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LA ISLA DEL LOBO
—Puedo escuchar los engranajes de tu cabeza maquinar allí dentro —murmura Jera—. ¿En qué piensas?
—En Astrid —respondo—. En Einar, en ti y en Aidan.
Jera se acomoda mejor en la cama. Con la mano que tiene sobre mi cintura, busca la mía y me acerca más a él, mi espalda pegada a su torso, su corazón latiendo contra el mío.
Después de haber salido de la Casa del Cuervo, metimos a Astrid rápidamente en el auto y nos fuimos al hostal. As empezó a toser sangre en la mitad del camino y yo me estaba volviendo loca por la preocupación. Al llegar, nos hemos encontrado con Aidan de frente en la entrada, así que él rápidamente la cargó a la habitación. Una vez allí, As se tomó su té extraño que le ayuda en ocasiones como estas y luego se durmió de inmediato. Mientras ella descansaba hemos tenido que lidiar con un Aidan enfurecido por la condición en la que estaba As, cuando le hemos explicado lo que pasó, se calmó un poco, pero seguía con cara de enojado. Hemos estado los tres vigilándole el sueño un par de horas, nos daba miedo que de un segundo a otro dejase de respirar, ya que estaba en muy mal estado. Sin embargo, el té y el descanso parecieron funcionar, porque después de unas cuantas horas, se ha despertado con mejor color en el rostro y sin problemas para respirar, y demandando comida. Así que hemos enviado a los chicos a buscar comida mientras yo me quedaba con ella. Mientras cenamos, hemos revisado los libros que Hilde nos ha entregado. Aunque ni los Jensen ni yo sabíamos qué buscar o cómo saber qué servía o no, al menos, hemos podido ayudar a Astrid a recolectar un par de hechizos para que no tuviera que hacerlo todo sola. Finalmente, se ha hecho tarde y mañana partimos temprano a la comunidad de Leif, por lo que Jera y yo nos hemos marchado a nuestro cuarto con la promesa de Astrid de descansar como corresponde esta vez.
—¿Qué te preocupa? —farfulla Jera.
—Todos ustedes han tenido vidas tan difíciles, familias tan complicadas con las que lidiar... y a eso sumarle este mundo tan loco y violento...
—Todos teneos que lidiar con nuestras vidas, ya sean complicadas o no. Sobrenatural o no —replica.
—Lo sé, por aún así... —Suelto un suspiro—. Ha sido demasiado injusto para todos ustedes. Y yo que pensaba que mi vida era complicada porque mi padre nos abandonó y porque mi novio murió...
—Oye... —advierte Jera. Me besa el hombro—. Si te poner a comparar tu vida con la de los otros, no harás más que sentirte miserable. Todos tenemos que atravesar obstáculos en la vida, algunos más complejos que otros. Pero eso no significa que tus problemas no importen.
—Es injusto.
—Sí, lo es —repone—. Pero la vida es así. Al menos pudiste disfrutar como una chica normal, con problemas normales. Me alegra que tu vida no haya tenido que ser tan cruel como la de nosotros.
Me quedo en silencio. A mí también me alegra eso, pero no por mí, si no por mis hermanos. No me imagino una vida como la de Jera o Astrid para ellos, tan expuestos al peligro y a la muerte todo el tiempo. Quizás, en parte, es por eso que la idea de que yo ya no esté, me reconforta un poco, ya que si no estoy en sus vidas, ellos no estarán más en peligro.
—Desde mañana... —alargo—. ¿Cuántos días quedan para el ritual?
—...uno.
Yo lo he preguntado, pero la respuesta fue un puñal en mi pecho.
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I. The Calling ©
WerwolfPRIMER LIBRO TRILOGÍA LA PREDICCIÓN DE LA VALA Sinopsis. La única preocupación que Mackenzye Nightshade siempre ha tenido, es su familia. Ella es la hermana mayor. Ella es el pilar de su madre desde que su padre se esfumó en el aire cuando tenía nu...