El aire alrededor del grupo se cortaba con cuchillo, y había sido así desde hacía ya unos días. Mayra, Alina, Dai y Elio no se hablaban entre sí, lo estaba resultando en la semana más incómoda desde que Alina llegara a Babia. Hikaru paseaba entre ellos nervioso todos los días, pero huía rápidamente al ver que sus intentos por distender el ambiente eran respondidos con resoplidos o silencio.
Al resto de los enmascarados no pareció importarles o simplemente decidieron obviarlo y, con gran parsimonia y reverencia, los líderes de ambas logias le presentaron a Mayra un pequeño fragmento del velo del primer enmascarado. Mayra, todavía pálida e insegura guardó la tela para dársela luego a Joy vía portal junto con la corteza de los faerlingas.
Lo peor, sin embargo, había sido planear cuáles iban a ser los próximos pasos del grupo. No hablarse no es una buena forma para decidirlo. Alina no tenía ni idea de cuál era el próximo paso, por lo que no tuvo que preocuparse por participar mientras Mayra planteaba fríamente durante la cena sus ideas.
—Los tenemos todos, necesitamos encontrar a Arianne —dijo sin hacer contacto visual con nadie en particular.
—Primero tenemos que saber cómo saldremos de aquí, los demonios nos tienen rodeados, sino logramos salir no creo que podamos encontrarla —respondió con sequedad Elio.
Creo que no es buen momento para preguntar quién es Arianne, pensó Alina. Estaba cansada de preguntar, simplemente seguiría la corriente de ahora en adelante.
Joy se había contactado con ellos la noche anterior y, luego de algunos comentarios respecto a la cara de pocos amigos que tenían todos, les contó que varios demonios supremos dirigían sus tropas a las logias y no pasaría mucho tiempo hasta que atacasen.
—La sombra sabe que intentaremos buscar un Maestro de las formas, ese es el próximo paso —continuó Elio.
—Nadie ha visto a Arianne en los últimos dieciocho años, corremos la ventaja de que seguramente se han olvidado de ella.
—¿Ventaja? ¡Ni siquiera nosotros sabemos dónde está! ¿Qué ventaja es esa?
—¡Que los otros tampoco lo saben! Misael me dijo que Arianne tenía una prima que cada vez que le preguntaban por ella se ponía a la defensiva. Podríamos empezar por ahí.
—Perfecto, ahora es cuando Hikaru nos dice que hay un túnel escondido que se hizo en tiempos del primer enmascarado y lleva a las montañas o algo por el estilo —acotó Dai con sarcasmo pero también con un poco de esperanza.
—Eh... no... no tenemos nada así.
—Bien, primero encontremos una forma de salir de aquí como dijo el niño bonito. Estoy atrapado con ustedes hasta que lo hagan y créanme, no tengo el más mínimo interés de que la sombra me encuentre. Veamos eso primero así puedo finalmente desprenderme de todos ustedes y seguir mi camino.
Alina sintió un pequeño retorcijón en el estómago pero lo ignoró por completo sintiéndose estúpida. Dai siempre quiso dejarlos, desde un principio, y luego de su actitud días atrás estaba claro que no tenía ningún apego.
—¿Y si nos disfrazamos como los enmascarados? No tienen ninguna forma de identificar si somos nosotros u otra persona porque no pueden sacarnos el velo. Nadie se atreve a atacar a un enmascarado porque cualquier tajo que le hagan a la túnica significa muerte —propuso Alina tímidamente.
—Eso no los detiene de matarte a golpes y, créenme, lo harán con cada enmascarado que vean que sale de las logias —repuso Elio.
Silencio. Dai la miraba atento.
—¿Alguna de tus intuiciones Mayra? Serían realmente útiles en este momento —preguntó Elio con sorna
—Sabes que no funciona así, no es un botón.
—Tráiganme un mapa —dijo Dai un poco más fuerte de lo usual—. No pueden hacer nada sin el chico cara de rata.
—¿Para qué? —preguntó Elio.
—Sólo ¡TRAIGANME UN MAPA! No pienso quedarme aquí encerrado por culpa de ustedes.
Hikaru volvió con unos grandes rollos de papel, más grandes que él mismo, y con esfuerzo los tiró encima de la mesa sin antes sacar los restos de la cena manchando varios de ellos. Todos despejaron la mesa en cuestión de segundos mientras Dai desplegaba el primer mapa que pudo agarrar, que descartó tirándolo sobre su hombro al instante.
—¡Un mapa actualizado! –espetó.
El líder de la logia de la razón le alcanzó uno de los grandes rollos y Dai descartó todo el resto de la mesa tirándolos al piso desconsideradamente. Comiendo todavía un trozo de pan y tirando migas sobre el mapa, marcó con unos escarbadientes que había encontrado en la mesa, los puntos donde Joy les había dicho que habían visualizado a los batallones de la sombra. Con otro escarbadientes, marcó las logias.
—¿Dónde se encuentra esta vieja a la que tienen que ir a ver? –preguntó.
Aunque reacia, Mayra se acercó y con otro de los escarbadientes marcó un pequeño pueblo al norte de las logias, cerca de las montañas.
—Me queda de camino, los acompañaré hasta allí. ¿Cuántos enmascarados hay en las logias? Ambas de ellas —preguntó dirigiéndose a los líderes de las logias.
—Doscientos en total –respondió el líder de la logia de la razón.
Silencio.
—¿Cuán dispuestos están a ayudar a su heroína?
—Siempre pueden contar con el poder de las logias mientras no implique el daño a nadie mediante el uso de la maldición –respondió el líder de la logia de la fe entre ferviente y acusador.
—¿Y si significa que ustedes son los que pueden salir lastimados? –presionó Dai.
—Vuelvo a repetir, siempre pueden contar con nosotros mientras no quieran hacer uso de la maldición.
Dai sonrió con una de esas medias sonrisas de niño que planea una travesura y Alina contuvo el aliento.
—Será mejor que traigan a todos los que estén dispuestos a ayudar, cuantos más sean mejor —desvió su mirada a uno de los platos de la cena que se había caído sin que nadie se percatase. Varios alubias se habían desparramado a su alrededor— Y tráiganme alubias, una bolsa de ellas.
Luego, dirigiéndose a Mayra, le dijo.
—Saldremos de aquí mañana.
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Maestra del Alma
FantasyAlina despierta en un mundo diferente al suyo y mientras intenta determinar si está loca o no, se ve sumida en una guerra ancestral liderada por una enigmática chica llamada Mayra. Recorriendo este extraño mundo al que llaman Babia en busca de aliad...