35. Los celos de Emir

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—¿Qué le sucede? Es raro en el que esté tan callado –preguntó Mayra.

—Me hizo parte de una ilusión, como agradecimiento por haberlo ayudado mientras se encontraba enfermo... o algo así —respondió Alina todavía con la mirada fija en Dai.

—¡¿Y qué hay de mí?! Yo también ayudé –exclamó Hikaru corriendo hacia Dai y sacudiéndolo claramente indignado –¡Yo también quiero una ilusión! —pero lo único que obtuvo fue un empujón y un ronquido como respuesta.

—¿El demonio Dai dio muestras de agradecimiento? Bueno, eso es algo nuevo –comentó Elio con una risa burlona

—Debe haber sido una gran ilusión para quedar en este estado de cansancio... —notó Emir —¿qué te mostró?

—Fue realmente increíble, sumamente real. Primero caminamos sobre el lago. ¡Sobre el Agua! ¡Y luego volamos! Como en los sueños. Pasamos por arriba del campamento y ustedes nos saludaban y nos gritaban hasta el punto que pensé que eran reales.

Alina estaba hablando tan emocionada que no se dio cuenta que todos la miraban boquiabiertos. Especialmente Mayra que intuía algo más en sus excitadas palabras que simple admiración por la ilusión.

—¿No me creen? ¡Les juro que es verdad! —dijo haciendo caso omiso de la mirada de Mayra.

—¿Recorrieron toda la zona por el aire? —preguntó Emir fríamente– ¿Estaba todo igual que ahora pero ustedes volando?

—Sí, vimos toda la zona desde metros de altura.

—Pero seguramente él te guiaba para donde quisieras ir.

—No, no, la que guiaba era yo, él simplemente me acompañaba para que no se acabara la ilusión.

—Es imposible, nadie tiene el poder como para modificar el estado de un entorno abierto tan grande y en tiempo real.

—Bueno, imposible o no, yo sólo les cuento la ilusión que mostró.

—WOOW, la fama del demonio Dai realmente se encuentra fundada, después de todo —rio Elio sorprendido

—Alina, no es que no te creamos, es que ya de por si crear una ilusión en un entorno abierto es realmente muy difícil. En general, los que poseen el poder de la mente sólo pueden modificar un entorno que tenga límites fijos y lo puedan controlar. Modificar toda la zona, y a medida que la ilusión avanzaba. Nunca había escuchado que fuese posible –comenzó a explicar Mayra.

—Ahhhh quiero ver eso, Dai DAI DAI, ¡despierta! Quiero volar e ir a las nubes –continuó Hikaru en su intento fallido por despertarlo.

—Es que nunca se ha escuchado antes porque es imposible, nadie tiene la fuerza del poder necesaria como para realizar esa ilusión. Al menos dos personas se necesitan, sino el esfuerzo mataría —continuó Emir un poco más agresivo mirando fijamente a los ojos de Alina como intentando descifrar alguna mentira oculta.

—¿Cuál es tu problema? ¡Últimamente estás en contra de todo! ¡No lo sabes todo sobre todo Emir!

—¡¿Quién eres tú para decir si se o no se todo?! ¿No hace ni un mes que estás en este mundo y ya crees que sabes más que yo? ¿Que he pasado toda mi vida estudiando sobre el poder e intentando saber más sobre él? ¿Que he practicado todos los días de mi vida? —espetó Emir que parecía erizado de furia

—No creo saber más que tú, pero soy lo suficientemente sabia como para reconocer que no siempre se puede saber todo sobre todo.

—Chicos... —comenzó a interrumpir Mayra un poco nerviosa.

—Tú no eres sabia, eres la persona más inútil de esta compañía. No sabes luchar, no sabes usar el poder, no sabes nada sobre este mundo. No entiendo por qué estás aquí. A veces pienso que Mayra no tiene ni idea qué estamos haciendo –eso fue como un balde de agua fría en el grupo, se hizo un silencio ofendido —Poder del alma o no, eres inútil si no sabes cómo usarlo.

—Emir, cálmate, no hay necesidad de ponerse así –intentó aplacar Elio, claramente molesto, mientras Mayra parecía que se iba a poner a llorar y Hikaru se encogía dentro de su abultada túnica.

—¿Por qué no? Míranos, somos la compañía más inútil de la historia de Babia. Una extraña que recién llegó al mundo, un niño, un enemigo, un chico que no se acuerda ni lo que desayunó y la iluminada que no tiene idea de qué plan seguir y sigue reclutando inútiles.

—El problema no somos nosotros, el problema es que todos aquí hemos crecido en estos días mientras que tu no. Te sientes amenazado. Tú y tu maldita manía por ser siempre mejor que el resto –gritó Elio sin poder contenerse.

—¡Yo soy mejor que ustedes! Ustedes pueden que tengan el poder, pero no lo usan. Lo esconden como si estuvieran avergonzados de él en lugar de usarlo. Esta misión es un fracaso —su cara estaba colorada, y temblaba de rabia y Alina sintió crecer en el de golpe algo realmente desagradable. Como un gusano que se cuela sin que nadie lo vea y luego crece de repente sin control. Era el mismo sentimiento que notó en Dai al conocerlo en el campo de batalla, una mezcla de odio, soberbia e indiferencia por el resto que invade todo el ser. Y entonces entendió, la sombra, esto era lo que carcomía a los hombres desde el interior, el reclutamiento de un nuevo soldado.

No fue la única que lo notó puesto que enseguida Mayra estalló en lágrimas y corrió hacia él suplicándole que se calmara.

—Por favor, Emir. No dejes que te consuma, por favor, cálmate.

Pero Emir simplemente se dio media vuelta y comenzó a caminar hacia el bosque como si nada ni nadie de lo que dejaba atrás le importasen. Como guiado por una cuerda. Mayra lo siguió desesperada y lo abrazó desde la espalda intentando contenerlo. Emir simplemente se mantuvo quieto e indiferente.

—Suéltame.

—No, este no eres tu Emir, la Sombra estaba intentando entrar en ti desde hace varios días, por favor, lucha.

—La sombra no tiene miedo de usar su talento y puede enseñarme aquello que nadie en Babia se atreve.

—¡Basta Emir! Somos tus amigos.

—Y por eso mismo no los estoy atacando ahora, suéltame o tendré que hacerte daño.

—No lo haré.

Sólo fue un instante que le tomó a Emir, con una velocidad impropia en él pero alentado por aquello que lo había invadido, sacar su cuchillo de punta curva y atacar a Mayra dando un giro. Mayra no fue lo suficientemente rápida, logró esquivar el cuchillo pero el movimiento la desequilibró al punto que se desplomó en el suelo cayendo con fuerza sobre su brazo derecho.

La respuesta no se hizo esperar, por supuesto Elio saltó en defensa de Mayra como poseído lanzando ráfagas de viento y fuego a Emir mientras exclamaba insultos y perjurios. Hikaru imploraba desde el lado de Dai que pararan como el niño asustado que era y Dai se removió y se despertó desorientado sin entender lo que estaba ocurriendo. Alina miró a Dai sólo por un segundo y luego miró hacia el lugar donde Emir y Elio luchaban como enemigos natos y Mayra se acurrucaba en el piso llorando mientras acariciaba su brazo inerte.

Todavía hay tiempo, pensó Alina. Todavía la sombra no está impregnada en él, no está unida. Ella podría ayudarlo, de la misma forma que había ayudado a Dai cuando esa extraña presencia intentó poseerlo, estaba segura. Sin pensarlo dos veces se lanzó hacia lucha gritándole Emir que ella sabía cómo ayudarlo, que pararan de pelear. Detrás de ella sintió un grito de advertencia pero lo ignoró y siguió camino hacia la lucha. Hizo a un lado a Elio y luego se propuso a abrazar a Emir para poder entrar en su interior y poder desplazar aquella presencia desagradable para volver a su amigo a la normalidad. Pero se encontró con unos ojos irracionales y despectivos y antes que siquiera pudiese tocarlo vio el cuchillo, e intentó voltearse para huir.

Sintió el dolor en un instante y algo liquido caliente que se esparcía en abundancia por su espalda. Cayó al piso y alcanzó a ver a Emir corriendo hacia el bosque con el cuchillo de punta curva ensangrentado, gritando de pavor antes de que todo a su alrededor se oscureciera.

Maestra del AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora