19
DOS BANDOS
—¿Parezco la clase de chica que tendría un conejo rosa de peluche? —espeto, regresando a mi asiento en el escritorio—. Quizás lo has visto en el cuarto de Meg.
—Mmm... no, estoy seguro que lo vi allí, entre tus almohadas —replica mientras se sigue paseando por cuarto.
Regreso mi atención a los cuadernos o al menos trato de hacerlo. Sin embargo, tener al chico allí me hace difícil el concentrarme. ¿En qué rayos estaba pensando para dejarlo entrar? ¿Y con qué fin? Dios, ni yo me entiendo a veces.
—¿Quién es?
Su pregunta me hace voltear a verlo. Está a mis espaldas, no lo he sentido moverse, silencioso como un gato, casi encima de mí sobre la silla. Señala la foto que está sobre mi escritorio. Mis ojos siguen los suyos hacia aquel objeto y el retorcijón que me da en el estómago me obliga a agarrar el marco y ponerla boca abajo sobre la mesa.
—No es de incumbencia —mascullo. Me giro sobre la silla hacia él. Jera da un paso hacia atrás para poner distancia entre nosotros—. Y deja de hurguetear.
Jera eleva ambas manos.
—Perdona —musita y se sienta en el borde de mi cama—. No quise incomodarte. Honestamente, agradezco que me hayas dejado entrar. Mi trabajo es cuidarte junto a tus hermanos, puedo hacerlo desde afuera, pero es mejor si te tengo los ojos encima.
Ignoro el pequeño cosquilleo que me recorre las piernas cuando lo oigo decir eso. Me levanto del escritorio y tomo asiento junto a él.
—Puedes aprovechar esta instancia para explicarme por qué tienes ese trabajo. Y qué es lo que buscan esos gemelos del demonio de mí —exijo.
Jera suelta un largo suspiro.
—Puedo hacer eso —balbucea—. Sólo promete que no intentarás tirarme por la ventana si algo de lo que te diga te asusta, ¿vale?
Ruedo los ojos.
—Ya estoy grandecita —replico—. Los cuentos de terror no me asustan.
—La diferencia que estos cuentos son reales —dice con voz sombría.
Abro la boca para preguntar pero la cierro cuando escucho toques en mi puerta. Los dos nos quedamos helados.
—¿Mack?
Es Mason. Mierda, mierda, mierda. Miro a Jera con pánico. Le hago una seña para que no haga ruido.
—¿Sí? —respondo intentando que la voz no me tiemble.
—¿Está todo bien? Te escuché gritar.
—Ah, sí, sí. Todo está bien, sólo...
Agarro a Jera del brazo y lo tiro para levantarlo de mi cama. ¿Y dónde mierda lo meto? En el armario no cabe ni una cuarta parte de él...
—¿Qué pasa? ¿Puedo entrar?
¡NO!
—Espera... dame un minuto. Me estoy cambiando —balbuceo.
Le dedico una mirada al chico y luego a mi cama detrás de él, y no lo pienso dos veces. Lo empujo, haciéndolo caer al suelo.
—Métete debajo de la cama —mascullo entre dientes—. ¡Ya, ya!
Él me hace caso con una mueca de diversión implantada en la cara. Cuando estoy segura de que no se ve ni una parte de él, corro hacia la puerta para abrirle a mi hermano. Gracias a los cielos, no se trata de Meghan, porque mi hermana no respeta para nada la privacidad y entra sin siquiera tocar.
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I. The Calling ©
Kurt AdamPRIMER LIBRO TRILOGÍA LA PREDICCIÓN DE LA VALA Sinopsis. La única preocupación que Mackenzye Nightshade siempre ha tenido, es su familia. Ella es la hermana mayor. Ella es el pilar de su madre desde que su padre se esfumó en el aire cuando tenía nu...