59. Estrategia

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El golpe de las emociones de los soldados dentro de la mente de Alina hizo que se marearse, pero Dai la sostuvo con firmeza mirando fijamente hacia el ejército enemigo. En la mañana le había pedido que levantase la ilusión de silencio que le había puesto pensando que sería más conveniente sentir las emociones de aquellos alrededor en la batalla. Ahora se arrepentía, pero no permitiría que ninguno de los hermanos gastara fuerzas en ella durante la batalla que se avecinaba.

Dai y Suke intercambiaron una misteriosa mirada y comenzaron a caminar hacia el conjunto de líderes arrastrando a Alina tras ellos.

—Apenas si puedo verlo, pero poco más de la mitad de este ejército es una ilusión –anunció Dai en susurros.

—¿Estás seguro? –preguntó Mayra con efusividad.

—Sólo logro distinguirlo usando todo nuestro poder combinado, pero si, muchos de los soldados de la sombra son ilusiones. Además, parte de ellos son nuevos reclutas, gente común y corriente recientemente vinculada a la sombra. No había tantos cuando yo estaba ahí, no serán buenos luchando —agregó Suke olvidando nuevamente que Mayra se estaba dirigiendo a Dai.

—Es una buena noticia, lo informaremos a los soldados para calmar su ansiedad —anunció Murdock haciendo un amague de dirigirse a las brigadas pero siendo detenido por Joy que no dejaba de agarrar su brazo.

Optó entonces por llamar a uno de los generales de las brigadas y darle órdenes para avisar al resto.

—En silencio, infórmenlo en susurros, no queremos que la sombra sepa que sabemos —solicitó Mayra.

—No hará mucha diferencia, seguramente la sombra tenga espías entre los soldados. Se volverán en contra de sus propios compañeros en la batalla –agregó Dai, pero prefirieron ser cuidadosos de todas maneras.

Alina sintió en los siguientes minutos como la ansiedad y la desesperanza comenzaba a disminuir entre los soldados. Por supuesto que los battousanios seguían con sus ganas de batalla de siempre incluso parecían un poco abatidos por no mostrar su valía frente a un ejército más numerosos, pero al ser en su mayoría gaeleanos era mejor tranquilizarlos.

A su lado, Suke se sentó en el césped en la forma más relajada que podía y cerró sus ojos dándole toda su energía y poder a Dai.

—Las ilusiones están aglomeradas, hay como "agujeros" en el ejército de la sombra. Debe haber trampas allí, puedo distinguir algunas pero no todas. Malditos engendros, sí que han planeado... —dijo señalando ciertos puntos.

—Demonio, necesito la posición exacta de esos agujeros. ¿Qué clase de trampas pueden tener? –preguntó Rashieka acercándose a Dai.

—Acabo de decir que puedo distinguir únicamente algunos, bruto espécimen de mujer. Por más que mi poder supere al de la mayoría de tu patética gente sólo puedo decir algunas de las áreas y aun así no estaría del todo seguro –respondió Dai con sarna.

—Trampas pueden incluir agujeros en el piso, explosivos, la imaginación de la sombra no tiene límites –agregó Suke levantándose del piso.

Rashieka se abalanzó sobre Dai pero fue detenida por las fuertes manos de las tres flores de Battousania que se habían acercado con curiosidad. Lejos habían quedado las relajadas mujeres recostadas en almohadones y frente a ella tres guerreras lucían su armamento en esplendor. Sus caras pintadas y su pelo recogido y adornado las hacía resplandecer en el sol de la mañana.

Mirando hacia Alina, las tres le lanzaron un beso y observaron con reprobación a Rashieka.

—Linda, el demonio está de nuestro lado por ahora, no podemos matar a nuestra mejor fuente de información. Cuando todo esto acabe... vemos.

Maestra del AlmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora