Alina consideraba dos posibilidades, o mientras dormía había tenido un derrame cerebral y ahora se encontraba en coma, o estaba atada en un chaleco de fuerza sentada en una habitación acolchonada y babeando. Sí, eso era viable, se había vuelto loca de tanto soñar despierta. Era la única explicación racional, la que le había dado Misael era completamente inverosímil para ser real.
—El mundo donde ahora te encuentras se llama Babia y se supone que fue creado por un poder innato de las personas de tu mundo. Un lugar donde convergen todos los pensamientos, emociones y deseos de cada uno. Un lugar creado por el inconsciente colectivo de las personas de la Tierra —explicó Misael sentado frente a ella en un gran escritorio de madera maciza.
—Ok —respondió Alina no muy convencida mirando hacia la puerta buscando una vía de escape— ¿Y cómo es que estoy aquí en este mundo imaginario?
—Aunque la conexión entre los dos mundos es algo descubierto bastante recientemente, existen registros de personas que han viajado a través de ellos por error. Todavía es un secreto compartido por un selecto grupo de personas y esfuerzos para poder viajar de forma controlada se están llevando acabo. Joy es el encargado de esas pruebas, no lo parece pero es un genio y tiene un poder especial ideal para esta investigación.
—Yo soy una de esas personas que llegó a aquí por error –tanteó Alina desconfiadamente.
—Sí, seguramente has escuchado leyendas sobre lugares o ciudades que personas dicen haber visto para luego desaparecer. Aquí empezamos estudiando estas historias y contactando a personas que decían venir de otros mundos o haberlos visto.
—Si es un mundo hecho de la imaginación de las personas en la tierra, ¿dónde están las naves espaciales y los extraterrestres?
—No sabría responderte, sólo sabemos que hay una conexión entre este mundo y el tuyo y que usualmente acontecimientos o emociones que pasan a gran escala en uno de los mundos, afecta al otro. Hay una teoría que dice que este mundo es uno de muchos más. Incluso el primer Príncipe Mental, que introdujo cómo controlar el poder, se dice que era de otro mundo.
—¿Poderes? ¿Eso es la magia que mostró Elio para lograr que viniese con ellos?
—Algo así, no es exactamente llamado magia sino poder, y existen muchísimas ramas de estudio para lograr manejar algún aspecto de él. Para llegar a dominarlo se necesitan años de estudio pues existen ciertos límites, o más propiamente dicho, reglas. Todo tiene un límite aunque siempre estamos encontrando nuevos poderes y formas más eficientes de invocarlos. Hay pequeñas cosas a veces son instintivas pero su tipo depende de la persona y la afinidad que tenga con el poder.
—Entonces, ¿puede Joy, el experto en viajes entre mundos, llevarme de vuelta a casa? —preguntó aún sin creer una palabra de lo que le decía el anciano y comenzando a aburrirse.
—Alina, no creo que pueda ayudarte –respondió el viejo negando con su cabeza haciendo que su barba ondulara.
—Si llegué a aquí seguramente pueda volver.
—Por qué no descansas un poco hoy y mañana nos volvemos a juntar. Todavía hay mucho más que no sabes.
—Honestamente no me importa, hablaré con Joy para que me saque de aquí —respondió sin preocuparse de ser educada y salió por la puerta sin siquiera decir "adiós".
Aunque sólo había tenido tiempo para explicarle qué era Babia a grandes rasgos, todavía tenía muchas preguntas. Alina había decidido seguir la corriente con lo que estaba sucediendo hasta que despertase de su trance o continuase dentro de su propia locura. No había mucho por hacer, mañana buscaría a Joy y le exigiría que la llevase de vuelta.
Luego de la clase con Misael, una de las mucamas la acompañó a su habitación donde se sentó pensativa durante algunos minutos. No pasó mucho tiempo antes de que sintiese unos tímidos golpes en la gran puerta de madera. Lo único que quería era que la dejaran tranquila mientras evaluaba su situación, consideró ignorar los golpes en la puerta pero decidió finalmente optar por no ser enteramente descortés.
