The Walking Dead (Sin editar)

Perdón

-¡Ceci... Stef!

Rubi puso su mano sobre nuestros hombros y nos detuvo antes de que los atacáramos.

-Tienen que tranquilizarse...Tenemos que saber como manejar esta situación. (Rubi añadió)

El Diablo y el Chino seguían caminando hacia nosotros. Poco después llegaron a donde estábamos.

-Mira que tenemos aquí... Estas muchachitas están bonitas.

Su mirada paseaba sobre los cuerpos de Rubi y Ceci.

-Esa es de tenerle cuidado.

El Diablo apunto a Ceci. Rubi cruzo los brazos, noté lo incómoda que aquel hombre la hacía sentir.

-¿No me digas que ella fue la que te dejo así?...

Reía a todo pulmón mientras daba unas cuantas palmadas en la espalda del Diablo.

-Si, ella fue.

El Diablo miraba fijamente a Ceci y ella tampoco le quitaba la mirada de encima. Nos quedamos en silencio.

-Bueno señoritas nosotros tenemos que salir pero volvemos pronto.

El Chino guiño y paso entre nosotros. Poco después el Diablo chocó su hombro contra el mío.

-Cálmate Stef...

Rubi me detuvo antes de que me dejara llevar por mis impulsos. Voltee para tratar de ver donde era que estaba mi padre. El seguía hablando con aquel señor. El Diablo y el Chino subieron a un carro y salieron del lugar.

-¡Grillo... Alyssa! (Dije enfadado)

Los dos saltaron asustados ante mi reacción.

-Les dijimos que tenían que quedarse en casa... ¿En que idioma tenemos que hablarles para que entiendan?...Alyssa, esperaba mejor de ti.

Agachó la cabeza.

-Tienes que dar el ejemplo. No estabas sola, tenías a grillo a tu lado. ¡¿como crees que me siento en estos momentos cuando no se que va pasar?!...dime...¡dime!

-Stef...

-No Rubi... No puedo, ya fue bastante. ¿Qué acaso no ves el peligro en el que estamos?

-Stef las personas están mirándonos (Ceci comentó)

-¿Ustedes que ven?

Les grite a las señoras que anteriormente nos habían observado. Las señoras disgustadas se alejaron ante mi actitud.

-Tenemos que salir de aquí....¡Maldición!

Patee un bote de basura que estaba junto a mi. El ruido hizo que tomará más atención.

-¿Pasa algo? (Mi padre preguntó)

-Pasa... Pasa que ya se que clase de persona son ustedes.

-¿De qué hablas?

Su mirada era confusa. ¿Qué rayos estoy haciendo? Mi actitud se había convertido en algo tan tóxico desde que estaba al lado de mi padre.

-Sólo, olvídalo (respondí)... Nosotros tenemos que irnos.

-¿Pero por que? (Preguntó)

-Porque no podemos estar aquí.

-¿Cuál es la razón?

Una vez más tendría que mentir. No podía decirle todo lo que nosotros sabíamos, eso nos metería en más problemas.

-La razón es... Que nos sentimos incómodos en este lugar.