Alina se despidió nuevamente del confort de una mullida cama y baños que no fuesen árboles, luego de únicamente una noche. Aunque se había acostumbrado a travesías a la intemperie, nunca dejaría de echar de menos estar limpia y cómoda, pero por lo menos había aprendido bastantes trucos. Entre ellos, que la simpleza y comodidad le ganan a la moda, que un jabón es un tesoro y lo más importante de todo, cuáles hojas sirven para limpiarse y cuáles no.
Con un suspiro derrotado, se despidió de su habitación por lo que podría ser la última vez y se dirigió al vestíbulo donde parte del resto de la compañía la esperaba.
El ambiente no era muy festivo, como era de esperar, dado que lucha y muerte abundaría en esta última batalla, y los gaeleanos no eran battousanios que se regocijaban ante la guerra. El Príncipe Mental se despidió discretamente de Lauria, mientras Marina hacía escuchar a los cuatro vientos su clara desaprobación de los planes actuales.
—¡¿POR QUÉ HIKARU TIENE QUE IR PERO YO NO PUEDO?! —gritaba en una rabieta incontrolable.
—Porque tú eres todavía muy pequeña –le dijo Lauria aún mirando al Príncipe.
—¡OPAL TIENE SU MISMA EDAD Y TAMPOCO VA! –gritó Marina a todo pulmón frunciendo su seño en un claro capricho infantil.
—Hikaru tiene un entrenamiento en el poder que se necesita en esta batalla –explicó tranquilamente en Príncipe Mental.
—Es verdad Marina, y aún quiero estudiar un poco más sobre mi teoría –intentó aplacar Hikaru.
—¡PREFIERES IRTE A UNA BATALLA QUE JUGAR CONMIGO! –gritó Marina golpeando el piso fuertemente con su pie derecho.
—No. No es eso. Es que –comenzó a explicar Hikaru retrocediendo unos pasos ante la furia de la niña.
—¡MARINA, DEJA LOS CAPRICHOS DE LADO! ¡TENEMOS COSAS MUCHAS COSAS MÁS IMPORTANTES PARA PENSAR QUE LO QUE TU QUIERAS O NO QUIERAS HACER! ¡ES HORA QUE MADURES Y DEJES DE COMPORTARTE COMO UNA BEBÉ! –regañó fuertemente el Príncipe Mental— ¡LA ILUMINADA NECESITA DE HIKARU Y ASI SERÁ!
No era usual que no la consintieran con lo que quería, por lo que Marina pareció por un momento descolocada por el regaño de su padre y comenzó a llorar desconsolada dando patadas al piso. Cuando nadie parecía darle importancia miró a Mayra con odio, algo que Alina nunca había visto a nadie hacer hasta ahora, y se disparó del vestíbulo corriendo. Hikaru corrió atrás de ella y la abrazó con fuerza antes de que la niña alcanzara la puerta, desapareciendo juntos de vista. Alina tuvo que reprimir un momento de ternura al ver a los dos niños tan unidos. Estaba empezando a sentir simpatía por los niños... este mundo sí que la había cambiado, antes de venir aquí no podía estar ni cinco minutos en su compañía sin exasperarse.
Los preparativos fueron mucho más lentos que la última vez, puesto que no sólo era un batallón el que se preparaba, sino todo el ejército. Sólo una porción de él se quedaría para proteger la ciudad dado que consideraban poco probable que la sombra los atacara. O eso esperaban, realmente no tenían ni idea de lo que la sombra podría llegar o no a hacer.
Misael le había contado que a lo largo de la historia, las batallas contra la sombra han sido de lo más originales. Algunas veces la sombra simplemente se escondía y cambiaba de lugar permanentemente para no ser encontrada. En otras, hacía un ataque directo, unas pocas veces iba al frente de su ejército, otras resultaba ser un traidor cercano al Palacio y los agarraba por sorpresa. Mayra decía que en este caso, la sombra estaba muy arrogante por haber ganado la última vez y se quedaría quieta en una de las cavernas del norte, convencida que los aplastaría a todos con un suspiro. Todos esperaban que no fuera así, pero la falta de planes no ayudaba a generar confianza.