—Adelante —dijo con su voz delatando el fastidio.
Mayra apareció por la puerta, cabizbaja pero radiante, tanto que Alina tuvo que desviar un poco la mirada. La chica parecía un poco incómoda y el silencio reinó por unos minutos en la habitación, hasta que Mayra se atrevió a hablar.
—¿Cómo te encuentras? –preguntó la chica refregando sus manos de forma nerviosa.
—Como Alicia en el País de las Maravillas —dijo simplemente sin disimular su frustración e intentando no mirar a Mayra para no deslumbrarse.
—Es mucho para aceptar, pero prometo que no te estás volviendo loca —respondió con una pequeña sonrisa—. Ten paciencia, es todo muy largo de explicar.
—Estoy agotada y me agota más pensar en respuestas que no tengo.
—Me imaginé. La princesa Lauria estaba organizando un baile en honor a tu llegada pero logré disuadirla para que lo suspendiese. Es una buena mujer pero a veces puede dejarse llevar por la ostentosidad.
—Gracias —respondió Alina sinceramente.
—Nos traerán la cena aquí, no deberías estar sola y dejar que tu mente vuele. Emir y Elio nos acompañarán. —explicó Mayra—. A menos que realmente quieras estar sola —agregó a último momento como temiendo haber cometido una equivocación.
Antes de que pudiera responder, la puerta se abrió sin previo aviso dando paso a Elio y Emir para entrar en la habitación.
—¡¿Cuándo vas a aprender a tocar la puerta, Elio?! —reprochó Mayra.
—Lo mismo le digo yo —consintió Emir mirando fastidiado a Elio que sin un gramo de vergüenza se sentó a los pies de la cama de Alina haciendo caso omiso a los reproches.
—Mucho más rápido de esta forma —fue su única explicación antes de caer de espaldas en el colchón como si estuviese agotado. —¿Y la cena?
—Debería de estar por llegar —dijo Mayra.
Como llamando al destino, alguien tocó la puerta y ante las exclamaciones de Emir y Elio para que pasasen, varias mucamas trajeron un carrito con bandejas y dos mayordomos armaron una mesita ratona con rapidez. En cuestión de segundos todo estaba dispuesto y con reverencias salieron del cuarto. Los dos chicos y Mayra se dispusieron en seguida en torno a la mesa como si fuese su propio comedor, sentados en el piso o tomando sin permiso almohadones de la cama para recostarse en ellos.
Sin proponérselo Alina se encontró realizando lo mismo, no se había dado cuenta del hambre que tenía y las bandejas olían delicioso. Había carne asada con vegetales saltados, puré de patatas, salsas varias para condimentar y tartas rellenas. Los chicos y Mayra, cuya timidez había sido dejada de lado para acapararse las mejores porciones antes que cualquiera de los chicos, se sirvieron en platos de porcelana. Era el caos.
Emir, habiendo notado la vacilación de Alina, le dijo:
—Si no te apuras te quedas sin comida, estos dos compiten en glotonería —sin esperar respuesta comenzó a servirle un poco de todo en el plato.
En sólo breves minutos, habían terminado. La comida estaba deliciosa aunque Alina no había reconocido algunos vegetales y, sorprendiéndose a sí misma, se encontró riendo junto con el resto y conversando sobre temas banales distrayéndose de todo lo que ocupaba su cabeza. Les agradeció para sus adentros, puesto que claramente ese había sido el objetivo de sus tres acompañantes.
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Maestra del Alma
FantasyAlina despierta en un mundo diferente al suyo y mientras intenta determinar si está loca o no, se ve sumida en una guerra ancestral liderada por una enigmática chica llamada Mayra. Recorriendo este extraño mundo al que llaman Babia en busca de aliad...