36. Fuerza

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Déjenme dormir.

Había tanto escándalo que Daesuke no podía descansar, la ilusión lo había dejado agotado y sólo quería que lo dejaran en paz.

Hazlos callar.

No tenía la fuerza como para insultarlos, cuando ellos estuvieran durmiendo los molestaría de igual forma.

Hay gritos, están discutiendo... bueno ya era hora que todo dejase de ser color rosa.

Se sentía incómodo, había algo en esa discusión que le ponía en alerta, aunque realmente no le importaba de lo que estaban hablando.

El niño cara de rata está celoso. Eso es peligroso...

Sí, el niño cara de rata se estaba volviendo peligroso, ya se lo había advertido a la iluminada en la mañana. Tienen que controlarlo antes de que sea tarde, pero ahora era responsabilidad de ellos, él ya había avisado.

Váyanse discutir más lejos por todos los cielos...

Peligro.

Daesuke abrió los ojos, pero estaba desorientado. Algo había pasado, algo que lo puso alerta, la sombra estaba en algún lado pero no lograba enfocar la vista. Alguien temblaba a su lado, el niño encapuchado. Daesuke no se podía mover pero con mucho esfuerzo siguió la punta de la capucha del niño hasta distinguir una pelea de poderes.

Qué demonios...

El niño cara de rata ha caído...

Esta perdido...

La iluminada, en el piso, acurrucaba uno de sus brazos.

Déjenlo ir, no tiene oportunidad.

Alina estaba frente a él y lo miró como buscando apoyo o consejo, o como si simplemente estuviera pensando.

¿Qué quiere? Ya tuve bastante con ella hoy...

La chica se dio media vuelta y empezó a correr hacia el niño cara de rata.

—¡NO! ¡PARA! —se sintió gritar sin saber por qué.

La matará...

Todavía no sabe controlarse...

La chica no entiende...

Daesuke vio como Alina se acercaba y el cara de rata levantaba un cuchillo de punta curva.

No...

La atacó por la espalda justo cuando Alina se volteaba, y la chica se desplomó en el suelo.

Aléjate de ella o te convierto el cerebro en pasta.

Con las últimas fuerzas que le quedaban se levantó decidido e invocó todo su poder en la mente del chico cara de rata, haciéndole ver todo aquello que lo aterrorizaba una y otra y otra vez. El chico gritó despavorido de miedo y salió corriendo intentando alejarse del demonio que se le acercaba. Llegó a Alina cuando ya estaba inconsciente en un charco de sangre y la volteó.

—¡Encapuchado! ¡Ven ya! —gritó, tanto con su voz como con su poder para obligar al aterrorizado niño a moverse.

¿Sobrevivirá?

¿Cómo voy yo a saberlo?

Hikaru trabajaba sin cesar pero poca esperanza se reflejaba en su rostro.

—Necesitamos irnos, no puedo curarla sólo, le ha tocado el hígado. Tenemos que llegar a las Logias.

—Además, Emir traerá nuevos amigos en breve. Vámonos. ¿Puedes cargar a Alina? –preguntó Elio ayudando a Mayra sin demostrar lo que pensaba en su rostro.

Daesuke tomó el inerte cuerpo de Alina en sus brazos.

¿Cuánta fuerza te queda?

Muy poca, pero creo que la suficiente para llegar a las Logias, úsala.


Maestra del AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora