nuestra familia que presentó el Seid, pero, sin duda, fue uno de los más poderosos. El problema fue cuando comenzó a perder el control de ello y eso era amenaza para todos los Practicantes y Cambiaformas porque nos podía exponer. Como era de nuestra familia, el Sirkel ordenó que nosotros nos hiciéramos cargo.

—¿Cargo? ¿Cómo...? —Por la mirada que Astrid me da lo entiendo—. ¿Matarlo?

—Sí. A pesar de estar al borde la locura, seguía estando lo suficientemente cuerdo como para no sucumbir al suicidio aún, lo que lo hacía aún más peligroso. Cassian se enteró de lo que se planeaba y se adelantó a los hechos. En ese tiempo, mi abuela aún no nacía, su madre la cargaba en el vientre. Él recurrió al Fiölkyngi, utilizó una maldición tan retorcida y oscura que atrajo consecuencias terribles. Lo asesinaron, pero cuando mi abuela nació, él volvió a la vida y mi bisabuela falleció en el acto.

—¿Tu bisabuela?

—Mi bisabuela sabía lo que él había hecho y lo ayudó... —Astrid deja salir un gran suspiro—. Cassian es mi bisabuelo.

—¿Qué? —espeto—. Entonces, es un familiar bastante directo...

—Bastante —responde—. Mi bisabuela estaba cegada por su amor por él. Se creyó todas sus manipulaciones y mentiras, le juró que volvería a la vida sin ningún problema y que estarían juntos como una familia. Nunca le dijo que su vida sería el costo. Pudo ser peor, pudo haber sido la vida de mi abuela, creo que ese era el plan: una nueva vida por una antigua. Sin embargo, la maldición rebotó o algo salió mal y, al final, la que murió fue mi bisabuela. Y él sigue atado a nuestro linaje —murmura.

—¿A qué te refieres con eso?

—Es un vínculo, como una cuerda de la cual tiran ambos extremos. Cassian sigue vivo y se hace cada vez más poderoso con cada generación de nuestro linaje que nace y pone en práctica su Seid. Es así como evita la locura y como se fortalece: el poder se traspasa por medio de esta cuerda tanto desde él hacia nosotros, como de nosotros hacia él. —Astrid se mira las manos con rabia—. No lo sabía... se supone que sólo era una historia, una mancha en nuestro árbol genealógico que quedó como una leyenda para asustar a los niños. —Sus manos empiezan a temblar—. Me siento sucia ahora pensando en todas las veces que usé Seid, que usé su poder. Siento que lo estoy ayudando, que lo vuelvo más fuerte —masculla—. No sólo está ayudando a Perthro, ahora se llevó a Einar. ¿Quién sabe de lo qué es capaz de hacerle? ¡Puede manipularlo y usarlo a su antojo! —exclama.

—As, lo vamos a encontrar, ¿vale? —digo tomando sus temblorosas manos—. No vamos a parar hasta encontrarlo. ¿No hay forma de detener a Cassian? ¿De cortar el vínculo y así dejar de hacerlo fuerte?

Ella niega con la cabeza.

—Sólo conozco una forma. El Seid tiene un principio: "Todo lo que pides debe ser devuelto". Cuando usas maldiciones, ese principio se corroe, se rompe, ya que lo estás quitando, lo que estás utilizando, lo haces sin dar nada a cambio. Para poder romper una maldición, debes de restaurar ese principio. Devolver el equilibrio —explica.

—¿Y en este caso cómo se podría hacer eso? —cuestiono.

La rubia se queda en silencio observándome. Incluso antes de que pronunciara las palabras, mis entrañas me advierten con un mal presentimiento.

I. The Calling ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora