42
ROSSI Y ROMAN
—¿Estás segura de que quieres conversar aquí? —pregunta Jera.
—Sí, no quise sacar a Astrid de su propia casa —respondo—. Se le veía muy cómoda frente a la chimenea.
—Podemos ir a mi cabaña si te apetece... —dice mirando en todas las direcciones—. Un poco más de privacidad, ¿tal vez?
—Aquí está bien —aseguro.
Me lo he traído hasta el sector de las esculturas. No sé por qué, pero me siento cómoda en la tranquilidad de este lugar. Y tranquilidad es lo que necesito en estos momentos para poder conversar con él.
—Está bien... —alarga y suspira. Una nubecilla aparece frente a su rostro—. Cualquieras sean las preguntas que tengas, las contestaré.
Me siento sobre una roca que sobresale del suelo lo suficiente, por suerte, el frío aún no la ha humedecido.
—Antes de eso... quisiera hablarte sobre algo más —musito. Los ojos de Jera se suavizan y da un paso hacia mí, dándome a entender que tengo su total atención—. Sé que no he sido muy honesta sobre mis sentimientos... en general, o hacia ti —agrego—. No toqué el tema del... beso antes porque...
Hago una pausa. Siento que la voz me temblará en cualquier momento y las manos también. Quiero ser capaz de contarle sin llorar, pero no sé si lo lograré.
—Mack... —Jera se sienta junto a mí en la roca—. No debes explicarme nada. No quiero que te presiones a hablar de algo que no quieres...
Siempre tan atento...
—Pero quiero hacerlo —interrumpo—. Necesito hacerlo o no conseguiré jamás dejarlo atrás y yo... —Suelto un suspiro—. Necesito sacarlo de mi pecho también. —Lo miro a los ojos—. Por favor, sólo necesito que me escuches, y si lloro en algún momento no te espantes.
Él asiente con lentitud. Vuelvo a tomar aire, intentando agarrar valor con ello también. Mis ojos se detienen sobre la cabeza esculpida de Fenrir. De sus hijos. Les ruego por un poco de coraje y comprensión.
Entonces, me sumerjo en mis recuerdos y en la pena que me persigue.
Mi mamá siempre me ha dicho que debo dejar de ser tan fría. Ella entiende que mi personalidad tuvo que endurecerse debido a la desaparición de mi padre de nuestras vidas, a que soy la hermana mayor y que tengo que proteger a mis hermanos. Vive disculpándose porque siente que me ha hecho madurar demasiado rápido y que teme que no pueda encontrar la felicidad que una relación puede proporcionar, teme a que por culpa de su fallida relación yo ya no crea en el amor y que no pueda experimentarlo como cualquier otra adolescente. Le sigo repitiendo que no es culpa suya, que yo veré cuándo sea óptimo para mi tener una relación. Es por eso que cuando Jera apareció y me vio tan cercana a él, no pudo evitar emocionarse y pensar que, por fin, su obstinada hija había abierto su corazón.
Mi relación con mi madre es muy buena. Le cuento todo y ella a mí también, nos tenemos mucha confianza. Sin embargo, no siempre le conté todo. Lo que mi madre no sabe es que su hija sí le había abierto su corazón a alguien alguna vez, para luego cerrarlo debido a una trágica razón y mantenerlo así porque no soportaría una pérdida como esa de nuevo.
Todo se remonta a mi malhumorada y fría —más aún que ahora— yo de catorce años. Nos habíamos mudado hacía poco a Seattle, yo era otra vez la chica nueva con un raro color de cabello que cargaba para todos lados una libreta y las manos manchadas de pintura o residuos de grafito que no hablaba con nadie, que no tenía interés en socializar y que mordía envés de ladrar si alguien se metía con ella. Siempre he sido así; una burbuja se formaba a mi alrededor, protegida con enredaderas con espinas que no dejaban entrar a nadie. Muy pocas personas lograban atravesarla sin hacerse daño. Rossi y Roman fueron algunas de esas pocas personas.
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I. The Calling ©
WerewolfPRIMER LIBRO TRILOGÍA LA PREDICCIÓN DE LA VALA Sinopsis. La única preocupación que Mackenzye Nightshade siempre ha tenido, es su familia. Ella es la hermana mayor. Ella es el pilar de su madre desde que su padre se esfumó en el aire cuando tenía nu...