Si la primera vez el avance le había parecido lento, ahora era prácticamente paso de tortuga. A las pocas horas estaba aburrida y se moría de la ansiedad moviéndose sin encontrar posición cómoda en su montura. Por lo menos ahora, habiéndose acostumbrado a su travesía en caballo, no se lastimaba los muslos pero eso no había quitado que les comentara de pasada a Joy y a Misael su idea sobre los carros impulsados por vapor de agua o algo similar.
Miró a su lado derecho para encontrar a Joy, por quién Alina estaba empezando a preocuparse. No había indicios de la persona jovial y divertida que había conocido hacía unas semanas y Alina sentía su terror casi tangible. No era como la sensación que había emanado Emir, por lo que sabía que no era un problema de estar siendo consumido por la sombra. Simplemente Joy estaba aterrorizado por algo que sólo unos pocos conocían.
Murdock parecía ser uno de ellos, dado que bajaba cada tanto desde su puesto al frente de la comitiva e intentaba animar a Joy con palabras sencillas y bromas. Una nube parecía despejarse en esos momentos de los ojos de Joy y conseguía mostrar alguna pequeña sonrisa un poco forzada, pero su mirada era de honesto agradecimiento.
—Joy, deja de hundirte en auto miseria y cuéntame qué te pasa. Tenemos un largo camino por delante —preguntó cuando no pudo aguantarse más.
Joy la miró sorprendido haciendo resaltar sus ojeras, aunque aún cuidadosamente con sus ojos delineados con kohl.
—Es cierto que tenemos una Maestra del alma en el grupo ahora –dijo con una pequeña sonrisa casi para sí mismo.
—Sí, y tus sentimientos están casi que sofocándome. Por mi bien sácatelo del pecho y cuéntame que es lo que ocurre —explicó Alina exagerando un poco para disimulando su preocupación.
—Ay flor de loto, no hay mucho para contar, simplemente la guerra no es lo mío. Mi lugar es entre almohadones mullidos de seda, tazas de té y festines con música —dijo restándole importancia.
—El mío también aunque sea difícil de imaginar, ¿sabes lo que más extraño de mi mundo? Internet. Extraño acostarme en mi cama y hacer una maratón de alguna serie en Netflix. Especialmente un día de lluvia —añoró Alina.
—Espera, espera, mi pequeña flor, que me has perdido en la mitad de lo que has dicho y luego no entendí nada. ¿Internet? ¿Eso es lo que usan esas pequeñas ventanas para saber justo lo que estás buscando luego de apretar unos botones? –preguntó emocionado por un momento olvidándose de su tristeza.
—¿Te refieres a los teclados? Porque también podemos usar internet desde los teléfonos o las tablets, y eso no tiene botones —dijo victoriosa.
—¿Qué clase de poder es ese? ¿Han avanzado tanto que han descubierto nuevos tipos? –preguntó Joy verdaderamente intrigado.
—No tenemos poderes, pero tenemos algo que se llama CIENCIA –respondió ella lo más misteriosamente posible.
Tal como esperaba, a los pocos minutos Joy se había olvidado de su propia miseria y, como niño chico con un nuevo juguete, comenzó a agobiarla con preguntas que seguramente había querido hacer desde el momento que la conoció.
Alina aguantó el torrente de preguntas y cuando al rato vio a Murdock cabalgando en su dirección le sonrió disimuladamente. El gran y fornido hombre observó cómo Joy conversaba animadamente con ella y, con un suspiro de alivio, le hizo una leve reverencia de agradecimiento para luego volver a su puesto. Murdock sólo volvió al atardecer cuando el campamento se estaba preparando y discretamente se llevó a un excitado Joy, quien no gastó tiempo y comenzó a contarle todo lo que había aprendido en un torrente de palabras y pequeñas bromas.
Joy estaba mintiendo y Alina lo sabía.
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Maestra del Alma
FantasiAlina despierta en un mundo diferente al suyo y mientras intenta determinar si está loca o no, se ve sumida en una guerra ancestral liderada por una enigmática chica llamada Mayra. Recorriendo este extraño mundo al que llaman Babia en busca de aliad...