29. El poder de Dai

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—Daesuke has visto a Alina? —pregunto Mayra preocupada seguida de Elio.

—No, no soy su niñera —respondió sin siquiera levantar su mirada

—Hace bastante tiempo que no la vemos y nadie parece haberla visto, estamos empezando a preocuparnos —añadió Elio

—¿No estaba con el insecto afeminado bailando?

—Hace tiempo que salieron de la pista y tampoco lo encontramos a él —respondió la chica

—No puede estar a más de cincuenta metros de nosotros —dijo Dai encogiendo los hombros.

El demonio pareció pensar en las posibilidades pero sólo pudo sugerir que Alina se había ido a un lugar más privado con Lorien, cosa que todos desecharon al instante. Incluso él mismo no estaba muy convencido. Emir se les unió a los minutos habiendo recorrido la zona del otro lado de las mesas sin suerte tampoco por lo que decidieron pedirle ayuda a Gair. Mayra no dejaba de decir que tenía un mal presentimiento al respecto, algo que no tranquilizaba a ninguno de los presentes ya que los presentimientos de la iluminada usualmente eran hechos.

Ni Gair ni ninguno de los faerlingas le dio demasiada importancia. "Deben haberse ido a dar un paseo por el bosque", "Mejor dejarlos solos y no interrumpirlos" decían. La falta de cooperación estaba empezando a superar la paciencia de Mayra.

—Por favor, seguro que no hay nada de qué preocuparse. Lorien es el mejor Maestro de todos nosotros y seguro que no le ha ocurrido nada —intentaba apaciguar Gair.

—Alina no se iría sola sin avisar. No conoce nada de esta zona y por precaución nos hubiera dicho si pensaba alejarse —respondió Elio.

—Ella ya es grande como para avisarles sobre todos sus movimientos —dijo Gair insinuando todavía que Lorien y Alina tenían una escapada romántica.

La fugaz mirada que le dirigió Mayra le hizo dar un paso hacia atrás y por un segundo pareció asustado, pero recuperó su compostura al instante y su orgullo se sobrepuso.

—Es claramente ofensivo que la propia iluminada desconfíe de sus aliados, no le pasará nada a la chica mientras esté con Lorien y dentro de los bordes del bosque. Quizás deberían preguntarle al demonio que tienen a su lado como perro faldero pues, si yo no recuerdo mal, es él quien forma parte del enemigo y no nosotros.

—¿Perro faldero? —repitió Daesuke acercándose hacia el faerlinga amenazadoramente— ¿Te atreves a llamarme perro faldero?

—¡¿Cómo no me atrevería?! Eres patético, siguiendo a la iluminada con tus poderes encerrados dentro de un mísero collar. No eres nada, lo único que tienes es fama. ¡Todos vieron que su amiga estaba encandilada y encantada con Lorien! Ya son muchachos bastante grandes como para entender lo que esto significa.

Mayra estuvo a punto de echársele encima a Gair si Elio no la hubiese sujetado por la espalda. De todas maneras, Daesuke se le adelantó y con una forma de moverse parecía hipnotizar a todos los presentes. Caminaba lento, cada movimiento controlado mientras su trenza se balanceaba de un lado al otro como un péndulo. Todos los faerlingas centraron su mirada en la pareja de hombres, nada estaba oculto entre ellos así que el festejo había terminado y todos esperaban expectantes el desenlace. Nada está oculto entre ellos, pensó Mayra como si se hubiesen aclarado varias de sus dudas.

—¡Están mintiendo! ¡Nada puede ocultarse entre ustedes! ¡Saben perfectamente dónde están! ¡Exijo que nos lo digan ahora mismo! —gritó Mayra desenfrenada

—Calma, calma. Estás errada —interrumpió Daesuke tranquilamente—. No saben dónde está y por eso los insectos se han puesto a la defensiva—. No es así pequeña cucaracha.

Maestra del AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora